– Además se contabilizaron 111 masacres el año anterior.
Los constantes hallazgos con similares patrones de ejecución reflejan una nueva característica que se manifiesta en la forma de operar de quienes cometen estos crímenes.
Es así como el OV-UNAH registró en 2013, el hallazgo de 133 cadáveres envueltos en sábanas, bolsas plásticas o sacos de poliuretano. En tanto, se contabilizaron 48 levantamientos de cuerpos desmembrados.
En ese sentido, la rectora de la UNAH, Julieta Castellanos, advirtió que “si la Policía no identifica a los actores de estos hechos, se van a seguir repitiendo”.
Además refirió a que estos 181 casos se registraron “fundamentalmente” en dos departamentos de Honduras: Cortés y Francisco Morazán.
Enviar un mensaje
Por su parte, la directora del Observatorio de la Violencia, Migdonia Ayestas, indicó que los registros presentados por la institución que dirige, buscan “evidenciar al Estado para que busque la forma de desarrollar un cuerpo no sólo con policías y militares, sino con científicos, pero que les permita analizar y determinar lo que está sucediendo con esta forma de operar del crimen”.
“Es necesario que la Policía Nacional pueda tener grupos específicos, interinstitucionales y no solamente agentes para poder hacer análisis específicos, porque si no hace análisis psicológicos, la vorágine nunca va a terminar”, estimó.
Ejemplificó que “si hoy cierran una Casa Loca y no agarran a los responsables, ellos van a hacer lo mismo en otro sitio”, por lo que enfatizó que “ahí le están mandando un mensaje a alguien”.
A criterio de Ayestas, la incidencia de cuerpos desmembrados, “es una forma de mandarle un mensaje a la ciudadanía de que tenga miedo de lo que está pasado y que la Secretaría de Seguridad no ha hecho las investigaciones y no está facultada para poder tratar de controlar ese tema”.
Al mismo tiempo, lamentó que “no hay autoridad que los pueda detener porque no se investiga y sigue ocurriendo esto”.
Además expresó que “los registros de cuerpos desmembrados asustan hasta cuando cerca de las instalaciones de Medicina Forense se los van a dejar, como diciendo, aquí para que no los vayan a recoger largo y no se tarden mucho, porque tampoco hay muchos médicos forenses”.
Calificó estos hechos como “inhumanos y degradantes porque no les basta con que la persona muera, sino que lo dejan en una caja en ocasiones o hasta en una bolsa de comida para perro, eso asusta”.
“Que Dios nos agarre confesados”
En relación a este tema, la directora de Medicina Forense, Julissa Villanueva, relató que encontrar un cuerpo en condiciones de desmembramiento, significa “básicamente ver el alto grado de criminalidad y violencia que se ha desatado en contra de esos cuerpos”.
“Estamos encontrando cada vez más cadáveres de esa forma, inclusive uno, hace poco, enfrente de nuestra morgue”, recordó.
Consecuentemente, reiteró que “eso significa que el grado violencia y cizaña que tienen las personas contra las víctimas, es cada vez mayor”.
“Que Dios nos agarre confesados”, acotó Villanueva al manifestar que “como científicos profesionales, lo vemos y de alguna manera nos impacta”, por lo que cuestionó que “¿hasta dónde vamos a llegar?”.
Crearán equipo de estudio
Con la nueva modalidad de muertes violentas que se está registrando en este país centroamericano, están determinando crear un equipo de análisis e investigación.
Ayestas informó que dicho equipo estará conformado por la UNAH, médicos forenses, sicólogos, psiquiatras, entre otros, quienes buscarán “estudiar cuál es el mensaje que ya se está mandando” por medio de esa modalidad criminal.
Asimismo, Villanueva dijo que ya están “tratando de analizar este tipo de lesiones para ver si hay alguna relación, con algún patrón para ver si se pudiera un poco mas de pistas sobre los móviles de lo que está ocurriendo”.
Destacó que “hay que estudiar realmente cual es el patrón y establecer mayores controles de lo que está sucediendo”.
Hasta el 2012, se registraba un promedio de 20 muertes violentas en Honduras y de acuerdo al OV-UNAH, en 2013 disminuyó a 19.
Además, registran una tasa de homicidios de 79 personas por cada 100 mil habitantes, es decir 5.8 menos que las reconocidas en 2012.
