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Niñas hondureñas obligadas a trabajar por pobreza que afecta al 59 % de ellas

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Tegucigalpa – El machismo imperante en Honduras y la pobreza obligan a las niñas a trabajar para buscar mejores condiciones de vida, pero esa situación las hace vulnerables a sufrir explotación infantil o ser víctimas de trata de personas, según organizaciones humanitarias.

Jorge Valladares, de la organización World Visión, dijo a Efe que la mayoría de la población de Honduras, incluyendo a los menores, cuentan con un limitado acceso a condiciones mínimas de bienestar.

Según cifras de la organización humanitaria en Honduras existen 1,7 millones de niñas y adolescentes, de ellas el 59,1 % viven en pobreza.

Las menores también sufren discriminación por clase, género y etnia, situación que contribuye a profundizar su vulnerabilidad social, según organizaciones humanitarias y de sociedad civil.

Las prácticas culturales cimentan el trabajo infantil en Honduras, donde la edad mínima para labores se sitúa legalmente en los 16 años, pero el adolescente solo puede trabajar fuera del horario escolar y no más de seis horas al día.

«Estas condiciones de vulnerabilidad están marcadas por el aspecto cultural, hay un enfoque machista y un ocultamiento de las formas de explotación y abuso hacia las niñas», subrayó Valladares, coordinador del programa Futuros Brillantes de World Visión.

El telón de fondo del trabajo infantil es la pobreza, aseguró Valladares, quien dijo que las niñas que abandonan la escuela para trabajar están «condenadas a ser pobre» y, por ende, su futuro «se pone en riesgo».

Según cifras de la ONG, unas 200.000 niñas menores de 17 años ejecutan labores domésticas no remuneradas como cuidar hermanos, hacer la comida y atender diferentes aspectos del hogar.

Valladares destacó la importancia de que las autoridades centren sus esfuerzos en satisfacer las necesidades de educación y salud de las niñas.

El trabajo infantil vuelve a las niñas vulnerables a las redes de trata de personas y el tráfico, que muchas veces las usan como «carne de cañón», añadió.

El Gobierno hondureño ha impulsado políticas públicas contra el trabajo infantil pero, según Valladares, hace falta generar oportunidades para las familias y concienciar a la sociedad para erradicar esa lacra.

Honduras también tiene la segunda tasa más alta en América Latina en embarazo adolescente, ya que uno de cada cuatro partos es de una menor de 19 años.

La tasa de embarazos infantiles en Honduras es del 24 %, indicó Valladares, quien señaló que 3 de cada 10 niñas no culminan sus estudios en el nivel secundario y 6 de cada 10 no llegan al quinto grado de primaria.

Aseguró que invertir en la población más joven es un «factor clave» para el éxito y desarrollo de un país.

«El embarazo adolescente es una epidemia nacional y se hace muy poco al respecto», subrayó el ejecutivo de World Vision.

Según el informe situación 2018 sobre los Derechos de la Niñez y Adolescencia, el embarazo temprano es un «obstáculo para que las madres puedan salir de la pobreza, pues se ven obligadas a buscar formas de sobrevivencia para ellas y sus hijos».

La directora de Plan Internacional Honduras, Verónica Zambrano, dijo a Efe que las niñas tienen la habilidad de desarrollar su proyecto de vida.

Zambrano pidió además acabar con la violencia que afecta a las niñas y reducir el alto número de embarazos adolescentes.

Señaló que las mujeres en la mayoría de los países representan el 52 % de la población pero están «dejadas, maltratadas y subvaloradas», por lo que instó a las autoridades y la sociedad a hacer un cambio cultural.

«Tenemos que cambiar y tenemos que decir vamos a cambiar el mundo dando poder a estas niñas que luego crecerán para ser las mujeres del país y tienen que poder acceder a mejores formas de vida», subrayó.

Lamentó que el 52 % de las niñas hondureñas no estudian y exhortó al Estado a empoderar a las menores para mejorar su futuro.

Destacó la importancia de crear oportunidades para decir: «Basta a la violencia, al embarazo adolescente, al trabajo infantil y al matrimonio temprano, digámosle sí a la educación y cambiemos esas representaciones que hipotecan su futuro».

La directora de Plan Internacional señaló que los altos índices de pobreza disparan el trabajo infantil en Honduras, donde muchos niños abandonan la escuela para ganar dinero y ayudar a su familia.

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