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Racismo, una cruz más con la que deben cargar migrantes catrachos

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Tegucigalpa/Alabama – Indistintamente de un estatus legal o indocumentado, el racismo es una de las tantas cruces que deben cargar los inmigrantes hondureños que han salido del país en busca de una mejor vida.

– Principalmente el racismo se manifiesta cuando una persona posee color de piel diferente, por su forma de hablar o creencias y costumbres.

– Racismo, el muro del idioma, adaptación cultural y la falta de documentos son las principales cruces con que deben cargar los hondureños indocumentados en EEUU.

Esta cruz se volvió más pesada esta semana para una familia hondureña que regresaba de celebrar un cumpleaños en Alabama, Estados Unidos, y fue interceptada por agentes policiales que sin argumentos terminaron esposado a todos incluso a menores de edad.

Así lo denunció Soraya Pérez, la madre de la familia hondureña, quien fue detenida por la policía de la ciudad de Gadsden.

La madre hondureña narró que la policía esposó a su hija, una menor de 14 años, al percatarse de esta irregularidad sacó su celular y empezó a grabar el atropello.

Cabe mencionar, que legalmente la policía solo puede esposar a las personas bajo dos circunstancias: cuando se está bajo arresto por cargos y por seguridad policial cuando existe obstrucción de la ley.

Sin embargo, ninguna de estas circunstancias se presente en este incidente, calificado con un acto de discriminación racial, un padecimiento cada vez más común entre los hispanos desde el endurecimiento de la política migratoria de EEUU a causa de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.

“Esposaron a mi otra hija y me bajaron de último. Nos esposaron a todos afuera”, denunció la madre.

Según Pérez, otros dos oficiales se personaron al lugar, y luego de tenerlos detenidos por unos 25 minutos, procedieron a quitarles las esposas e imponer tres infracciones.

Hoy, la mujer reconoce la causa de sus infracciones, pero encuentra injusto que hayan esposado a sus hijas, una de ellas, menor de edad y sin ninguna causa de arresto aparente.

Señaló que los dejaron ir, pero no sin antes pedirles su número de Seguro Social e increparles que llamarían a Inmigración si no cooperaban.

La “catracha” acudió a la alcaldía de la ciudad para presentar una denuncia de perfil racial y malos tratos por parte de la policía, pero le dijeron que “no podían controlar la manera en la que un policía actúa”.

“Me dijeron que si mi hija estaba mostrando resistencia, podían arrestarla, pero mi hija en ningún momento desobedeció a la policía”, agregó Pérez.

Durante años el racismo en Estados Unidos se ha manifestado principalmente entre los blancos anglosajones o europeos, estadounidenses y contra personas descendientes de africanos, pero en la actualidad este acto de discriminación también apunta hacia los inmigrantes hondureños.

Y este no es el primer caso de discriminación racial contra connacionales que se han radicado en la unión americana tras decidir o verse obligados a emigrar.

Semanas atrás este medio de comunicación informaba sobre el caso del joven hondureño Dennis Rivera Sarmiento, quien fue objeto de acoso y comentarios racistas y despectivos de una compañera en una parada de autobuses frente al colegio, que le gritaba obscenidades y se mofaba de su estatus de inmigrante indocumentado.

Como se supone debe ser normal, el hondureño, radicado en Houston, denunció estos actos pero paradójicamente fue puesto bajo custodia de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) y al borde de la deportación.

El joven hondureño fue detenido por la policía del recinto escolar sin siquiera averiguar bien lo ocurrido, denunció su abogado Brandon Roché.

De acuerdo al relato del apoderado legal la joven no identificada atacó a su defendido con comentarios racistas y no bastándole le arrojó una botella plástica, por lo que este se defendió protagonizando ambos una confrontación.

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