Mujeres en política: matemáticas rosadas

Por Yanivis Melissa Izaguirre | Periodista, Honduras

Tegucigalpa, Honduras. A los políticos hondureños no les conviene meterse con las mujeres. Por varios motivos, entre ellos, uno matemático. 

El censo poblacional de Honduras es 9,876,514; de esa cantidad 5,072,803 son mujeres y 4,803,711 son hombres, según datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Por otra parte, el censo electoral para las primarias es de 5,841,364; de ese número 3,061,66 corresponde a mujeres y 2,779,704 a los hombres, cifras proporcionadas por el Consejo Nacional Electoral.

¡Las mujeres somos mayoría! Pero siempre hay quienes creen que achicándonos se engrandecen o que nuestra capacidad pasa por la incompetencia de ellos. 

Las mujeres en política deben ser bellas, humildes, abnegadas y obedientes… así nos ven en sus mojados sueños patriarcales, en donde solo servimos para adornar la democracia.

Pero la realidad es otra. Costaron diez procesos electorales desde la era democrática para que una mujer se sentara en la silla presidencial, y lo hizo a lo grande, con un porcentaje de participación de 68.58 %; ganando con una diferencia porcentual en cuanto a votos de 51.12 % versus 36.93% del más cercano contrincante, lo que reflejó un histórico porcentaje en procesos electorales. 

Hoy, una dupla de mujeres preside dos de los tres poderes del Estado, pero superar los obstáculos no está siendo fácil. Rebeca Ráquel Obando, magistrada presidenta de la Corte Suprema de Justicia, denunció hace un mes que se sentía agredida políticamente como mujer.

 Al iniciar el gobierno de la presidenta Xiomara, el gabinete estaba conformado por 10 mujeres y 30 hombres.

Actualmente, secretarías como la de salud, defensa, derechos humanos, presidencia, agricultura y ganadería, programa presidencial Ciudad Mujer, cultura, artes y patrimonios y Banco Central de Honduras están bajo la dirección de mujeres.

La cuota de representatividad en el actual Congreso Nacional es de 72.7 % hombres vs 27.3 % mujeres. De ese 27.3 %, se conformó la Comisión de Equidad y Género, integrada por: Scherly Arriaga. Fátima Mena, Silvia Ayala, Kathia Crivelli, Lissi Cano y Luz Angelica Smith. Pero de momento no existe una política pública ni legislación que -más que castigar la violencia política hacia la mujer- fomente la equidad, el respeto y su desempeño en igualdad de condiciones.

Lo que es aún peor, entre los mismos legisladores también se reportan agresiones de género. Uno de tantos ejemplos es la denuncia interpuesta por la diputada Lissi Cano en contra de Bartolo Fuentes. Cano también querelló al diputado Fabricio Sandoval, por calumnias agraviadas.

Otro acto que terminó en un proceso legal fue el protagonizado por el congresista Mauricio Rivera en las instalaciones del Centro Ciudad Mujer de Tegucigalpa. 

En el próximo proceso electoral a realizarse en marzo de 2025 participarán tres precandidatas a la presidencia de Honduras: Rixi Moncada (Partido Libertad y Refundación), Maribel Espinoza (Partido Liberal) y Ana García (Partido Nacional).

Las tres precandidatas han denunciado públicamente haber sido víctimas de violencia política. 

En noviembre de 2021 Rixi Moncada condenó la violencia política y solicitó al titular del Consejo Nacional Electoral ordenar que censuraran la publicidad de odio. “Condenamos la violencia en todas las manifestaciones, principalmente la estatal, ya que se ejerce por la vía de la persecución”, dijo. 

En julio de 2024 Maribel Espinoza denunció violencia política ante la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH).

El 05 de septiembre de 2024 Ana García dijo que es víctima de persecución política. Anteriormente, en mayo de 2023, García ya se había referido al tema en los siguientes términos: “pareciera que es un poco de violencia política en contra de nosotras las mujeres, soy una esposa, soy madre, toda mi familia apoyándome en este proyecto político, es parte de las campañas de odio a las que desafortunadamente nos hemos expuesto y hemos tenido que sufrir en los últimos años”.

Cada una desde su lucha, cada una desde su ideología, cada una desde un escenario político, cada una desde la discriminación cruzada que les da el ser mujer y, más aún, ser mujer en la política. 

Origen de los ataques

La mayoría de los ataques se registran en la red social X, un ecosistema digital propicio para crear cuentas falsas, bots y campañas orquestadas para vilipendiar a figuras políticas, en este caso, mujeres.

Esta semana, el tema de violencia política hacia la mujer sacudió algunas conciencias, pero la mugre de algunos está tan afianzada en sus cerebros que ni hirviéndoles en agua caliente se les quitarán las ideas de que a las mujeres que nos representan desde importantes cargos públicos se les debe adoctrinar como campaña de COVID-19: “¡Quedate en casa!”. 

La agresión personal que recibió la consejera presidente del CNE, Cossette López, hizo que se retomara la urgencia de discutir y aprobar en el Congreso Nacional una Ley contra la violencia de género. Y es que la narrativa de los ataques cambia si el objetivo es una mujer. Allí la vida privada y su aspecto físico parece ser el atractivo predilecto de los victimarios, que recurren a sucias estrategias con el fin de atemorizar y someter a las mujeres a una inquisición política.

Según Data Reportal, la comunidad digital en Honduras en X es de al menos 653 mil usuarios. Mientras que la comunidad digital en X (con corte al 22 de septiembre de 2024) de las precandidatas presidenciales es la siguiente: Rixi, 69,102; Ana, 192,435 y Maribel con 1,218 seguidores. Y el de la presidenta del CNE es de 3,011. 

Al hacer un rastreo de menciones de estas mujeres en la red social X, sobresalen las siguientes palabras: títere, corrupta, ridícula, golosona, amante, prostituta, ladrona, nepotista, soberbia, comunista, chilindrina, vergüenza, estafadora, entre otras. 

Aunque la red social permite censura, la carga de mensajes ofensivos que ellas reciben es tan grande que siguen visibles para todos los usuarios.

Esa ha sido la norma avalada por una sociedad patriarcal, sin embargo, las brechas se van reduciendo. Las decisiones importantes de cara al próximo proceso electoral y la definición de la persona que regirá el destino de Honduras entre 2026 y 2030 estará en delicadas manos con una perfecta manicure.  

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