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Vicepresidente venezolano: «Chavismo sin Chávez no existe»

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Caracas – El vicepresidente venezolano, Elías Jaua, asegura que no existe chavismo sin su líder, Hugo Chávez, y que el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) no se ha planteado la sucesión ni en los momentos en que el cáncer obligó al mandatario a pasar por el quirófano.
 

«No, obviamente que no; chavismo sin Chávez no existe, porque el chavismo es expresión de una identificación de la mayoría del pueblo venezolano con la persona del comandante Hugo Chávez y con las propuestas que él ha hecho para transformar a la sociedad venezolana», indicó el vicepresidente en una entrevista con Efe.

Jaua (Caucagua, 1969) señaló que cuando Chávez enfermó en junio del año pasado de un cáncer, «dentro las filas de la revolución nunca» se plantearon la posibilidad de la sucesión.

«Nosotros estábamos absolutamente confiados con la información científica que teníamos y la fe en Dios de que todo iba a salir bien como está saliendo», agregó, al asegurar que «gracias a Dios» hay Chávez para rato.

Dijo que las primarias en que la oposición elegirá el próximo 12 de febrero al contendiente de Chávez para las elecciones de octubre están siendo «frías». «Tratan de calentarlas, pero están muy frías», añadió.

Sin embargo, cuando se le pregunta más en profundidad, responde: «En verdad, nosotros no queremos, el presidente lo habló claramente, generar ningún comentario; que ellos realicen sus primarias en paz y que vayan a votar los que ellos puedan convocar».

«Sea cual sea el resultado de esa elección, con alta, con baja participación, si las hacen o si no las hacen, nosotros, al candidato que sea escogido allí, lo vamos a derrotar», dice y agrega: «Aunque suene prepotente la estatura del liderazgo del presidente Chávez tanto nacional como internacional no merece los opositores que tiene».

Próximo a dejar el cargo para aspirar a la gobernación de Miranda, que abarca parte de Caracas, Jaua cuenta entre sus logros el haber acompañado a Chávez «en una audaz y correcta política de repolarización de las fuerzas patrióticas venezolanas».

En el debe pone el no haber sido capaz de «hacer un sistema de control de gestión para evaluar las metas de cumplimiento de las políticas públicas» del Gobierno.

«Tenemos la fuerza para empujar, para desarrollar, pero no para fiscalizar», admite, al asegurar que en 1999 recibieron un «Estado de taquilla» que servía «para dar permisos y más nada».

Indicó que «la lucha contra la corrupción es una batalla día a día» para el Gobierno, pero que los problemas que han detectado en los programas del Ejecutivo obedecen «fundamentalmente» a bajos niveles de ejecución.

Defiende la Ley de Precios, una norma con la que se pretende establecer precios para todos los productos en un país con una inflación del 27 %, como la herramienta adecuada para regular «la estructura de costos en Venezuela, que es una especie de caja negra».

Afirma que los productores les han señalado problemas como el del «financiamiento de la banca privada y, obviamente, la estructura de costos y precios» por el «elemento especulativo» para dar respuesta a los problemas de producción.

En un país con grandes desequilibrios en su aparato productivo, afirma que el Gobierno está buscando un sistema para hacer uso de la cartera agrícola de la banca privada, algo que es un asunto «mucho más complejo».

«Estamos buscando instrumentos que permitan que a través del Ejecutivo nacional, como se está haciendo en la gran misión vivienda (…) pueda, el Gobierno, ser el ejecutor de esa cartera agrícola obviamente con garantías para la banca privada del retorno de esos recursos», dijo, en alusión al programa para la construcción de 2 millones de casas hasta 2017.

Preguntado por los 560 muertos que, según un organismo no gubernamental, hubo en las cárceles venezolanas en 2011, respondió que esas personas «no fueron asesinadas por el Estado como ocurre en muchos otros países del mundo».

Afirmó que «la crisis carcelaria es el producto del ejercicio de la autoridad democrática, que no es matar a delincuentes en la calle sino capturarlos y ponerlos a la orden de la Justicia» y recordó que hace 13 años había 20.000 privados de libertad frente a los casi 50.000 actuales.

«No teníamos la infraestructura para poder efectivamente sostener esa carga de privados de libertad», apuntó al recordar que en muchos casos los delincuentes han cometido delitos que no requieren cárcel.

Jaua confirmó que la tasa de asesinatos en 2011 «se mantuvo» en 48 muertos por cada 100.000 personas, pero puntualizó que «los delitos en Venezuela contra la propiedad han disminuido» y que «un alto porcentaje, cercano al 60 %, de los homicidios tiene que ver con violencia intragrupo entre bandas».

No obstante, reconoce que en el tema de la seguridad se conjugan problemas como la necesidad de una reforma judicial, encontrar una Policía idónea y resolver los problemas derivados de la multiplicidad de cuerpos policiales en el país.
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