Ingenieros colombianos, tras replicar el “éxito” del cultivo de coca, van con la amapola en Honduras

Tegucigalpa (Especial Proceso Digital) –De la mano de ingenieros colombianos, las plantaciones de amapola cobran fuerza en Honduras y expertos consultados por Proceso Digital advierten que esa planta, que es esencial para la fabricación de heroína, puede seguir el mismo camino de las extensas áreas sembradas con la hoja de coca.

Además, la siembra de amapola destapa una triste realidad: la evidencia de que el narcotráfico sigue fuertemente presente en Honduras, a pesar de que se han dado golpes duros a parte del mundo criminal vinculado con las drogas.

Por el camino de la coca

Los aseguramientos de arbustos de hoja de coca no cesan en Honduras.

La noticia sobre los primeros hallazgos de la siembra de esa planta en el país no es nueva, de hecho, data de hace una década y a criterio de conocedores en la materia son indicios de que ya se están haciendo los primeros ensayos para traer el opio a Honduras.

El primer cultivo de este tipo data desde finales de abril de 2017, cuando detectives de la Dirección Nacional de Lucha Contra el Narcotráfico (DNLC) del Ministerio Público, hicieron el hallazgo en una zona montañosa de Esquipulas del Norte, departamento de Olancho.

En una entrevista -en mayo de 2017- con Proceso Digital, el fiscal general, Óscar Fernando Chinchilla, afirmó que la calidad de las plantas de coca encontradas en una zona boscosa del departamento de Olancho determinaron su calidad y con ello, la redefinición de las estrategias de la Fiscalía en la lucha contra el narcotráfico.

Este patrón hizo recordar a una fuente antidrogas del país, durante una entrevista a Proceso Digital que en algún momento se creía que en Honduras no se producía el arbusto de hoja de coca por no ser apto al clima, a la altura y al ambiente.

Sin embargo, detalló que los ingenieros de origen colombiano vinieron a implementar tecnología a tal grado que adaptaron clima y altura, y no sólo eso, también adaptaron el tiempo de producción de la planta, con resultados tan destacables que redujeron a seis meses el tiempo de producción.

“En Colombia estaban produciendo las plantas arriba de los seis meses, acá a los seis meses ya tienen la primera producción”, citó el operador de justicia.

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La presencia de estos profesionales de la agronomía es del conocimiento de las autoridades de la Defensa Nacional de Honduras.

En enero pasado, el ministro de Defensa, José Manuel Zelaya exteriorizó que los reportes de inteligencia indican la presencia de colombianos y mexicanos para entrenar a hondureños en la siembra de coca y marihuana.

“No nos cabe duda de que presencia de autores mexicanos y colombianos que vienen a nuestro país a entrenar para así poder sacar estos cultivos y hojas de coca y marihuana”, indicó Zelaya al referirse a la recurrente incautación y destrucción de sembradíos.

Honduras pasó de ser un país de tránsito a un país productor de droga, donde las incautaciones de cultivos de coca y marihuana no cesan

En la actualidad los arbustos de coca están en una etapa muy avanzada, donde según expertos en la materia, ya hay producción de alguna etapa de la propia cocaína clorhidrato.

Y es que, según el entrevistado, estos profesionales de la agronomía, “son ingenieros especializados con mucha tecnología en reformulación química de fertilizantes y eso produjo la fácil adaptación de la hoja de coca en el país”.

Además, advierte que “exactamente lo mismo puede pasar con la amapola”.

Para el experto en temas de narcóticos, la tecnología hoy está muy avanzada y muchos, al menos los criminales no la usan para un trabajo en beneficio de la población, sino que la usan para hacer sus fechorías y “no descartamos que eso pueda suceder en el corto plazo en el caso de la amapola”.

Hallazgos en el norte y occidente del país

Hace una década, en julio de 2014, las autoridades policiales encontraron un sofisticado invernadero e instalaciones propias de un laboratorio de procesamiento de droga en la occidental localidad de La Cumbre, La Iguala, Lempira, a 400 km de la capital, Tegucigalpa, y a mil 600 metros sobre el nivel del mar.

Al final el reporte determinó que la encontrada en el recóndito lugar hasta donde sólo se puede llegar a caballo o en vehículo todo terreno, era de amapola. Un total de mil 800 plantas, además de 800 plantas de cannabis, fueron encontradas en el lugar.

El sembradío fue descubierto por el entonces jefe policial Leandro Osorio. La estructura en sí tenía, 100 metros de largo y 40 metros de ancho, contaba con aire acondicionado, con un generador de gran tamaño, y con un moderno sistema de riego y otros equipos de alta tecnología.

Para la fuente, estos hallazgos de plantaciones de amapola en occidente, específicamente en Gracias, Lempira y en Copán “son indicios fuertes de que ya se están haciendo los primeros ensayos en ese sector occidental del país”.

Al ser puntos fronterizos con Guatemala, país que junto a México y Colombia son los productores de amapola en América Latina, Lempira y Copán se convierten en puntos propicios para que Honduras siga este paso.

Los indicios apuntan a que en el departamento de Cortés también estarían cultivando amapola, según lo informado por la Policía Nacional en a finales de febrero de 2022.

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El portavoz de la Secretaría de Seguridad, comisionado Miguel Martínez Madrid, indicó en esa oportunidad que esta es una acción que ya realizan los carteles de las drogas.

La policía le denomina la “flor maldita” ya que esta planta sirve como materia prima para la producción de la heroína lo que provoca que aumente el mercado ilícito de esta droga.

“Guatemala ya es un viejo productor de amapola, en Honduras, hasta ahora sólo se han encontrado indicios que pueden de parte de las autoridades irse pensando en serio, estableciendo un plan estratégico para neutralizarlos en esta etapa y no esperar la etapa que llegamos con los arbustos de coca”, advirtió la fuente anónima.

La expansión hacía América

Para 2017, el informe Estrategia Internacional de Control de Narcóticos (INCSR por sus iniciales en inglés), registraba la siembra de la planta opioide en el país con menor medida.

El hallazgo de narcolaboratorios en Honduras y Guatemala muestra como la región ha paso de ser puente de tránsito a zona procesadora de drogas. Foto archivo.

Guatemala, sobre todo, y Honduras, en menor medida, reflejaron entonces un acrecentamiento en el tráfico de los precursores químicos utilizados para convertir los opioides de la amapola en heroína, pero también en los usados para convertir la hoja de coca en clorhidrato de cocaína, refiere el informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos.

Esa expansión hacia América se intensificó tras la prohibición en Afganistán de la producción de opio, que cayó un 95 %, y ha dejado a Myanmar como el principal productor.

En Guatemala, la Subdirección General de Análisis e Información Antinarcótica (SGAIA), además de cocaína en 2021, hace tres años se erradicaron más de 21 mil millones de matas de amapola de cuyo bulbo se extrae el opio crudo.

Un mercado de 60 millones de consumidores

El interés en la siembra de la planta que sirve de base para producir heroína no es menor, los reportes del Informe Mundial sobre las Drogas presentado hace unas semanas por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) indican que esta droga tiene un mercado de 60 millones de consumidores.

En conjunto, el consumo de drogas en el mundo aumentó un 20 % en la última década hasta alcanzar los 292 millones de usuarios en 2022 y aunque el consumo de cocaína es el que más crece, los opioides son consumidos por 60 millones de personas, lo que lo deja en tercer lugar, después de la marihuana.

La prohibición de su cultivo disparó los precios del opio a partir de abril, lo que triplicó con creces los ingresos de los agricultores afganos, que ascendieron a 1400 millones de dólares, frente a 425 millones en 2021, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. 

Honduras sigue en la ruta de los narcos

La socióloga Mirna Flores considera que los síntomas de la siembra de amapola es una evidencia de que el narcotráfico todavía sigue fuertemente presente en el país, “a pesar de que se le ha dado algunos golpes duros a algunos carteles, sobre todo con las extradiciones y con los juzgamientos de funcionarios políticos, policías, en Estados Unidos”.

“El problema lo seguimos teniendo y sobre todo en esa ruta del narcotráfico en la zona norte, que es una zona muy importante”, dijo a Proceso Digital.

A través de las extradiciones, Honduras ha dado fuertes golpes al narcotráfico.

Agregó que también estaría mostrando que el narcotráfico sigue viendo a Honduras como un espacio propicio para operar, reduciendo los costos de la materia prima para la producción de cocaína.

En su reciente informe, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) indica que el tráfico de drogas guarda relación con diversas formas de explotación del medio ambiente.

“En Centroamérica, los cárteles de la droga diversifican armoniosamente sus actividades con la tala ilegal, la minería ilegal y el tráfico de fauna y flora silvestres. Concretamente, esas actividades suelen ir acompañadas de diversos delitos convergentes, desde el soborno hasta los delitos violentos”, refiere.

Según investigaciones realizadas en Centroamérica, el tráfico de drogas puede impulsar indirectamente cambios en el uso de la tierra al facilitar la deforestación por medio de prácticas ilícitas de control de capitales y de la tierra, lo que podría generar impactos ambientales mayores que los causados por las acciones directas de las redes de narcotraficantes.

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La analista enfatiza que “siguen marcando a Honduras como un país geográficamente de interés para el narcotráfico y de expansión del narco”, pues las características del país, con mucho espacio territorial que esté fuera del control de la Policía y de las instituciones de seguridad, favorece a ese tipo de actividades.

Por otro lado, Flores dijo que, también está la colusión que ha habido de parte de las instituciones de seguridad con el narcotráfico como lo ha mostrado todo ese proceso de señalamiento de personas y de instituciones en los juicios que se han llevado en Estados Unidos para frenar el narcotráfico. PD

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