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Mutación del narcotráfico en Colombia, el oscuro legado de Pablo Escobar

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Bogotá – El mayor traficante de Colombia, Pablo Escobar, quien murió abatido hoy hace veinte años, dejó como oscuro legado en el país un modelo del narcotráfico que si bien ha ido mutando su estructura con el tiempo se mantiene todavía vigente.
 

Escobar dio sus primeros pasos con el tráfico de marihuana hacia EE.UU. y después consolidó su negocio y protagonismo internacional con ingeniosos envíos masivos de cocaína a ese país, empresa para la que fundó el temido Cartel de Medellín, que lideró pistas, rutas y hasta mercados.

«Pablo Escobar personifica una fase inicial importante del narcotráfico en Colombia», dijo a Efe el sociólogo y director del centro de pensamiento sobre narcotráfico y conflicto Acción Andina, Ricardo Vargas, quien identificó elementos de orden social en el personaje.

«Proviene de una clase relativamente baja y encuentra una oportunidad en un país muy excluyente a través del narcotráfico y de la ilegalidad», anotó, en alusión a un modelo que devino después en una cultura del «dinero fácil».

Además, se preciaba de haber conformado «un ejército de jóvenes sicarios» que acababan con quien se interpusiera en su camino, fuera juez, policía, periodista o rival; escuela que derivó en bandas como «La Oficina de Envigado» que dirigía el extraditado narcotraficante y paramilitar alias «Don Berna» y que hoy quedó reducida a combos.

«Yo creo que Escobar es el que más lejos ha llevado una guerra urbana, creo que ni siquiera los grupos de izquierda han llegado a los niveles que él llegó, porque la eficacia de la estructura de la violencia de Pablo era muy alta», afirmó Vargas.

Hoy en día, tanto las llamadas «oficinas de cobro», en alusión a las organizaciones de sicarios, como las bandas narcotraficantes se han atomizado, sobre todo después de la desaparición de los grandes carteles de Medellín, Cali, Norte del Valle, de la Costa y de Los Llanos.

«Después de la vigencia de los grandes carteles hasta 1995 siempre se ha mantenido una estructura muy dividida. Lo que pasa es que la inclusión del narcotráfico en la guerra le dio más visibilidad a ambos fenómenos», agregó el experto.

En este momento, según Vargas, el narcotráfico se encuentra en «la última fase de un proceso descentralizante» y ahora «ya no hay carteles regionales sino redes transnacionales que tienen una influencia creciente en Centroamérica, Suramérica y Europa».

Entre medias, las fuerzas de seguridad del Estado colombiano con la ayuda del Plan Colombia, enfocada en la destrucción de los cultivos y en la persecución a los participantes del negocio del narcotráfico, han logrado reducir en un 70 % los cultivos ilícitos.

Así, según los últimos estudios de áreas cultivadas con coca de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), Colombia le cedió el testigo a Perú como el primer productor de cocaína, con una diferencia de unas 12.400 hectáreas sembradas.

Según la Policía, en estos últimos veinte años han sido capturados 866.526 narcotraficantes, de los que 1.743 han sido extraditados; se han incautado 1.636.615 kilogramos de cocaína y derivados como el «bazuco».

Pero para el sociólogo, la gran herencia de Escobar la atesoran los capos que le sucedieron, que aprendieron de sus grandes errores: haber protagonizado una lucha contra el Estado y la extradición y la ambición de ser visible y convertirse en «el segundo hombre más importante del mundo, después del papa».

«El principal legado es que el resto que lo sustituye aprenden muchísimo de la experiencia de Pablo Escobar, de la que se desprende una fuerte contribución para que las nuevas elites de la ilegalidad busquen afianzar una relación con el Estado para buscar acuerdos. Al Estado no hay que confrontarlo sino aliarse con él».

El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, reconoció ayer en un artículo divulgado por una publicación de la Policía que el negocio del narcotráfico no terminó con el fallecimiento de Escobar.

«Veinte años después tenemos que decir que así como el problema no nació con Escobar, tampoco terminó con él. Desde su muerte, hemos visto transformaciones trascendentales para la institucionalidad colombiana», opinó el mandatario.

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