spot_img

Universidad de Guatemala señala a EE.UU. por falta de ética en pruebas médicas

Por:

Compartir esta noticia:

Guatemala – Expertos de la Coordinadora de Bioética de la Universidad de San Carlos de Guatemala señalaron en las últimas horas a Estados Unidos por la falta de ética en los experimentos de sífilis que realizó el Instituto Nacional de Salud en el país centroamericano entre 1946 y 1948.

Los psicólogos y docentes Érick Fernando Ramírez y Marco Antonio García analizaron las investigaciones que los médicos John Friend Mahoney y John Charles Cutler realizaron en Guatemala, en las que inocularon con sífilis a miembros del Ejército, reos, niños, pacientes con afecciones mentales y personas con discapacidad.

«En Guatemala no existió un consentimiento informado de los pacientes infectados, no se aportó información a las autoridades, ningún paciente se vinculó con la investigación, que se debió a la negligencia médica de Mahoney y Cutler y de médicos locales que se prestaron a los experimentos con miles de personas», recordó García.

Las pruebas médicas con guatemaltecos fueron llevadas a cabo durante la administración de Harry S. Truman (1945-1953) con el objetivo de averiguar si la penicilina podría ser usada para prevenir enfermedades de transmisión sexual.

Los experimentos, que nunca fueron publicados, se conocieron en 2010 después de que la profesora de la Universidad de Wellesley Susan Reverby se topara con ellos por casualidad mientras buscaba documentación para otra investigación.

Pese a que cuando comenzó la experimentación en humanos en Guatemala ya existía el Código de Nuremberg, que se enfocaba en regular y prevenir la investigación médica luego de la II Guerra Mundial y el Holocausto, no fue impedimento para que Mahoney y Cutler llevaran a cabo un plan «en absoluto secreto», expuso García.

Según el epidemiólogo José Santos García, invitado al auditorio de la Facultad de Química y Farmacia de la Universidad de San Carlos, se trató de «una atrocidad» en la que Guatemala no ha logrado «concluir» que la participación del Gobierno de Estados Unidos en los experimentos «fue contundente».

Al contrario, pareciera, dijo, que se tratara de una iniciativa del Instituto Nacional de Salud norteamericano y no un proceso de Estado en la administración Truman, por lo que pidió que se «realice una investigación profunda y sin ataduras que lo determine».

El epidemiólogo, que también fue investigador de la misma casa de estudios y que ha revisado el caso de los experimentos con dedicación, aseguró que las pruebas médicas «ni siquiera aportaron en el uso de la Penicilina, pues su viabilidad se sabía desde una década antes», por lo que calificó de «inútil» este experimento con guatemaltecos.

García citó un fragmento de una carta de Mahoney a Cutler en el contexto de la investigación médica en la que el primero le decía al segundo que con el «carácter relativamente fijo» de los guatemaltecos, así como la «actitud altamente cooperativa de los funcionarios tanto civiles como militares, se ha establecido un laboratorio experimental en la ciudad de Guatemala».

Unos 842 prisioneros fueron diagnosticados con enfermedades de transmisión sexual como sífilis, gonorrea y chancroide, además de 624 pacientes psiquiátricos y 51 enfermos con lepra.

A un total de 1.348 niños se les realizaron pruebas serológicas (estudios de sueros biológicos), en los experimentos desarrollados entre 1946 y 1948 y cuyos estudios concluyeron hasta 1953.

spot_img
spot_img

Lo + Nuevo

spot_img
spot_img
spot_img
spot_imgspot_img