Recordó que Honduras es suscriptor de convenios internacionales que buscan que el menor tenga la posibilidad de no cometer delitos, pero es importante que en este momento histórico en el que el presidente Juan Orlando Hernández, está tomando decisiones correctas y está rompiendo los paradigmas de los estados; es necesario fijar la mirada en esa situación.
Arguyó que los menores no son infractores porque quieren sino que han tenido padres irresponsables que no les han inculcado principios ni una educación que realmente les brinde oportunidades.
En ese sentido, Canales se pronunció a favor de crear una ley coercitiva contra los padres que son el origen del problema, pero al igual, si el Estado quiere penalizar menores de edad, algo que debe estudiarse y verse en su contexto, es necesario que se tenga a bien renunciar a esos tratados y convenios internacionales para que se pueda aplicar esa legislación.
Explicó que al ser suscriptor de esos tratados internacionales, percibe muchas ayudas, pero para que eso ocurra, es necesario observar que tanto la Constitución de la República, así como el Código de la Niñez y la Familia, protege a los menores y entonces el Congreso Nacional tendría que tener la voluntad política para reducir la edad punible y renunciar a esos tratados de protección a la infancia.
A criterio del togado, “hay que balancear qué es más importante para el Estado, que esos jóvenes sigan delinquiendo o le impongamos medidas coercitivas en las que sientan que la justicia verdaderamente se aplica, no importa muchas veces los delitos graves o gravosos que se cometen en contra de la población hondureña”.
En ese sentido, Canales propuso que la edad punible se reduzca de 18 años en que está actualmente, a entre 15 y 16 años y que se renuncie a los tratados internacionales para que esos jóvenes que están delinquiendo tenga miedo de comportarse absurdamente en su vida social.
Añadió que “yo también le pediría al Estado que tengamos una ley más severa, más contundente, más coercitiva contra los padres irresponsables que se dedican a tener hijos, pero no se dedican a alimentarlos ni a educarlos ni a proporcionarles principios que verdaderamente debemos tener todos los hondureños”.
