Tegucigalpa – La Iglesia Católica realizó este Viernes Santo un emotivo Viacrucis en todas las ciudades importantes del país, marcando un día de mucha reflexión para entender la muerte de Jesucristo por toda la humanidad.
– La Iglesia señala que para avanzar en un camino de diálogo se requiere paciencia, dedicación, generosidad y entrega, sumado a una profunda conversión interior.
– Pidieron solidaridad por los mártires que han defendido la madre tierra a nivel de Centroamérica y que exista justicia ambiental.
Proceso Digital siguió cada paso del Viacrucis realizado por los feligreses de la Iglesia Catedral de la capital de Honduras, donde fueron notorios cuadros vivos representados por los católicos.
La procesión arrancó con la participación de centenares de fieles que también entonaron los tradicionales cánticos alusivos al acto religioso.
El párroco Juan Carlos Martínez fue el encargado de dirigir el Viacrucis y en su mensaje inicial pidió ante Dios por la ciudadanía presente, al Papa Francisco y por la salud del Cardenal Óscar Andrés Rodríguez.
El tradicional Viacrucis arrancó a las 9:00 de la mañana en el centro de la capital y estuvo acuerpado por una gran cantidad de feligreses.
El acto litúrgico inicio en la primera estación, donde Jesús es condenado a muerte, aquí pidieron piedad por los que sin autoridad juzgan y condenan a los demás; por los que se quedan callados ante las injusticias; por los malhechores que burlan las leyes; por los que defienden los derechos humanos, así como por los abogados y jueces que hacen respetar la justicia.
En la segunda estación, cuando Jesús carga con su cruz, el llamado fue a que cada día los hondureños quiten la cruz del egoísmo y la ambición que impide el resurgir del verdadero amor que está lleno de misericordia para con su prójimo.
También destacaron que hoy en día, Jesús sigue llevando el peso de la cruz para quienes cuentan con un trabajo agotador o no son protegidos por las leyes laborales hondureñas.
Mientras que en la tercera estación en la que Jesús cae por primera vez, se destacó que en existen tres cruces que hacen caer a los hondureños, la cruz de la pobreza que llevan hoy en día; la cruz de la fe y la cruz de la destrucción de la vida y del medio ambiente.
Asimismo, en la cuarta estación en la que Jesús se encuentra con su madre, se pidió a Dios por las madres que son abandonadas y las que sufren por sus hijos desaparecidos o asesinados.
En la quinta estación, Jesús es ayudado por el Cireneo a cargar la cruz, el llamado fue a que el hombre pare de multiplicar los pecados, profanar los mandamientos y se sirva de los sufrimientos que padeció Jesús, alzando su cruz sangrienta sobre los que se pierden.
También se pidió por una relación de reciprocidad responsable entre el ser humano y la naturaleza, purificando los corazones de la corrupción, de los rencores y de toda suciedad para no convertir el mundo en un depósito de basura.
Por otra parte, en la sexta estación en donde, la Verónica limpia el rostro de Jesús, se lamentó que Jesús sigue desfigurado en el rostro de los alcohólicos, en el de los trabajadores; en el de los ancianos abandonados o de los jóvenes en las drogas, por lo cual se pidió por quienes se avergüenzan de la fe cristiana; por los que explotan a su prójimo; por los que no reconocen a Cristo en los que sufren; por los que trabajan por la paz; por los que dan su vida en el servicio a los hermanos.
Igualmente se pidió que no sea el proceso tecnológico reemplace el trabajo humano, porque el empleo es una necesidad y parte del sentido de la vida en la tierra.
Con relación al tema de ayudar a los pobres con dinero, la reflexión acotó que esta debe ser una solución provisoria para resolver urgencias porque el gran objetivo debe ser siempre, permitirles una vida digna a través de una fuente de trabajo.
En la séptima estación en la que Jesús cae por segunda vez, fue referencia a que el ser humanos debe mantener viva la solidaridad, la generosidad y pasar del consumo al sacrificio; del desperdicio a compartir y no renunciar a amar.
También pidieron a reconocer los propios errores, pecados, vicios y determinar cambiar y ser limpios del egoísmo suicida ante la destrucción de la naturaleza, hasta dejar de ser depredadores del mundo.
En la octava estación, Jesús consuela las mujeres; se destacó que la compasión humaniza a la población y se lamentó que hoy en día no existe el amor y las personas derraman la sangre de sus hermanos.
Parte de la reflexión en esta estación, subrayó que no puede existir un sentimiento positivo con la naturaleza si al mismo tiempo no hay compasión y preocupación por los seres humanos porque es evidente la incoherencia que hay frente a la lucha contra la extinción, pero se permanece completamente la indiferencia ante la trata de personas o se empeña en destruir a otro ser humanos porque a alguien le desagrada.
En el cuadro representado para la novena estación en la que Jesús cae por tercera vez, se pidió por los padecimientos físicos y morales que se viven en la vida cotidiana se deben ver de manera positiva y sacar la enseñanza de cada una de ellas para poder continuar y ser mejores cada día.
Esta enseñanza también pidió arrancar el modelo de sociedad cruel, donde el dinero es el que manda y construye muros para proteger el capital y dividir a los pueblos y que inyecta el miedo para no cambiar.
En acto seguido fue dramatizada la décima estación en la que Jesús es despojado de sus vestiduras para echarlas a suerte, se lamentó que hoy en día, muchas personas siguen siendo víctimas de despojo de su humanidad y se les destroza; autos que son más valiosos que la vida de un peatón y el rato de placer sexual egoísta por encima de la persona.
En la décimo primera estación, donde Jesús es clavado en la cruz, se destacó que apartarse de Dios, conlleva la destrucción porque un mundo sin Cristo es un mundo sin armonía. También se pidió trabajar por el inocente que pasa hambre y sed, así como el que es despreciado por su cultura y su raza.
En la décimo segunda estación, Jesús muere en la cruz, en esta dramatización, se apuntó que la venganza no es el sentimiento mayor, sino el amor que todo lo perdona y que es sin límites.
También se pidió solidaridad por los mártires que han defendido la madre tierra a nivel de Centroamérica y que exista justicia ambiental.
Durante la décimo tercera estación en la que Jesús es bajado de la cruz, se pidió que, con la muerte de Jesús, surja la esperanza para un estilo de vida en el corazón de la humanidad y que se cuide el medio ambiente el cual está herido por falta de responsabilidad humana.
Que exista educación y responsabilidad ambiental con los comportamientos de las personas que tienen incidencia importante como evitar el uso de material plástico, de papel, reducir el consumo de agua, separar el residuo, cocinar lo que razonablemente se pude comer, tratar cuidado a los demás seres vivos, utilizar transporte público, compartir un mismo vehículo entre varias personas, plantar árboles, apagar las luces innecesarias, como parte de una generosa creatividad que muestre el mejor lado del ser humano, fue parte de lo demandado en esta estación.
Mientras que en la décimo cuarta estación en la que Jesús es sepultado, la enseñanza fue para pensar en el bien común para avanzar en un camino de diálogo que requiere paciencia, dedicación, generosidad y entrega, sumado a una profunda conversión interior.
En la décimo quinta y última estación en la que Jesús venció la muerte, el mensaje fue un llamado a ser custodios de la creación y de la cultura humana, donde exista la ciudadanía ecológica y la conversión donde exista accesos a la educación, a la sanidad, a la vivienda, los alimentos, el trabajo y la libertad.
El párroco de la Iglesia La Catedral, Juan Carlos Martínez, cerró el Viacrucis dando gracias a Dios porque permitió ese momento donde los hondureños pudieron reflexionar y al mismo tiempo invitó a todos los católicos a participar la tarde de este viernes en el Santo Entierro.
“Los invitamos a participar en esa obra de misericordia, compasión y obra de amor del padre por hacer derramar la sangre de su hijo por el perdón de nuestros pecados”, dijo Martínez.
En la oración final rogó a Dios para que aumente en todos los hondureños la esperanza para tener un mundo mejor y tener la fe para entender que él mueve nuestros corazones.
“Que tu plan se haga realidad para ver la creación de tu inmenso amor, te rogamos que sintiendo tu amor por nosotros seamos capaces de cumplir tu voluntad en el restablecimiento del orden natural que tu creaste y nosotros estamos destruyendo. Te damos gracias por este Viacrucis, donde muestras tu amor por nosotros”, concluyó.
Villanueva y su devoción
El santo Viacrucis también tuvo pasajes hermosos en la que organizó la feligresía católica en Villanueva, Cortés, donde decenas de jóvenes dramatizaron la pasión de Jesús y su crucifixión. El Párroco Yamid Osorio presidió los actos litúrgicos en este viernes Santo.
