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Visita de Brownfield, ¿cambiará en algo el espectro del narcotráfico en Honduras?

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Tegucigalpa – El subsecretario de Estado para asuntos de Antinarcóticos de Estados Unidos, William Brownfield, visitará Honduras el domingo y lunes en el marco de una visita a la región que lo llevará también a Guatemala.
 

La visita de Brownfield ocurre mientras Centroamérica virtualmente se encuentra dividida en cuanto al futuro de la guerra contra las drogas y cuando ya varios gobiernos de la región cuestionan abiertamente a Estados Unidos por su enfoque en la lucha contra los narcotraficantes.

El alto funcionario llega a reforzar la línea estadounidense de que el tráfico de drogas debe combatirse por la vía de la represión, aunque en los últimos años Washington aceptó que debe agregarle un componente social a la misma, ya que la extendida pobreza en Centroamérica permite que los poderosos carteles de la droga tengan suficiente mano de obra para realizar sus actividades.

Asimismo, se espera que Brownfield ratifique la posición de Estados Unidos en cuanto a rechazar que el tráfico de drogas sea despenalizado, tal como propone el mandatario de Guatemala, Otto Pérez.

Washington se opone a toda iniciativa que permita la legalización de la droga y mantiene su tesis que la única opción es el combate frontal a los narcos.

Pero ya Centroamérica comienza a desmarcarse de tal posición, ya que según expertos la lucha fracasó ante la imposibilidad que Washington pueda frenar el consumo de drogas en su inmenso mercado, el más grande del mundo.

Varios especialistas apoyan a Pérez en que la única alternativa queda buscarle una salida legal al problema de las drogas, producción, tráfico y consumo, y ello a la vez contribuiría a reducir los altos niveles de violencia que afectan a la región.

La presidente de Costa Rica, Laura Chinchilla, dijo en la pasada reunión en Tegucigalpa, en el marco de la visita del vicepresidente estadounidense Joe Biden, que ya no es aceptable que “Centroamérica continúe poniendo los muertos”, mientras los demás actores no asumen su responsabilidad.

Y en ese momento se refería a que Estados Unidos no logró reducir el consumo de drogas, lo que sirve como aliciente a los carteles de la droga a seguir enviando cocaína y otro tipo de estupefacientes, ya que logran ganancias millonarias.

De hecho en los mismos Estados Unidos parece haber una resignación del gobierno en cuanto a que no logran reducir el consumo de parte de su población, a tal grado que hay un impulso para cambiar de política y no criminalizar ya el consumo de drogas, sino que impulsar campañas para evitar su uso o bien financiar tratamientos para dejar que la gente continúe siendo adicta.

Aliados

Pero Washington cuenta con aliados en la región centroamericana que se suman a su tesis, siendo uno de los más firmes el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega.

Ortega rechazó toda posibilidad de despenalizar las drogas afirmando que despenalizar la droga sería aceptar que “estamos derrotados” y también equivaldría a “legalizar el crimen”.

El presidente hondureño Porfirio Lobo también se opone a la despenalización y se sumó el salvadoreño Mauricio Funes.

Mientras los gobiernos debaten, Honduras tiene el rotulo puesto por Naciones Unidas como el “país más violento del mundo” fuera de las zonas de guerra

Por ello no fue extraño que los tres no acudieran a Guatemala a la cumbre que se realizó el sábado y que debía tratar el tema de la despenalización, tal como acordaron los seis presidentes del istmo en la pasada reunión de Tegucigalpa.

Igualmente México y Colombia, los otros actores del tema de la lucha contra el narcotráfico, se oponen a la despenalización y no acudieron al encuentro de Guatemala del sábado, a pesar que fueron invitados a la misma.

Y eso que el presidente mexicano Felipe Calderón el año 2011 confrontó a Estados Unidos y le pidió que tomará una decisión: o combatía frontalmente el consumo de drogas, controlaba el tráfico de armas y de dinero hacia México o bien creaba puertos libres en su territorio donde pudiera ingresar la droga sin problemas.

La propuesta de Calderón ocurrió horas después de la masacre ocurrida en un casino en Monterrey que provocó decenas de muertos.


La agenda de Brownfield

Sin embargo Washington ya es cuestionado públicamente por su enfoque, que muchos consideran fracasado
Mientras la región debate sobre qué hacer con el narcotráfico, Brownfield abordará una agenda sin cambiar un ápice el enfoque de Washington.

Firmará un acuerdo con el presidente Lobo y su ministro de Seguridad, Pompeyo Bonilla, del cual se desconoce su contenido, firmará un acuerdo de desembolso de 2.02 millones de dólares, entregará motocicletas para las fuerzas policiales y visitará varios proyectos financiados por Washington.

Pero al final de su visita a Honduras, las cosas habrán cambiado poco, y Honduras, junto a sus vecinos centroamericanos, continuará enfrentando el tráfico de drogas que le ha dejado al país el nada agradable título del “país más violento del mundo, fuera de las zonas de guerra”.

Dicho rótulo fue puesto por una agencia de las Naciones Unidas cuando indicó que el país cuenta con el mayor número de muertos violentos por cada 100,000 habitantes.

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