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Reforestemos con frutales para aprovechar la cooperación mexicana recién acordada

Por: Ernesto Gálvez

Tegucigalpa.- En el reciente encuentro entre los presidentes de México y Honduras en Veracruz, México, se acordó el apoyo a Honduras mediante dos programas: “Sembrando Vida” y “Jóvenes Construyendo Futuro” con la idea de crear veinte mil empleos, bajo la coordinación de la Agencia Mejicana de Cooperación Internacional.

La reforestación es la actividad principal, pero ya es tiempo que dejemos de hacer lo mismo: la reforestación en sí misma con gente de afuera de la comunidad, que lo hace con buena intención, que siembran, se toman videos y fotos que, días después, aparecen en coloridos reportajes en los medios y allí terminó todo.

Las plantitas se secan y si no se secan, son calcinados por los incendios, pues no se elimina el material inflamable de alrededor de cada plantita y con tanto pirómano suelto en cada verano, reproducimos una versión hondureña del infierno en cada año.

¿Por qué fracasa cada iniciativa de reforestación?, pues sencillamente porque no se sembró también la esperanza; es decir, los BENEFICIOS DIRECTOS que cada participante va a cosechar.

En un entorno de pobreza, el discurso ambiental de mejora del clima y de no afectar la capa de ozono, resulta ser vacío e intangible; se queda en el vacío. Lo que el pobre piensa es cómo va a comer, vestirse y reproducir su entorno familiar.

De allí mi propuesta que, como sociólogo rural y como hijo de campesino, lanzo al gobierno, a la comunidad cooperante, pero muy especialmente, a los hondureños que, como los retornados de la emigración, no ven cómo y cuándo podrán finalmente asegurarse, por la menos, la subsistencia e, idealmente, una vida digna.

He aquí las ideas básicas de esta propuesta de elaborar un PROGRAMA NACIONAL DE “FORESTERÍA COMUNITARIA Y TRANSFORMACIÓN ARTESANAL E INDUSTRIAL DE LAS FRUTAS” que contenga al menos los siguientes elementos básicos:

1. La selección, con criterios técnicos, de zonas con distintos ecosistemas de las zonas rurales con mayores índices de pobreza e identificar las distintas especies de árboles frutales de la zona más resistentes a las sequías y de mayor aceptación del mercado nacional y centroamericano, incluyendo el diseño técnico de los viveros comunitarios y sistemas de recolección, almacenamiento, transformación y mercadeo interno y externo de los productos derivados de cada fruta.

2. Mapear, mediante GPS, todos los terrenos incultos (guamiles, zacateras, laderas erosionadas, lomas y sitios de deslaves, etc), con el propósito de calcular las cifras de las especies y costos de sus respectivos viveros a construir en los distintos municipios.

3. Identificar y reclutar la mayor cantidad de PARATÉCNICOS AGROFORESTALES diseminados en muchas áreas donde operaron anteriormente proyectos de Desarrollo Rural, Agrícolas Cafeteros y agroforestales como:
proyectos DRI, LUPE, PRODERO, PLANDERO, MARGOAS, YORO, etc, etc, a fin de emplearlos temporalmente para que dirijan el trabajo con los dueños de los terrenos identificados (individuales o en grupo), sembrando la esperanza de que en tres o más años se iniciará la producción de frutales permanente más grande de Centroamérica, sin tener que estar dependiendo del régimen de lluvias, como sucede con el maíz, los frijoles y otros productos susceptibles a la falta de agua.

Recordemos que los mangos, marañones, tamarindos, guanábanas, jocotes o ciruelas, nances, etc, son resistentes a las sequías; es más, cuando se dan las sequías, esas plantas están en plena producción de frutas.

4. Establecer una red de Convenios con Municipalidades, cooperantes internacionales, Asociaciones de Productores, ONGs rurales, profesionales agroforestales, cooperativas productoras de marañón, aguacates, cacao, etc, para fomentar cadenas de valor, asistencia técnica, comercialización, crediticia, etc.

5. Darle prioridad a los hondureños retornados voluntariamente o forzados por las deportaciones, que tengan tierra o que se asocien por municipio, para apoyarles con el Programa, tomando en cuenta su situación de frustración y baja autoestima y, por supuesto, su condición material de existencia.

Aún, aquellos hondureños que actualmente viven fuera del país y que son propietarios aquí de terrenos que están incultos, pueden ser parte del Programa, creando modalidades de operación mediante familiares o amigos representantes que residen en la comunidad. Ante un eventual futuro retorno, ese hondureño(a) ya tendría su actividad económica asegurada en su país.

6. Se debe crear un mecanismo específico que garantice la seguridad de los alimentos, mediante el pago parcial de la mano de obra para cada familia en su parcela, durante los años en que la planta frutal del terreno familiar está en crecimiento y todavía no da fruto. En la medida que la producción se inicia y va creciendo, y el ingreso por venta de la fruta aumenta, en esa misma medida se iría reduciendo el subsidio alimentario, hasta desparecer cuando la autosuficiencia se dé.

7. La presente estrategia es de corto, mediano y largo plazo, misma que se iría desarrollando de acuerdo a las capacidades operativas locales y al financiamiento existente.

Es claro que los treinta millones que ofrece el gobierno solidario del Presidente López Obrador, debe tomarse como el capital semilla para arrancar el proceso.

El gobierno nacional deberá asegurarse los recursos interno o de cooperación externa, permitir que, en un plazo de cinco, diez o quince años, ya podamos haber transitado de un modelo de producción agrícola maicero y frijolero, a un modelo agroforestal, artesanal e industrial, aprovechando las condiciones agroecológicas existentes.

Sólo con la producción frutal del trópico seco que es predominante en las zonas de pobreza y sequía, podremos sacar definitivamente de la pobreza a sus habitantes. Insistir en el maíz de secano es imposible.

En este caso tendremos que renunciar a ser hombres de maíz y aprender a usar el suelo para lo que es bueno: los frutales. Seguros estamos que seremos la nación más dulce del mundo.

8. Honduras va a cambiar cuando sus hijos empecemos a hacer cosas diferentes, siempre confiando en Dios, porque él es el único dueño de la tierra y de nuestras vidas; nosotros somos sólo simples administradores temporales, pues nuestra eternidad está fuera de este mundo.

Pero, aún allá, podemos tener acceso a una vida verdaderamente digna y feliz, si tan sólo aceptamos ser perdonados por Aquel que resucitó al tercer día de ser crucificado, y que fue a reservarnos lugar para aquellos que, como el ladrón que murió junto a Él en el Calvario, le dijo con toda humildad y temor: Señor, “ACUÉRDATE DE MÍ, cuando estés en el Reino de los cielos” y el Señor le dio “la visa” de inmediato, y gratis.

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