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Notre Dame celebra en condiciones precarias su primera misa tras el incendio

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París – Dos meses después de ser devastada por el fuego, Notre Dame acoge hoy una misa oficiada por el arzobispo de París, a la que asistirá un reducido número de personas por la peligrosidad que supone estar en la catedral contaminada de plomo y cuya bóveda aún corre peligro de derrumbe.

Será a las 18.00 hora local (16.00 GMT) en la capilla de la Virgen, detrás del coro, y asistirán solo una treintena de personas, la mitad eclesiásticos, todos con casco protector, incluido monseñor Michel Aupetit, quien oficiará una misa simbólica para significar que Notre Dame «sigue viva», dijo el rector del templo, Patrick Chauvet.

Al acto -retransmitido por la televisión católica KTO- irá una representación de las personas que trabajan en las obras y de laicos de la diócesis de París; «poca gente porque es muy peligroso», señaló el embajador encargado de la movilización internacional para Notre Dame, Stanislas de Laboulaye, en un encuentro con prensa española.

Habrá que limpiar el barrio y la catedral contaminados por el plomo que recubría la cubierta y la aguja de Viollet-le-Duc y que se fundió por las llamas que llegaron a alcanzar los 800 grados de temperatura, y de cuyo origen aún «no hay ninguna pista», señaló.

«Notre Dame de París está aún en situación frágil, especialmente en la bóveda que aún no se ha asegurado, y puede derrumbarse», apuntó el ministro de Cultura, Franck Riester, durante una entrevista este viernes en la cadena France 2, en la que también dijo que solo se han recibido el 9 % de las donaciones prometidas, es decir 80 millones de euros de los 850 millones comprometidos.

Algo que, sin entrar en detalles, minimizó De Laboulaye un día antes al subrayar la incapacidad de evaluar las necesidades económicas reales hasta que no se conozca el estado de Notre Dame.

CONTROVERSIAS Y DONACIONES

El diplomático se mostró convencido de que el proceso empezará a tener «un ritmo militar» una vez que a mediados de julio esté aprobada la ley que fije el marco legal para la restauración de la catedral, con exenciones fiscales de hasta un 75 % por mil euros de donación y la creación de una agencia que coordinará el general Jean-Louis Georgelin, con experiencia en la guerra de los Balcanes.

Aludió a controversias generadas por el proyecto de ley como la posibilidad de una anulación excepcional de las normas urbanísticas, medioambientales y de respeto del patrimonio, así como a las «suspicacias» por exenciones fiscales en un país que «no tiene tradición de mecenazgo».

Pese a ello, remarcó que «todo se va a pagar con donaciones privadas y esto es un choque cultural para los franceses».

Por ahora el grueso del dinero es francés y estadounidense, pero vienen donaciones de todas partes porque Notre Dame es un «símbolo mundial». En Europa, donde no hay armonización fiscal, hay una red de fundaciones (Transactional Giving Europe, TGE) para canalizarlas, y que en el caso de España está la Fundación Empresas y Sociedad.

De Labouyade destacó, además, que no todo es dinero, ya que países como Chile y Canadá han ofrecido madera, Vietnam a sus talladores de piedra o la Universidad de Columbia (Nueva York) su conocimiento de la catedral, que tiene milimetrada en 3D.

CONSOLIDACIÓN Y RETIRADA DE ESCOMBROS

La fase actual de las obras es de «consolidación» de la estructura del edificio con «vigas enormes», lo que ha obligado a quitar las vidrieras del siglo XIX para poder pasarlas, al tiempo que se ha evacuado a todos los vecinos aledaños al edificio.

También se han consolidado los arbotantes, fundamentales para mantener las construcciones góticas, y se van a poner estructuras de madera para evitar que se inclinen hacia el interior y se caigan.

Uno de los mayores problemas ahora, hasta que no se reparen los tres agujeros enormes del techo, es el viento, que entra en la catedral y amenaza la estructura, explicó el diplomático.

Se ha instalado un protector de plástico en la parte superior del templo para proteger el interior de la lluvia y una red gigantesca para impedir que caigan piedras sobre los obreros que trabajan en el interior para retirar los escombros con ayuda de robots.

Esas maquinas los sacan y los depositan en una carpa instalada en la explanada frente a la fachada principal de la catedral, donde son inventariados para ayudar a la policía a determinar las causas del incendio y a los científicos que estudian su naturaleza y ver si se pueden reutilizar para la restauración, dijo De Laboulaye.

Concluida la consolidación y apartamiento de escombros se iniciará la retirada del andamio de 250 toneladas que envolvía la aguja de Viollet-le-Duc, con cuya restauración «empezaron los problemas» y donde empezó el fuego. Esa operación llevará cuatro meses.

UN LARGO PROCESO Y ALGUNOS MILAGROS

La modalidad precisa de reconstrucción está por decidir, lo que sí está claro es que se respetará la Carta de Venecia para la restauración de tesoros nacionales, ya que Notre Dame y las orillas de Sena están en el Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Y también se sabe que habrá que poner peso sobre la bóveda porque es necesario para mantener rectas las paredes en la complejísima arquitectura gótica, que es como una «figura de naipes».

De hecho, hubo 20 minutos críticos la fatídica noche del 15 de abril: cuando el fuego se acercó a la torre del campanario, recubierta de madera y que si hubiese ardido se abría caído y con ella la fachada principal y el resto de la catedral.

Enfriar las piedras fue la mejor decisión, pues lanzar agua sobre las llamas desde el cielo habría tenido el efecto de «un bombardeo, se habría aplastado o desintegrado totalmente», según De Laboulaye..

«Esto muestra hasta que punto las cosas que creemos que son eternas no lo son», reflexionó el diplomático.

Lo que también fue «milagroso», añadió, fue que se salvasen las reliquias y el tesoro de Notre Dame, las estatuas, el altar, la gran cruz y que la Virgen del siglo XIV estuviese intacta.

Ya antes del incendio la catedral estaba «mal». Dos años antes se evaluó en 50 millones de euros la inversión necesaria para su restauración. Ahora nadie es capaz ni de dar una cifra.

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