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Política de mediocres

Por: Pedro Gómez Nieto
Asesor y Profesor CIS

El filósofo Alan Deneault, en su libro “Mediocracia”, alerta sobre la llegada al poder de políticos mediocres que producen sociedades anestesiadas, injustas, y sin pensamiento crítico. Mediocre es sinónimo de común, vulgar, equidistante, intermedio. En la política hondureña los nuevos partidos se autodefinen “intermedios”, de centro, equidistantes de la derecha conservadora y la izquierda socialista. Nueva modalidad de timo electoral, política hermafrodita, políticos ni gallo ni gallina. Realmente no existe una doctrina, una ejecutoria, de centro político porque ese ideario es una abstracción conceptual, una entelequia.

Vivimos atrapados en la dictadura mediática del derrotismo y la especulación. “Mediocracia” también significa el poder ejercido por los medios de comunicación para inducir estados de opinión, presentando una realidad a la carta. Estamos hastiados de irresponsables que utilizan los micrófonos para subir perfil esparciendo basura, generando zozobra. Se ha politizado de tal manera la vida pública que es imposible mantener un debate de altura sobre ideas, sin que aparezca el insulto personal y la descalificación, porque donde no hay conocimiento aflora la visceralidad del ignorante grosero. Según Deneault, la mediocridad amodorra para no pensar, permitiendo lo inaceptable por inevitable, creyendo necesario lo repugnante, convirtiéndonos en idiotas.

El “trending topic” fue la salida de la MACCIH. Depende de quienes cuentan la historia, resulta que el lobo se come a la abuela, o bien caperucita se casa con el lobo. Incluso son posibles ambas opciones. Para alumbrar el problema y situarlo en su justo termino, el pasado miércoles 22, el embajador Carlos López Contreras publicó en LA TRIBUNA el artículo: “El convenio Maccih”, cuya lectura recomiendo, pero en particular a: determinados miembros de legaciones diplomáticas, políticos de la oposición, empresarios, líderes de la sociedad civil, conferencia episcopal, y periodistas de medios, generadores de opinión desde sus programas de debate político y social, quienes tantas simplezas, verdades sesgadas, y paparruchadas dijeron. Equiparar opiniones personales con evidencias indubitadas no es informar, sino crear confusión por desconocimiento, presunción, o malicia. Felicidades embajador. Articulo preciso, conciso y concreto.

Políticos mediocres, achichincles y sobalevas, quienes ya olvidaron que pidieron la CICIH rechazando frontalmente la MACCIH cuando llegó. La paradoja es que terminaron seducidos por Jiménez Mayor, al descubrir su “sex appeal” cuando agarraba el micrófono, cual justiciero vengador, para denigrar, juzgar, condenar y crucificar en los tribunales mediáticos a cada sujeto investigado, pasándose sus derechos humanos y constitucionales por donde le terminaba la espalda. El flechazo fue tal que por su despedida marcharon en procesión, con velas encendidas y lamentos plañideros.

Un prócer sigue jurando que traerá la CICIH cuando sea presidente (en Matrix), mostrando su hipocresía y fracaso. A saber, dice que gobernara rodeado de los mejores, pero traer la CICIH significa que no confiara en ellos para erradicar la corrupción e impunidad. ¿Entonces? Prefiere hacer dejación de la soberanía nacional entregando a extranjeros la investigación y aplicación de la justicia. Cerrada la MACCIH, utilizó los medios para presumir de pitoniso: “Ya había avisado varias veces de que la MACCIH no continuaría”. Pero en hemerotecas y videotecas observamos que dijo lo contrario: “JOH tiene una orden superior que le obliga a renovar la MACCIH, distinto a lo que quieren los diputados. Así, él aparecerá en caballo blanco renovando la MACCIH”.Su patología se agrava.

Percibir sin cuestionar, especular sin conocer, engañar para mantener imagen, es la forma de hacer política los mediocres. Ha desaparecido la crítica inteligente del lenguaje político, perdiendo su carga de servicio público. Estamos ante la dictadura de las audiencias, y los mediocres se arriman a los medios para aventar coprofilia y mantener la imagen. No importa suponer, inventar, engañar, con tal de conmocionar, enervar, cabrear.

La mediocridad ha llegado también a los partidos políticos, incapaces y desubicados frente a las necesidades y demandas sociales. Simpatizantes, seguidores y afiliados, se sienten utilizados, marginados, ignorados. Antes, filiación y fidelidad partidaria eran un valor añadido, ahora, el electorado es más volátil. Se desconecta de la política, o bien, cambia de candidato y partido político por motivos emocionales, ignorando las propuestas de campaña. En las sociedades actuales el voto es cada vez más emocional y menos racional. El deterioro de la política aleja el talento, colándose mediocres advenedizos que deterioran la política ahuyentando el talento… Estamos en un bucle pernicioso.

“Los mediocres hablan con la boca, los inteligentes con las ideas, los sabios con el corazón”. -Jack Ma-

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