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Neuroprotector cannábico ayudaría a curar lesiones de médula ósea y craneal

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México – Suministrar neuroprotectores de origen cannábico pocas horas después de sufrir una lesión severa de médula ósea o craneal sería un gran auxiliar para la recuperación motora, informó este miércoles el investigador Camilo Ríos.

Según expuso el profesor del departamento de Sistemas Biológicos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) en un boletín, estos neuroprotectores serían eficaces por sus propiedades para proteger a las células.

El especialista saca estas conclusiones tras sus experimentos con ratas, en las que usó los neuroprotectores WIN y anandamida.

Durante la investigación, se hizo una contusión controlada por computadora en la médula de una rata y al aplicar los neuroprotectores, se comprobó que ambos lograron reducir el impacto que había en las células dañadas.

De acuerdo con el experimento, la rata tratada con WIN recupera la movilidad de sus patas inferiores.

Esto, dijo el investigador, revela un efecto neuroprotector a las pocas horas de producirse la lesión, lo que equivaldría a que una persona pudiera volver a caminar tras una lesión con ayuda de un bastón.

Sin embargo, para obtener mayores logros, la investigación debe pasar a la fase clínica y se espera que la nueva legislación apruebe su uso en seres humanos.

Ríos explicó que se entiende por neuroprotección a los mecanismos para evitar la muerte de las neuronas a través del desarrollo de fármacos.

Detalló que la búsqueda de efectos de los cannabinoides en la neuroprotección se da en primer lugar porque los padecimientos que combaten son agudos.

Entre ellos, destaca la lesión en médula propiciada por una caída o un accidente automovilístico, la cual es mucho más común de lo que se cree.

En sus investigaciones sobre neurotransmisores y en particular en cannabinoides, el doctor Ríos ha comprobado que, como cualquier otro compuesto, estos poseen efectos adversos dependiendo de la dosis que se aplique.

«No hay sustancias tóxicas y no tóxicas, sino dosis a las cuales se manifiesta o no la toxicidad», aseveró.

Ejemplificó que al usarlo crónica y controladamente en pacientes con epilepsia refractaria se observaron efectos adversos leves como somnolencia en 25 % de los pacientes, pérdida de apetito y diarrea en el 19 %, y fatiga y convulsiones en un 13 %.

Además se presentó estatus epiléptico en un 9 % de los pacientes.

En casos de infarto cerebral el éxito de su aplicación y aprobación permitiría que este dejara de ser la primera causa de discapacidad en el mundo, de acuerdo con la UAM.

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