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Marte o el desierto del Néguev

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Regresan de Marte sin haber puesto un pie fuera de la Tierra. Seis astronautas israelíes volvieron ayer a casa después de vivir durante cuatro días en el desierto del Néguev como si efectivamente hubieran aterrizado en el planeta rojo.

“Israel es un lugar perfecto para hacer una misión analógica como esta porque el desierto que ves a tu alrededor es el que vas a encontrar en Marte: tanto la forma de las montañas como de las rocas, el tipo de suelo o cómo caminas sobre él”,explicó a Efe Reut Sorek, astrobióloga y participante de este proyecto D-Mars.

Una iniciativa pionera, financiada por la Agencia Espacial y el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Espacio de Israel, que busca consolidar este centro analógico israelí como una base para la investigación académica y el desarrollo tecnológico espacial.

“Esperamos que esto se convierta una base de simulación en Israel capaz de atraer a quienes quieran probar nuevas tecnologías y procedimientos, así como a investigadores e estudiantes de todo el mundo”, manifestó Guy Ron, profesor de Física nuclear en la Universidad Hebrea de Jerusalén.

Él es uno de los apodados ‘Ramonautas‘ por haber realizado su primera misión en la zona desértica de Mitzpe Ramon.

En tan solo 96 horas este grupo ha tenido que acostumbrarse a vestir pesados trajes aeroespaciales durante largas misiones de reconocimiento, a consumir alimentos en cápsulas y a comunicarse con su Centro de Apoyo con un tiempo de espera de diez minutos, lo que tardaría en llegar cualquier respuesta desde la Tierra.

“Teníamos un horario muy ajustado de seis de la mañana a seis de la tarde, porque además del mantenimiento del habitáculo había que establecer comunicaciones, llevar a cabo experimentos científicos y documentarlo todo con texto, foto y vídeo”, relató Sorek sobre su rutina a un grupo de periodistas.

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