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Reportan asesinato de tres hondureños en Villahermosa, Tabasco, México

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Tegucigalpa – Tres hondureños que iban en busca del mal llamado “sueño americano”, encontraron la muerte la noche del domingo en Villahermosa, Tabasco, México, según reportes de medios de prensa de esa localidad.
 

Las víctimas –como es común en estos casos- no han sido identificadas.

La crónica periodística solo cita que los hondureños fueron asesinados la noche del domingo, y que las víctimas al parecer también fueron ultrajadas.

La crueldad que viven los miles de hondureños que a diario dejan sus hogares para ir a Estados Unidos en busca de mejores derroteros para sus vidas y las de sus familias, se refleja en la siguiente crónica publicada en la edición del diario digital http://www.tabascohoy.com/

La nota es ilustrada por la tarjeta de identidad de un hondureño, quien se presume sería una de las víctimas.

Por su interés humano, Proceso Digital reproduce la nota integra:

Crónica: gritos, llantos y muerte de ilegales

Por: Fernando Vázquez Rosas
Villahermosa, Tabasco

La vía del tren promete futuro. Hasta donde la mirada alcanza, y más allá, los rieles soportan vagones que los indocumentados montan para dirigirse, a costa de lo que sea, hacia la frontera norte, donde esperan cruzar a Estados Unidos.

Buscan “el sueño americano”, pero la realidad mexicana es brutal. A lo largo de metros y kilómetros de la vía hay rastros de la vida que van dejando en el camino, pedazos de esperanza, restos de dignidad.

En Buenavista Apasco el tren se detiene para cargar cemento. Es el momento que ciento o miles de centroamericanos aprovechan para treparse a la locomotora, que pasará por Huimanguillo para internarse en Veracruz. La ruta hacia el norte.

Pero cuando el tren se va quedan testimonios de lo que ahí ha ocurrido. Entre el monte o sobre la vía hay un zapato de hombre sin agujetas, un brassier blanco que presuntamente fue arrancado, un pantalón de mezclilla colgando sobre un vagón en desuso, restos de una fogata y de una choza que sirvió para protegerse de la lluvia.

También hay muchas bolsas de frituras, envases de plástico de agua y refresco, platos de unisel por doquier, excremento, un pañuelo rojo, grafittis sobre otros vagones vacíos, ropa de bebé, un cepillo de dientes.

Los pobladores de Buenavista cuentan que el mayor movimiento de indocumentados se advierte durante la noche, cuando el tren se alista a salir. En ese momento se escuchan gritos, gente que corre y también voces de sufrimiento cuando alguno cae de la maquina y resulta lastimado o amputado.

La noche del domingo era así, habitual, aunque al final resultó diferente por el asesinato de tres hondureños que al parecer también fueron ultrajados. A la mañana siguiente no hay nadie en el lugar, no hay tren en puerta.

Pero los siguientes indocumentados no tardan en llegar. Y quizá haya algunos por ahí escondidos entre los arbustos, viviendo la brutal realidad mexicana mientras esperan el “sueño americano”.

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