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Palmerola y Toncontín

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Por: Otto Martin Wolf

Al igual que muchos, creo que Palmerola es un error que le costará muy caro a Honduras.

Su ubicación geográfica y muchas otras razones ya expuestas por mucha gente, pueden ser la causa de su fracaso porque… quizá no todos saben pero los aeropuertos pueden fracasar, quebrar, ser abandonados y causar grandes pérdidas a sus propietarios, en este caso el Estado de Honduras.

En España, sólo para un ejemplo, el llamado Aeropuerto de Ciudad Real no tiene ningún uso, todo debido a falta de pasajeros, todo provocado por su mala ubicación. La inversión ascendió a 1.100 millones de Euros, valga decir la pérdida hasta el momento.

Pero el proyecto ya está en camino y sólo el tiempo se encargará de demostrar el tamaño del error. En lo personal, si estuviera en mi capacidad, detendría las obras, construiría un hospital o un centro educativo con lo que se pueda salvar de las mismas y ya.

Pero a lo que quiero referirme es a Toncontín. Creo que Palmerola terminará con Toncontín, que tampoco será rentable al quitarle gran parte de sus vuelos internacionales.

Lo que me preocupa son los planes para todo el enorme terreno que actualmente utiliza Toncontín y que, creo, su gran valor comercial es la causa por la que nos lanzamos al despeñadero de Palmerola.

Qué se va a hacer con ese terreno? Lo veremos urbanizado, lleno de condominios y centros comerciales? Creo, me temo, que ese es el plan.

Eso debe impedirse!

Ya que ese terreno -junto con el de la Fuerza Aérea- pertenecen al Estado, o sea el pueblo, debe dedicarse por entero precisamente a ese pueblo.

Creo que ahí debe diseñarse un enorme parque para los hondureños; canchas deportivas, sitios de esparcimiento, arboledas, algo así como el Central Park de New York, el Parque de Chapultepec en México o el Parque Bolívar en Bogotá.

Claro que se necesita alguien con liderazgo y valor para enfrentar la enorme presión por explotar comercialmente ese bello e irreemplazable terreno.

Se necesita alguien que, desde ahora, inicie una cruzada para salvar Toncontín para los ciudadanos, en lugar de lanzarlo al mercado de bienes raíces.

Para hacerse una idea de lo que puede pretenderse hacer ahí, nada más hay que ver la franja oeste del Toncontín, llena de tiendas, cafeterías y restaurantes o sea comercializado hasta el último centímetro, nada de servicio público, como debió ser debido a que ese terreno, al igual que el Picacho, pertenecen a la ciudad, no a los comerciantes, por más que nos guste la pizza o las papas fritas.

Se necesita valor para emprender esa causa, quedará algo de eso en algún político?

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