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Libertad de elegir

Por:Julio Raudales
Tegucigalpa.- No es nuevo y por supuesto no es mío. El título de esta columna lo tomé prestado del libro escrito por el economista judío-norteamericano Milton Friedman, uno de los intelectuales más importantes y a la vez más polémicos del siglo XX, ganador del Nobel de Economía en 1973.

En esta obra, más de carácter filosófico que económico, el fundador del Monetarismo centró su preocupación en cómo una economía dirigida por el estado limita la libertad de los individuos; enfatiza además, que la libertad social y política están íntimamente ligadas a la económica y que de su goce, dependen el bienestar y la felicidad de las sociedades.
¿Qué tan ciertas son las tesis de Friedman? ¿Cuál debe ser el papel del Gobierno si es que tiene un interés genuino de promover el bienestar? ¿Será que en Honduras estamos tan atrasados por la falta de libertad?
La experiencia ha demostrado que la libertad es el más preciado de los derechos humanos. Nada afecta tanto a los individuos y a las sociedades como la pérdida de este bien. La lucha por la liberación ha cobrado millones de vidas y la percepción que de ella tienen los pueblos, los transforma en sociedades ejemplares.
Pero está demostrado además, que el mayor enemigo de la libertad en toda época es el gobierno.
Son las formas de dominación política quienes constituyen la mayor amenaza a los derechos ciudadanos si no existen los frenos adecuados. Es por eso que resulta crucial que en toda democracia, existan los dos elementos fundamentales que propone la Ciencia Política moderna: El Imperio de la Ley y la Definición Clara de la Propiedad.
Más allá de los problemas estructurales, como la pobreza, el desempleo, falta de salud, educación y la corrupción y los más coyunturales como la inseguridad e ingobernabilidad, deberíamos reflexionar sobre si el rol que históricamente los gobernantes le han dado al estado es el adecuado.
Resulta alarmante observar como en Honduras, los políticos centran su oferta en las posibilidades de que el gobierno supla bienes y servicios que claramente deberían ser obtenidos privadamente. Peor aún, es patético enterarse que los activistas hacen su trabajo, no en espera de una oportunidad para desarrollar sus capacidades emprendedoras, sino por una “chamba” pública o un contrato con el estado. Creo que un aporte fundamental de las autoridades, debería ser coadyuvar en el entendimiento de que la única manera de salir de la pobreza es buscando oportunidades que se deben generar mediante una adecuada regulación y vigilancia.
Lo anterior no quiere decir que el “dejar hacer, dejar pasar” sea la regla de oro para toda situación: por supuesto, el gobierno tiene un papel importante en la economía: Debe generar confianza mediante una gestión pública transparente y alejada de la politiquería; asegurar que los derechos de propiedad estén claros para que la gente pueda, sin interferencias de ningún tipo, buscar lo que considere necesario para alcanzar su bienestar personal y familiar; también es imprescindible reducir los costos de transacción en que se incurre debido a la corrupción e intermediación en la prestación de servicios; además debe velar porque haya una infraestructura que facilite la producción.
Pero en un país como Honduras, es fundamental que el Gobierno se aproxime a las personas que por su condición de pobreza, carecen de la oportunidad de buscar su beneficio en los mercados; Por último, y no menos importante, es necesaria su intervención para cuidar los recursos naturales y el ambiente, hacer que se respete la igualdad entre mujeres y hombres, así como para luchar para evitar que algunos caigan en la tentación de hacer negocios ilícitos como el comercio de drogas o las estafas financieras. Si el gobierno se centra en esto, la riqueza vendrá por sí sola.
Pero es fundamental que nuestras autoridades estén conscientes de su tarea. El panteón presidencial en la historia de Honduras está lleno de hombres mal recordados, no tanto por lo que no hicieron, sino por lo mal que abordaron las cosas que trataron de hacer. La ciudadanía debe hacer que sus autoridades traten de concentrarse en generar confianza para que los hondureños, que hemos demostrado que cuando queremos hacemos bien las cosas, aprendamos de una vez a buscar el bienestar utilizando las capacidades que la naturaleza nos dio.

Los sucesos políticos y económicos actuales nos deben llevar a la reflexión. Pero es fundamental que continuemos presionando para que de una vez tengamos libertad absoluta para elegir a nuestras autoridades y que ellas garanticen la libertad para elegir nuestro destino.

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