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Toncontín

Daniel Meza Palma

La premisa de una propuesta inicial sobre Toncontín es que continúe siendo un aeropuerto de vuelos nacionales tal cual empezó hace 100 años. Pasaron 13 años para que el primer vuelo internacional aterrizara en el aeropuerto en 1934. Toncontín, también podría acoger vuelos regionales centroamericanos de aeronaves pequeñas y medianas sumándose a la propuesta de los presidentes Bukele y Giammattei para El Salvador y Guatemala, en enero de 2020. 

Además de aduana multimodal y terminal de carga, una vez elaborados los estudios de factibilidad pertinentes, puede convertirse en un centro de vuelos nacionales (HUB) de personas y carga desde luego con un incremento sustancial de pasajeros locales y turistas adicionales a las rutas existentes y para aquellas que demuestren ser rentables.

Honduras cuenta con 25 aeródromos distribuidos en los 18 departamentos ubicados así: Dos departamentos cuentan con 3; tres departamentos con 2; y el resto de los departamentos con un aeródromo. Las pistas disponen en promedio de 891 m. con un mínimo de 640m.  y un máximo de 2400 m. de largo. En cuanto a su ancho el promedio es de 17.4 m. con un mínimo de 7m. y un máximo de 45 m. 

Ocho aeródromos cuentan con asfalto o concreto asfáltico y el resto son de tierra, grama, grava, arcilla o la combinación de tal condición o materiales. 

La clave de la sostenibilidad de Toncontin como aeropuerto de vuelos nacionales estará en el volumen de pasajeros y carga proveniente de/hacia los aeródromos que harían posible la operación financiera del aeropuerto. Para ello se necesitarán estudios de demanda para las ciudades donde se encuentran ubicados. Es probable que los precios de pasajes y kilos de mercancía, las distancias, así como la frecuencia de los itinerarios serán cruciales para motivar a la población y a las empresas para hacer uso del modo de transporte aéreo versus el terrestre teniendo en cuenta las economías de tiempo y el menor riesgo en el desplazamiento aéreo.

Una vez dimensionada la demanda potencial, tomando en cuenta las rutas nacionales existentes, el siguiente paso será determinar los niveles de inversión que requerirán los aeródromos y sus terminales para hacerlos operables, atractivos y viables con una actividad cotidiana de vuelos.

Luego habrá que determinar quién se hará cargo de la operación de Toncontín con su renovada actividad basada en tráfico aéreo nacional. Esta responsabilidad podrá recaer en una Asociación Público-Privada, en la que participen entes gubernamentales y actores privados interesados. Es deseable, que en la nueva dimensión local de la categoría del aeropuerto Toncontín, la Alcaldía de Tegucigalpa asuma un rol protagónico en el proyecto.

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