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Putin en aprietos por Ucrania: descontento interno en Rusia por la movilización de 300,000 reservistas y el temor de una guerra nuclear

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Análisis de Alberto García Marrder – Especial para “Proceso Digital”.

El tema de Ucrania y Rusia está que arde y no nos podemos andar con rodeos dialécticos: hay un peligro incipiente de una Tercera Guerra Mundial entre las potencias, incluso nuclear. ¿Qué real es ese peligro nuclear?

Un poco de documentación al respecto antes de entrar a escarbar:

1-  El asediado y aislado líder ruso, Vladimir Putin, mostró sus intenciones sobre Ucrania al llamar a filas a unos 300,000 reservistas para luchar en ese país vecino y a acusar a Estados Unidos y Europa Occidental de armar a Kiev.

2-  Putin anunció también unos raros referéndums amañados, estilo soviético, en las regiones ocupadas del Donbás (este ucraniano fronterizo), preguntando si están de acuerdo con una anexión a Rusia. Como el resultado ya casi se sabe (un 97 por ciento a favor) y una vez integrados a Rusia, un ataque de Kiev para recuperar esas regiones (las más industrializadas del país y con grandes reservas de carbón), sería considerado por Moscú, “como un ataque al territorio ruso”.  Buen plan, aunque burdo y grotesco.

3-  Las llamadas a filas de unos 300,000 reservistas rusos está creando una estampida hacia los países vecinos, especialmente Finlandia y Georgia, para huir de ese mandato. Y unas divisiones internas profundas en ese país, todo para evitar ir a la guerra.

4-   Muchos comentaristas europeos han sacado a relucir al exlíder iraquí, Sadam Husein y al paralelo de su invasión a Kuwait en 1990. Cuando vinieron los aliados a derrocarlo, se escondió en un pozo y, eventualmente, murió colgado por los suyos en 2006.

5-  Moscú debe estar preocupado de que entre los pocos países amigos que tiene ahora, China y la India, están expresando públicamente su “preocupación” por el conflicto de Ucrania. Y por su impacto en la escasez mundial de alimentos así como al concepto del respeto a la integridad territorial, reconocida en la Carta de las Naciones Unidas. Eso tendrá mucho peso.

Francisco D. Ortiz, analista principal del Centro de Seguridad Internacional de la Universidad Francisco de Vitoria de Pozuelo de Alarcón (Madrid), escribe en el portal “El Español” de Madrid que ni Occidente ni Ucrania deben aceptar el “chantaje nuclear” de Rusia, a pesar que es la potencia con mayor arsenal nuclear”.

Las entrevistas «lejanas» entre Vladimir Putin y su ministro de Defensa, Sergei Shoigu, y el de Personal, Valery Gerasilon en febrero del 2022. ¿O precaución por el Covid-19? . Fuentes europeas indican que los ministros, temerosos de Putin, no le dicen la verdad sobre los fracasos militares rusos en Ucrania.(Foto Kremlin Pool).

“Con autoridad sobre 17 millones de kilómetros cuadrados y un arsenal de 6,000 cabezas nucleares, frustrar la agresión del Kremlin resulta tan decisivo para el futuro de Europa como gestionar su posible desmoronamiento tras la derrota”, señala Ortiz.

Y de forma inmediata, el analista alega que es necesario construir una estrategia para disuadir a Rusia de recurrir al arma nuclear, cuando, como parece inevitable, “las cosas se le pongan todavía más difíciles sobre el campo de batalla”.

Una lanzadera de un cohete nuclear en un desfile en la Plaza Roja de Moscú. (Foto Oleg Elkov- Alamy).

Ante esa suposición, habría que hacerse una pregunta oportuna: ¿Por qué Putin está dispuesto a tirarse al abismo de Ucrania?

Porque su destino político ya está ligado a ese país vecino, como también los entre seis mil a ocho mil soldados rusos caídos en ese conflicto y más de dos mil tanques destruidos o capturados. Los rusos ultranacionalistas nunca le perdonarían un fracaso o retirada preventiva.

Una caricatura política muestra al presidente Putin pintando los colores de la bandera rusa para tapar la azul clara y amarilla de Ucrania. (Euromaidan Press).

Ha tenido mucho peso un demoledor informe final de un Comité de Investigación del Consejo de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra que denuncia la tortura y violación de niños en Ucrania por parte de soldados rusos, al concluir que ha habido en ese conflicto evidentes “crímenes de guerra”.

Por otro lado, Rusia se enfrenta a una oposición creciente interna de la guerra, a eso que los medios oficiales llaman una “operación militar especial” que en menos de dos semanas se preveía controlar Kiev. Nada de eso sucedió gracias a una heroica defensa de los ucranianos y la generosa ayuda militar de Estados Unidos y Europa Occidental.

Y lo peor sería que cuando le vayan muy mal las cosas en el frente, Putin,  un ex agente de la temible KGB soviética asediado, recurra como única y última opción, a la nuclear. Y la nube radioactiva le podría llegar hasta a la región “rusófila” anexada del Donbás y como no, también a la zona rusa fronteriza. Ucrania le saldrá muy cara a Putin.

“El mundo entero debería estar rezando por una victoria rusa en Ucrania, porque solo hay dos maneras que este conflicto termine: O Rusia gana o hay un apocalipsis nuclear”, dijo el “Tycoon” nacionalista ruso Konstantin Malofeyev al diario británico “The Financial Times”.

“Si no ganamos, tendremos que usar armas nucleares. ¿Alguien piensa que Rusia aceptaría una derrota y no usar su arsenal nuclear”, se pregunta Malofeyev.

(En Kiev, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky,  dijo que Putin no está “bluffing” (“faroleando”) cuando dice que usaría armas nucleares para defender la integridad de Rusia. Y en Washington, la Casa Blanca advirtió a Rusia de “consecuencias catastróficas” si usa armas nucleares en Ucrania).

Parece que Rusia se está quedando muy aislada. Y Putin muy solo en el Kremlin, donde hará mucho frío en el invierno que viene.

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