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El expresidente Arzú, firmante de la Paz en Guatemala, muere jugando al golf

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Guatemala – El expresidente de Guatemala que firmó los Acuerdos de Paz, Álvaro Arzú Irigoyen, fallecido hoy por un paro cardiorrespiratorio mientras jugaba al golf con uno de sus hijos, recibirá sepultara el domingo en la intimidad de su familia.

Arzú, de 72 años y actual alcalde de la capital, era un político veterano nacido en 1946. Tenía apariencia de hombre duro, aunque según sus íntimos allegados escondía a una persona muy accesible y humana, que prefería el trabajo a las solemnidades.

La tarde de este viernes, según el portavoz de la Municipalidad capital, Carlos Sandoval, el expresidente estaba jugando al golf con su hijo Álvaro Arzú Escobar, diputado y presidente del Congreso, cuando sufrió un paro cardíaco. Eran las 17.30 hora local (23.30 GMT) cuando dio su último respiro, según los suyos, este «hombre de paz».

El diputado del partido oficial Frente de Convergencia Nacional (FCN-Nación) Eduardo Galdámez comentó a la prensa a la salida del hospital que la familia está «triste y conmovida», como era de esperar tras el fallecimiento del patriarca.

A él lo recordó cómo «un buen tipo» y «un buen líder», con un «liderazgo digno a imitar por todas las generaciones futuras» que deja «un legado de esfuerzo y sacrificio», pues fue «amigo del desarrollo, la paz y la justicia».

Arzú fue presidente de Guatemala entre 1996 y 2000, tiempo durante el cual firmó los Acuerdos de Paz por parte del Gobierno con la guerrilla para poner fin a 36 años de un sanguinario conflicto armado interno (1960-1996) que dejó más de 250.000 víctimas, entre muertos y desaparecidos, y más de un millón de desplazados internos.

Empresario y miembro de una de las familias más adineradas de Guatemala, era un hombre pragmático y decidido, afín a la cúpula empresarial y rodeado siempre de mucha controversia, sobre todo por su mala relación con los medios de comunicación y sus directores.

A ellos les dedicó un mensaje en su última aparición pública esta semana: «Estoy con una gripe que no se la desearía ni a los dueños de los periódicos».

Pero en ese mismo acto tuvo palabras para el actual presidente, Jimmy Morales. A él le recitó un mensaje bíblico de Josué en estos momentos en los que su gestión está más señalada que nunca: «Mira que te mando que te esfuerces, que seas valiente. No temas ni desmayes».

Precisamente Morales, que no acudió al hospital, dijo sobre la muerte de su «amigo» que «Guatemala ha perdido un gran hombre que dedicó su vida a servir. Estadista, líder y un verdadero amigo».

Morales y Arzú mantenían una estrecha relación que llevó al cinco veces alcalde de la capital a reiterar su apoyo al mandatario en varias ocasiones, incluso en los momentos más complicados de sus dos años al frente de la Presidencia.

En un comunicado posterior, firmado por el presidente y todo su Gabinete de Gobierno, se dice que el expresidente fue un hombre «que ofreció su vida para la consolidación de un país democrático, justo y pacífico y que se esforzó por hacer de Guatemala un país libre y republicano».

«Reconocemos su legado como presidente de la República, su impulso en la suscripción de la Firma de la Paz, y su gestión humana y visionaria al frente de la Municipalidad de Guatemala, así como su labor como canciller», añade la nota, en la que pide a Dios «fortaleza y resignación» para la familia en estos momentos.

Diferentes ministros y personalidades, así como el Procurador de los Derechos Humanos, Jordán Rodas, también expresaron su pesar por la muerte de Arzú, que esta noche será velado en la intimidad de su familia y que el sábado será homenajeado en el Palacio Nacional de la Cultura, una de las dependencias del Gobierno.

Será el domingo, después de ser homenajeado también en la Municipalidad por sus compañeros de la alcaldía, cuando el alcalde, apodado «el canche» por su pelo rubio y ojos claros, enterrado en la intimidad de su familia.

Precisamente una de sus trabajadoras acudió esta noche a las puertas del hospital Nuestra Señora, quien dijo del alcalde, con el que compartió más de 20 años de trabajo, que era «una gran persona» y un «gran líder» que ayudó a mucha gente: «Él se va», repetía entre sollozos.

Arzú, director del Instituto Guatemalteco de Turismo, ministro de Relaciones Exteriores, presidente y alcalde durante 20 años -15 de ellos consecutivos-, falleció siendo un hombre controvertido, odiado por muchos y amado por otros tantos, que en uno de sus actos públicos dijo: «Yo firmé la paz pero también puedo hacer la guerra».

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