Tegucigalpa – El fantasma del suicidio de dignatarios en el continente americano ha resurgido en los últimos días en un escenario drenado por males como la corrupción, el crimen organizado y la inequidad, un compuesto letal que mantiene en vilo e incertidumbre a gobernantes y gobernados.
El contexto que desemboca en inseguridad y exclusión provoca que no sean pocos que opten por la llamada “puerta falsa” al suicidarse.
El suicido del dos veces presidente de Perú, Alan García, en Lima, conmocionó a la opinión pública.
Alan García, carismático, irreverente, emocional y líder de su grupo político, decidió darse un balazo en la cabeza para evitar ser capturado tras reiteradas denuncias de corrupción.
Como él, los suicidas en las Américas son muchos y la cifra crece día a día. En Honduras, por ejemplo, los suicidios ya son más de uno cada día y la tendencia afecta especialmente a los jóvenes. La situación es semejante en el resto de los países del continente.
Hace apenas un par de días, un funcionario de un programa preventivo contra la violencia dijo a periodistas en Tegucigalpa, que, en un estudio efectuado en siete institutos de educación media en los departamentos de Francisco Morazán y Olancho, encontraron que al menos dos centenares de jóvenes habían tenido pensamientos suicidas.
La historia
En general, los suicidios han sido tema reiterado en esta región del planeta.
Pero desde tiempos bíblicos los suicidios han estado presentes en la historia de la humanidad ya sea en casos como el de Sansón o el rey Saúl en las viejas escrituras o más claramente en el Nuevo Testamento en el que es relevante la historia del suicidio de Judas, el traidor discípulo de Jesús de Nazareth, quien, tras tirar las piezas de plata en el templo, salió y se ahorcó.
Los griegos y romanos tienen en el suicido un tema presente y de estudio filosófico continuo. Tanto Sócrates, quien murió tras tomar la cicuta, veneno letal, al ser condenado y cumplir con serenidad su pena en el año 399 a.c, como su discípulo Platón, quien escribió reiterantemente sobre el suicidio.
Justo en la carta LXXVII a Lucilio, Platón escribe “Como una representación teatral, así la vida no importa cuánto dura sino cuán bien ha sido representada. No viene al caso en qué lugar acabas, déjala en el lugar cualquiera que quieras; dale tan sólo un buen final”.
Representación de la muerte de Socrátes por el pintor francés Jacques-Louis
En general humanistas, sociólogos, filósofos e idéalos han escrito y estudiado el suicido y todas sus aristas y dimensiones en las que surgen afirmaciones como que el suicidio es decisión de cobardes y/o de valientes; es una expresión humana enorme o un derecho supremo al libre albedrio. Las teorías son infinitas y todas tienen sus puntos clave.
En las Américas los suicidios de dignatarios han marcado la historia en varios países a lo largo del tiempo:
Perú
(2019) El 17 de abril, expresidente peruano Alan García se disparó en su residencia cuando iba a ser capturado en atención a una orden judicial, por presunta corrupción vinculada a la gigante de la construcción Odebrecht.
(1891) Gustavo Jiménez, presidió la Junta Transitoria del Perú, tras encabezar la lucha contra la administración de Luis Miguel Sánchez hasta derrocarlo en Arequipa. Su efímera presidencia duró seis días, cuando le capturaron los leales a Sánchez y él determinó, entonces, quitarse la vida para evitar la cárcel.
Honduras
(2003) El expresidente Carlos Roberto Reina murió en agosto del 2003, gobernó el país entre 1994 y 1998, su muerte se produjo por un balazo en la cabeza, a los 77 años en su casa de habitación en Tegucigalpa.
Cuba
(1983) Osvaldo Dorticós Torrado se suicidó de un balazo, cerca de una década después de concluir su mandato. Cometió su muerte en su casa, a los 64 años. Fue presidente de Cuba de 1959 – 1975, en pleno apogeo de la revolución. Sufría de un mal en su columna vertebral y resentía la falta de su esposa quien falleció antes que él. Lo sucedió en el cargo Fidel Castro.
República Dominicana
(1982) Antonio Guzmán Fernández, querido por los dominicanos se suicidó cuando apenas le faltaban 43 días de gobierno. Sobre su muerte la versión oficial dice que murió accidentalmente, la prensa de entonces habla de que se hacia una investigación por presunta corrupción.
Chile
(1973) Las versiones de un suicidio siguen siendo nebulosas, la muerte del expresidente, Salvador Allende, durante el golpe de Estado, liderado por el general Augusto Pinochet, fue el segundo suicido de un gobernante chileno. Las investigaciones al respecto aún se mantienen.
(1891) José Manuel Balmaceda, el exgobernante chileno que a los 53 años se auto aniquiló tras perder la guerra civil chilena. La historia recoge que el último día de su presidencia, se atavió con un traje negro y se acostó en su lecho para suicidarse con su escopeta. Legó un testamento político en el que intentó explicar sus posiciones frente al Legislativo de su nación.
Brasil
(1954) Era 24 de agosto y tras gobernar 19 años, cuando el dos veces mandatario de Brasil, Getulio Vargas, se quitó la vida de un disparo en su domicilio en Río de Janeiro. Considerado uno de los más influyentes políticos de Brasil, fue presa del agobio de la crisis social y política que atravesaba su país, entonces decidió matarse de un balazo en el corazón, justificó que había un intento de derrocarlo.
