México – Con el objetivo de no regresar a sus comunidades en Honduras, decenas de inmigrantes optan por adquirir documentos falsos que los acrediten como mexicanos por si son capturados por autoridades del país azteca.
– La violencia es el principal objetivo por el que los hondureños no quieren regresar a su país.
Los “Polleros” o “Coyotes” como se les conoce a las personas que trafican con personas ofrecen en México a los inmigrantes un acta de nacimiento o una credencial de elector por 300 pesos (438 lempiras).
Así lo indicó a periodistas mexicanos el inmigrante hondureño Jairo Javier Cruz, quien indicó que un “Pollero” en Tierra Blanca, Veracruz, le dijo que un acta de nacimiento falsa, o una credencial de elector mexicana cuestan 300 pesos; incluso se atrevió a ofrecerle más: comprar una nueva identidad, abandonar “La Bestia”, el tren en el que los migrantes transitan de manera clandestina en busca del “sueño americano”, y viajar seguro en autobús hasta Nogales, en la frontera norte de México.
El inmigrante “Catracho” nació el 20 de febrero de 1991 en un pueblo productor de café en los límites de Puerto Cortés, Honduras. Las monedas que ahora mendiga en los cruceros de Apizaco, Tlaxcala, servirán para mitigar su hambre, comprar un documento que le acredite como mexicano y pagar las cuotas de su viaje hacia los Estados Unidos de Norteamérica.
“Parece fácil. Voy a buscar ahorro y ver qué pasa”, comentó Cruz quien espera una oportunidad para cruzar “al otro lado”.
Otro inmigrante de nacionalidad hondureña, quien solo se identificó como Johan, también relató que los “Polleros” le han ofrecido en varias ocasiones documentos falsos que los acreditan como mexicanos.
Jairo y Johan se conocieron arriba del tren que abordaron en Tenosique, Tabasco, con rumbo a Tlaxcala.
Johan llegó hasta Guadalajara en agosto de 2014, donde fue aprehendido por autoridades migratorias; días más tarde lo deportaron a Honduras.
Ahora en un nuevo intento por cumplir su “Sueño Americano” se encuentra en suelo mexicano donde espera reunir el dinero suficiente para poder comprar “sus papeles” como mexicano.
“No quiero deportación. Si me agarran otra vez voy a enseñar mi papel de mexicano (que dice no tener aún), pero no regreso a Honduras”, advirtió Johan.
El inmigrante narró que no dudó en abandonar por segunda ocasión San Pedro Sula el primer día de enero de 2015, a unas horas de haber velado a un tío que asesinaron afuera de su casa, después de la celebración familiar de Año Nuevo.
Miles de inmigrantes hondureños a la espera de una oportunidad para cruzar la frontera de México y EEUU terminan estableciendo sus residencias en suelo azteca donde prácticamente se convierten en mendigos ya que por su estatus no pueden obtener un trabajo formal.
Según autoridades hondureñas de este país anualmente emprenden la ruta migratoria unos 100 mil ciudadanos de los cuales solo el 30 por ciento logra llegar a suelo estadounidense el resto es deportados o que se queda a vivir en México.