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Secretario de Vivienda de Trump gastó 30.000 dólares en decorar su oficina

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Washington- El Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de Estados Unidos gastó más de 31.000 dólares en la redecoración de la oficina de Ben Carson, su titular, según informaron hoy medios locales.

A finales de 2017, el departamento que dirige Carson registró un desembolso de 31.561 dólares con motivo de la compra de un nuevo juego de comedor en un momento en el que la Casa Blanca planteaba recortes en este área para los más pobres, según los medios locales.

Una mesa personalizada, sillas y un mueble para almacenamiento son los elementos que sumaban la cuantía de la compra.

Ésta se produjo un mes después de que una miembro de la organización del departamento se quejara por escrito de que la mujer del secretario, Candy Carson, les estaba presionando para encontrar dinero para la redecoración, aunque supusiera burlar la ley.

Según recordaron entonces desde su equipo, un gasto superior a los 5.000 dólares destinados a «amueblar o redecorar la oficina del jefe de un departamento» requiere de la aprobación del Congreso de EE.UU., algo que no tramitó en este caso.

Los reclamos habrían comenzado en enero de 2017, cuando Donald Trump tomó posesión como presidente y Ben Carson aún no había sido confirmado como máximo responsable de vivienda y urbanismo.

Entonces, la secretaria interina del departamento, Craig Clemmensen, le transmitió la petición a Helen Foster, miembro de organización, quien le informó de la limitación de 5.000 dólares.

«Con 5.000 dólares no se puede ni comprar una silla decente», replicó entonces Clemmensen, según recogió Foster en su protesta, que fue publicada por el diario británico The Guardian.

Foster rechazó someterse a la presión y envió el texto a los responsables de Vivienda; más tarde, fue trasladada de su puesto como jefa de administración de oficina del departamento a jefa de la unidad de peticiones de libertad de información, lo que fue visto por ella como un acto de venganza.

En declaraciones recogidas por The New York Times, Raffi Williams, un portavoz del departamento, argumentó que si no habían pedido el permiso fue porque el desembolso correspondía a una «necesidad para todo el edificio» y no era exclusivamente para su sala, a pesar de que la mesa se encuentra en ella.

El nuevo mobiliario sustituirá al que se encontraba en el comedor previamente, que tiene alrededor de medio siglo de antigüedad. 

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