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Tensión en Asamblea de Venezuela tras regreso de la oposición

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Caracas .- El regreso de la oposición a la Asamblea Nacional tras una ausencia de cinco años devolvió la tensión y la crispación verbal al Parlamento en el estreno hoy de una legislatura que durará hasta 2015 y en la que el chavismo conserva la mayoría absoluta.
 

Los 98 diputados del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) del presidente, Hugo Chávez, y los 67 de la oposición dejaron claro hoy que, más allá de que los números sean favorables al oficialismo, al Parlamento le esperan cinco años de dura pelea verbal.

La paz en que ambos grupos llegaron hoy al Palacio Legislativo arropados por varios cientos de simpatizantes, por caminos distintos y sin que se produjeron incidentes, dio paso en el hemiciclo unicameral a una violenta serie de descalificaciones con acusaciones de «asesinos» y «corruptos» entre los diputados.

Sin esperar a que se nombrara «por evidente mayoría» al ex guerrillero Fernando Soto, del PSUV, como presidente del Parlamento en una votación a mano alzada, la oposición recriminó con dureza que no se permitiera asumir hoy sus escaños a los opositores Biaggio Pilieri y José Sánchez «Mazuco».

Ambos legisladores electos afrontan procesos judiciales por supuesta corrupción y homicidio, respectivamente, y fueron representados por sus suplentes.

Soto, ex guerrillero de 77 años, nombró una comisión que tiene un plazo de 30 días para que la Asamblea tome una decisión sobre estos dos legisladores y el también electo Hernán Alemán, quien tampoco estuvo presente en la sesión y fue sustituido por su suplente sin que se dieran detalles sobre su caso.

El nuevo presidente parlamentario nombró la comisión tras recibir «una comunicación urgente» del Tribunal Supremo de Justicia para que el Legislativo tomara «las previsiones que estime conveniente y realice lo conducente a los efectos de garantizar la continuación de los procesos penales en curso» contra esos tres diputados.

En el inicio de la sesión de asunción de los diputados, la presidente saliente de la Asamblea, Cilia Flores, jefa de la bancada oficialista, recordó a la oposición que vuelve a la Asamblea con una relación de fuerzas peor que la dejaron en 2006, cuando el chavismo sólo tenía una ventaja de 86 a 79.

«Aquí son mayoría con 98, pero no en la calle, no en el voto de los venezolanos», replicó el opositor Alfonso Marquina.

Con carteles que mostraban el porcentaje «52%» en alusión a los votos supuestamente obtenidos por la oposición en los comicios de septiembre, Marquina señaló que en esas elecciones el oficialismo obtuvo 4,9 millones de votos frente a más de 5 millones de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que agrupa a fuerzas contrarias al Gobierno.

El Gobierno asegura que el PSUV ganó con 5,4 millones de votos frente a 5,3 de la MUD.

El debate tocó el pico de tensión cuando Marquina exigió a Soto abogar por los dos diputados electos, privados de libertad.

Entre gritos de «asesinos, asesinos» provenientes de la bancada del PSUV, el diputado oficialista Earle Herrera afirmó que el legislador opositor no tenía autoridad para exigir nada al nuevo presidente de la Asamblea.

«Al igual que cualquiera que no combatiera a un sistema (gobiernos anteriores a Chávez) que dejó 3.000 muertos», continuó, al recordar que Soto tiene un hermano desaparecido, que «quizás fue lanzado de un helicóptero en los años 60», dijo.

«Garantizamos a ustedes, al pueblo de Venezuela que ese retrato de Simón Bolívar que está allí, nunca lo van a quitar de allí», agregó.

Tras la sesión, una multitudinaria concentración de simpatizantes del presidente Chávez llenó las calles anexas al Parlamento para celebrar la instalación de la Asamblea y acompañar a los representantes del oficialismo.

Soto aprovechó para indicar a periodistas que una vez más quedó demostrado que «la oposición no tiene propuesta alternativa frente al proyecto bolivariano» y dijo que sólo obedecen a los propósitos de Estados Unidos.

Por otra parte, la diputada opositora Pastora Medina subrayó la importancia de que la oposición pueda «llevar una sola agenda», así como tomar la calle y trabajar con «mucha humildad».

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