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Robótica colaborativa, un versátil compañero de trabajo

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Robots que colaboran con los trabajadores durante la producción industrial, exoesqueletos para volver a caminar o inteligencia visual para detectar hasta el más mínimo fallo en una pieza conviven en los pasillos de Global Robot Expo.

Robots que colaboran con los trabajadores durante la producción industrial, exoesqueletos para volver a caminar o inteligencia visual para detectar hasta el más mínimo fallo en una pieza conviven en los pasillos de Global Robot Expo.

Una feria internacional de tecnología e innovación que hoy y mañana reúne en Madrid a empresas del sector y en la que se celebra además el primer congreso europeo de robótica colaborativa.

La robótica es mucho más que androides -aunque también haya alguno aquí- y en Global Robot Expo (GR-EX) tiene cabida la innovación aeroespacial, la industria logística, la inteligencia artificial y los robots colaborativos.

Así, por los pasillos se ven, sobre todo, vehículos AGV -una especie de pequeñas plataformas autónomas que se afanan en llevar cosas mientras esquivan a los congresistas-, drones o impresoras 3D, pero sobre todo brazos robóticos.

Los “cobots”

Y es que en el GR-EX tiene también cabida la robótica colaborativa, los llamados “cobots”, brazos robóticos con diferentes aplicacionesen el extremo (una pinza, una ventosa, un sensor o una cámara) que les permite acometer las más variadas tareas en una industria.

Para un observador poco experto, estos brazos robóticos se diferencian poco de los que desde hace años operan en cadenas de producción, pero el director de marketing de GR-EX, Patrick Cyrus, desmiente esta falsa idea.

Begoña Gerbolés camina con un
exoesqueleto bajo la supervisión
de su fisioterapetuta. EFE.

El concepto de robótica colaborativa surgió hace unos diez años y se fundamenta, sobre todo, en la facilidad de uso y en que se puede trabajar junto a ellos sin peligro. “Pueden parecer las misma pinzas, pero es mucho más fácil interactuar con ellos”, explica.

En España la mayor parte de su tejido empresarial está formado por pymes que todavía no saben que pueden usar “cobots” para un gran número de tareas.

El futuro de las pymes industriales -señala Cyrus- pasa “sin lugar a dudas” por los “cobots”, una robótica “mucho más cercana de lo que nos creemos. No hace falta ser ingeniero para programar estos robots” especializados en movimientos repetitivos.

“Se trata de que el factor humano pase a ser la inteligencia del trabajo y el robot la fuerza bruta”, resume Cyrus.

Empresas presentan en la feria sus “cobots”, que apoyados en una mesa son capaces de coger y trasladar objetos, apilar cajas, clasificar pequeños objetos.

Y otras compañías, como Robotmaster, les ofrecen soluciones para reducir el tiempo de programación robótica para tareas de precisión, como realizar un troquelado sobre un metal, según su gerente de ventas, Javier Llorens.

Visión artificial

“Cobots” que trabajan sin descanso, pero también tecnologías preparadas para detectar posibles fallos de producción, como hace la firma CIN Systems con el uso de la visión artificial.

Una tecnología que, como detalla su director general, Txema Gallego, digitaliza en tres dimensiones cualquier componente para detectar hasta el más mínimo defecto.

Mientras un gran brazo robótico escanea y analiza una y otra vez una puerta de automóvil, Gallego indica que esta técnica se usa para componentes que “no pueden fallar”, por ejemplo en la industria de la automoción o la aeronáutica.

Por uno de los pasillos se acerca Begoña Gerbolés, camina con dos muletas, lleva una mochila y un dispositivo que abraza sus caderas y recorre sus piernas por detrás. Es un exoesqueleto y sin él no podría levantarse de la silla de ruedas.

La robótica se aplica así a la rehabilitación. Gerbolés sufre una lesión medular desde hace 15 años y los últimos cuatro usa este dispositivo en sus sesiones de fisioterapia.

Exoesqueletos, un cambio radical

“Es un cambio radical. Ponerse de pie y poder desplazarte, no solo caminar por una cinta”, dice mientas Eva Blanquin controla la mochila de la espalda, en ella están las baterías y el software.

Blanquin trabaja con Rebiotex responsable del exoesqueleto dedicado a la rehabilitación y que no puede usarse de forma autónoma.

“Es como si fuera un traje”, con motores y articulaciones para las rodillas y las caderas, además de sensores de movimiento en el tronco y la caderas, “un aparato inteligente que se adapta a lo que el paciente va necesitando” y que mejora su rehabilitación.

Aplicaciones en ambiente hospitalario donde también desarrolla algunos de su proyectos la firma Robotnik, indica su director de proyectos de I+D, Miquel Cantero, quien destaca una silla con brazo robótico para la ducha que ayuda en su higiene a las personas con movilidad reducida. EFE

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