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Sobreviviendo al enemigo

Por: Thelma Mejía

Tegucigalpa.–  Un año ha pasado desde que Honduras entró a mirar la lucha anticorrupción con otros ojos bajo la creación de un circuito integrado anticorrupción compuesto por tribunales con competencia nacional en materia de corrupción y la unidad fiscal especial para el combate de la impunidad de la corrupción, bajo el acompañamiento y asesoría de la MACCIH.

Ha sido un año tremendo, un año de sobrevivencia frente al enemigo.

La creación de los llamados juzgados anticorrupción no fue sencilla. El entonces vocero de la MACCIH, Juan Jiménez Mayor, salió al paso al poder judicial cuando éste aceleraba todo para conformarlos antes de que se instalara la Misión. El proceso de selección contempló no solo pruebas de confianza, entrevistas y conocimientos por parte de los asistentes. La escogencia tuvo muchos procedimientos de rigor.

Luego el proceso de selección de lo que es hoy la Ufecic también tomó su tiempo. Pero ambas instancias, en poco lapso, han empezado a dar sus sustos a los presuntos corruptos con los casos Red de Diputados, Caja chica de la dama y Pandora, los tres hechos que mantienen en alerta a las elites de impunidad en este país acostumbradas a arreglar las cosas bajo la mesa.

De esos tres casos, dos fueron turnados a un tribunal natural ad hoc conformado por magistrados de la corte de justicia. En uno de ellos, la Red de Diputados, la juez natural esperó que del congreso saliera una cuestionada reforma para archivar el caso y permitir a los implicados en la Red andar con libertad pregonando una inocencia que ha sido cuestionada por la sociedad hondureña. Con esa decisión sobre la Red de Diputados, la jueza natural cerraba el camino a que esa investigación en vez de cinco parlamentarios llegara a más de sesenta.

El otro caso, Pandora, también está siendo conocido por un tribunal natural y ahora está bajo la instancia de una Corte de Apelaciones ad hoc, conformada también por magistrados de la suprema corte de justicia que tiene ante sí el desafío de indicar si los “pandoros” van a juicio oral y público, si cometieron el delito de lavado de dinero, recalificado por la jueza natural por el de encubrimiento, o si son inocentes y les otorga la libertad.

Los implicados en Pandora, por ahora van una vez a la semana a firmar un libro en los tribunales que les otorga la libertad condicionada, ya no usan las gafas oscuras ni las gorras como al principio, ahora son mas locuaces en los medios, opinan del país, de la transparencia, de su inocencia y hasta de sus aspiraciones, convencidos quizá que los 12 millones de dólares de Pandora quedaron en la imaginación de los fiscales, y por ende, se equivocaron al procesarlos.

En tanto, un tribunal anticorrupción que conoce el caso Caja chica de la dama, tiene a los implicados en el hecho privados de su libertad, irán a juicio oral y público y han resistido las presiones para que actúen como los hacen los jueces naturales del poder judicial.  Otros hechos de presunta corrupción son también conocidos por estos tribunales que forman parte del circuito integrado contra la corrupción que contribuyó a establecer la MACCIH.

Un circuito que sigue sobreviviendo frente al enemigo porque éste no se ha quedado de brazos cruzados ante los casos que se arrancan a la impunidad. Crea leyes, reforma otras, interpone recursos, retarda procesos y sigue conspirando alentado bajo banderas equivocadas de soberanía. Es la lucha del bien contra el mal, como aseguran algunos personajes de la política criolla.

Solo que ésta lucha está enfrentando fuertes distractores, muchos de ellos orientados a desprestigiar todo lo que huela a lucha anticorrupción. Ha sido un año duro para los juzgados anticorrupción y la Ufecic, protagonistas directos de ese circuito anticorrupción que la sociedad y la MACCIH misma deben blindar y proteger. Son la espada de un proceso que encierra esperanzas en un país secuestrado por los impunes. Deben sobrevivir ante el  enemigo.

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