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Netanyahu sigue al frente de Israel con un gobierno de emergencia y anexión

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Jerusalén – Benjamín Netanyahu y Beny Gantz sellaron hoy un acuerdo de gobierno que saca a Israel de un bloqueo político de más de un año y que permitirá al actual primer ministro mantenerse en el cargo un año y medio más, mientras enfrenta un juicio por corrupción.

Más de doce meses, tres elecciones, incontables horas de negociación y la lucha contra una pandemia ha necesitado Israel para formar Ejecutivo y evitar unos temidos cuartos comicios.

«Gobierno de emergencia nacional» es el nombre que han dado sus artífices, Netanyahu y el que será viceprimer ministro, Beny Gantz, a un Ejecutivo de unidad que los primeros seis meses no podrá aprobar legislación que no concierna a la lucha contra el coronavirus y que, a partir de julio, podrá promover la anexión de parte del territorio ocupado de Cisjordania.

GANTZ CEDE A LAS PETICIONES DE NETANYAHU

Gantz finalmente parece haber aceptado los hasta ahora inasumibles que impedían el acuerdo, como que Netanyahu tenga veto para nombrar al próximo fiscal general del Estado y a miembros de la Fiscalía, cuando está previsto que tenga que enfrentar un juicio por delitos de cohecho, fraude y abuso de confianza el próximo 24 de mayo.

El acuerdo también llevará a votación del Gabinete la iniciativa de paz con los palestinos propuesta por Estados Unidos, donde está incluida la anexión de partes de Cisjordania, y que el centrista Gantz quería que se hiciera en coordinación con la comunidad internacional.

LA OPOSICIÓN, FURIOSA

La oposición, que hasta hace algunas semanas negociaba con Gantz la conformación de un Ejecutivo sin Netanyahu, atacó duramente el acuerdo.

«Gantz y (Gabi) Ashkenazi aceptaron que un acusado escoja los jueces que debatirán su caso. No hay límite para la desgracia», apuntó Yair Lapid, exsocio de Gantz en Azul y Blanco y a partir de ahora líder de la oposición.

Ayman Odeh, líder de la Lista Unida árabe, que recomendó a Gantz para el cargo tras las elecciones, acusó al centrista de no tener el «coraje suficiente para triunfar y optó por legitimar la anexión, el racismo y la corrupción».

Otro de los partidos que pierde con este acuerdo es el ultraderechista Israel Nuestro Hogar, de Avigdor Lieberman, quien acusó al Ejecutivo de unidad de no ser el que la sociedad quería.

REPARTO DE MINISTERIOS

Netanyahu ocupará el cargo de jefe de Gobierno, que pasará a Gantz en el mes de octubre del año que viene y hasta entonces será viceprimer ministro y ostentará la cartera de Defensa.

El Gabinete estará inicialmente integrado por 32 ministros, que se convertirán en 36 al acabar el período de emergencia por la pandemia.

La división de cargos otorgará al Likud de Netanyahu y a sus aliados ultraortodoxos y ultraderechistas las carteras de Finanzas, Sanidad, Seguridad Interior y Educación, entre otras, mientras que el Azul y Blanco de Gantz y sus posibles aliados del Partido Laborista obtendrán los ministerios de Exteriores, Justicia, Cultura y Comunicaciones, entre otros.

El acuerdo, que según sus autores fue alcanzado «a la luz del estado de emergencia en que se encuentra el país y los desafíos médicos, económicos y sociales que enfrenta», prevé también la creación de un «Gabinete del coronavirus».

Otro de los gabinetes previstos es el de «reconciliación», también a cargo de Netanyahu y Gantz, y que trabajará para «reparar los quiebres en la sociedad israelí».

BIBI SIGUE EN EL PODER

Esta misma mañana los dos líderes terminaron una reunión sin acuerdo hasta que Gantz, como presidente del Parlamento, aceptó llevar al pleno hoy un proyecto de ley de la oposición para impedir que un acusado pueda ser primer ministro. La amenaza resultó y, por la tarde, volvieron a la mesa de negociaciones y salieron con un Ejecutivo bajo el brazo.

Netanyahu podrá seguir ejerciendo la jefatura mientras no haya una condena en firme, como permite la Ley Básica israelí.

Gantz, que prometió en las tres elecciones sacar al mandatario del poder, lo ha aceptado ahora como socio a costa de su futuro político. La coalición centrista que lideró y retó al Likud en votos queda resquebrajada y su imagen comprometida.

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