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Rescate de empresas públicas tarea pendiente para administración entrante

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Tegucigalpa – El rescate de seis instituciones del Estado que reportan pérdidas anuales de más de ocho mil millones de lempiras, es una de las grandes tareas pendientes que deberá enfrentar la administración entrante que encabeza el presidente electo, Juan Orlando Hernández.
 

– Sólo la ENEE, acumula pérdidas anuales de siete mil 500 millones de lempiras, por lo que si no existiera esa deuda no hubiese necesidad de firmar un acuerdo con el FMI.

– Para el gobierno saliente, para forma de rescatar las empresas estatales, es mediante concesiones y alianzas público privadas.

– En el caso de Hondutel, no hay otra salida más que vender el 51 por ciento de las acciones a un socio estratégico que invierta en la empresa.

– Para el analista Efrén D. Falcón, la quiebra de las empresas públicas no es más que el producto de la corrupción y la politización.

– Se trata de la Empresa Hondureña de Telecomunicaciones (Hondutel), el Servicio Autónomo Nacional de Acueductos y Alcantarillados (Sanaa), la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), Empresa de Correos de Honduras (Honducor) y Empresa Nacional Portuaria (ENP).

Inciertos planes de rescate

Desde finales de 2011, a esas empresas se les encomendó presentar un plan de recuperación que era una condición para que el Congreso Nacional les aprobara el presupuesto para 2013.

De las seis, la ENEE es la que acumula la mayor cantidad de pérdidas, por el orden de los cuatro mil millones y si bien es cierto, factura 16 mil millones de lempiras, debe pagar 20 mil millones de lempiras a las compañías térmicas.

Para el presidente de la comisión de finanzas del Congreso Nacional, Francisco Rivera, la ENEE representa una carga para el Estado equivalente a siete mil 500 millones de lempiras anuales. “Si la ENEE no perdiera lo que pierde y recuperara la mora, no necesitaríamos un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y ningún empleado público anduviera protestando porque no les pagan los sueldos”, acotó.

No obstante, las demás empresas estatales de servicio también enfrentan serios problemas financieros y aunque anteriormente le aportaban recursos al gobierno central, ahora, por el contrario, contribuyen a abultar aún más el déficit fiscal que para 2013 será de entre un siete y ocho por ciento del PIB, un porcentaje nunca antes visto.

No obstante, a un año que se les ordenará a las administraciones de esa empresas, presentar planes de rescate y echarlos a andar, se ha avanzado muy poco y apenas instituciones como la ENEE y la ENP han comenzado a dar señales de una recuperación, a través de las alianzas público privadas y los fideicomisos con instituciones bancarias.

Concesiones y alianzas público privadas

La designada presidencial saliente, María Antonieta Guillén, considera que la figura de la concesión es lo que se puede aplicar en el caso del financiamiento, para el fortalecimiento de algunas empresas estatales, a través de las alianzas público-privadas, como en el caso de la ENEE y la ENP que ya lo están haciendo, pero para otras instituciones como Hondutel, lo que cabe es la privatización mediante la venta del 51 por ciento de sus acciones a un operador privado que tenga la capacidad de hacerla competir con verdaderos gigantes de las telecomunicaciones que la tienen relegada ante la incapacidad de adquirir tecnología de última generación.

En el caso de las concesiones a través de las alianzas público privadas, Guillén explicó que el Estado no se desentiende de sus responsabilidades, de sus activos, sino que se concesionan, al igual que en las carreteras donde se terceriza la operación y los servicios, pero sin obviar su responsabilidad.

Primeros pasos para salir del agujero

Sobre Hondutel, aseveró que se tienen que identificar las líneas de servicio y mejorar su operatividad. “Dudo que Hondutel, ahora pueda competir con la telefonía celular privada, la empresa tendrá que moverse en ese ritmo, para salir adelante”, acotó.

No obstante, para rescatar esa empresa, el presidente Porfirio Lobo ha nombrado dos comisiones interventoras, aunque de antemano ha advertido que la única salida es una alianza estratégica mediante la venta del 51 por ciento de sus activos a un operador privado que invierta en tecnología para hacerla competir, aunque asegura que no se trata de una privatización.

El 21 de mayo de 2013, el Consejo de Ministros aprobó un decreto mediante el cual se autorizó a la Comisión para la Promoción de las Alianzas Público Privadas (Coalianza), a suscribir tres contratos de fideicomiso para la recuperación de pérdidas en los servicios prestados por la ENEE.

En ese sentido, los contratos de fideicomiso fueron suscritos con tres bancos con el objetivo de recuperar pérdidas en la transmisión, despacho, flujo financiero y alumbrado público.

En el caso de la ENP, a través de Coalianza, se adjudicó al consorcio filipino International Container Terminal Services Inc., el contrato para la construcción, equipamiento, financiamiento, mantenimiento y operación de la nueva terminal de contenedores A y la carga general en Puerto Cortés, operación en la que bancos hondureños participan como entidades fiduciarias, lo que representa una inversión de 600 millones de dólares.

En el caso del Sanaa, Honducor y el Pani, ni siquiera se conocen planes para volverlas rentables y dejen de ser un dolor de cabeza para el Estado ya que operan en números rojos y con un futuro incierto, ya que en el caso de la empresa que suministra el agua potable y presta el servicio de alcantarillado, todavía no se sabe si logrará la municipalización de sus sistemas, tal como lo manda una ley ya que enfrenta un pasivo laboral que las alcaldías no pueden absorber, mucho menos el Estado.

Corrupción y politización quebraron empresas estatales

De acuerdo al analista y columnista hondureño, Efrén D. Falcón, desde que tiene memoria, en Honduras circula la idea de que es un error la existencia de empresas estatales, porque son ineficientes, frágiles y generalmente tienden a operar con pérdidas.

“Es muy difícil demostrar lo contrario, aunque muchos deben recordar que Hondutel fue en algunos momentos de su historia, una empresa rentable, sin embargo, esto no hace más que reforzar la idea en discusión, pues desde hace algunos años opera con pérdidas”, refirió.

Agregó que también es sabido que la ENEE, el Sanaa, la ENP, Honducor, etc., en realidad operan y han operado con pérdidas desde hace mucho tiempo, por lo que la solución que salta a la vista es que esas empresas deben ser privatizadas a la mayor brevedad posible, para que el dinamismo que les puede inyectar la pujante empresa privada las convierta en cuestión de meses en empresas rentables, ordenadas y modernas.

En ese sentido, “todo el mito del mal funcionamiento de las empresas estatales es producto directo y natural consecuencia de una sola cosa: un sistema político corrupto hasta la médula. Un sistema donde el clientelismo y el tráfico de favores dominan el panorama, y proyectan desvergonzadamente la mediocridad y la indecencia hacia cada dependencia del Estado”, acotó.

Considera que las compañías de telefonía móvil que operan en el país, las grandes tiendas por departamentos, los grandes centros comerciales, las distribuidoras de automóviles, las embotelladoras de refrescos y cervezas, y un larguísimo etcétera, tienen entre sus mandos intermedios y puestos clave a hondureño que podrían ejercer la misma o una mejor labor en las empresas estatales.

“Es más, podrían hacerlo con una doble satisfacción, como empleados públicos, y como profesionales; es cuestión de organización, de incentivos y de controles apropiados”, comentó.

Señala que en el contexto actual, lograr modelos de empresas estatales exitosos quizá exceda los límites de lo imposible pues está claro que profesionalizar, modernizar y limpiar las quebradas empresas estatales obedeciendo a la estructura mental y la catadura moral de la mayor parte de los políticos que bregan en los partidos tradicionales y que seguramente ya contaminan algunas de las nuevas organizaciones políticas, no es más que una trágica utopía.

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