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Leche cruda o el riesgo de jugar a la ruleta rusa

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Miguel Gobernado, experto en microbiología, escuchó una vez a un especialista en Estados Unidos que comparaba el consumo de leche cruda con jugar a la ruleta rusa. Si toca la bala significa que esa leche, recién ordeñada, no ha sido esterilizada correctamente y preserva algunos de los más de veinte microorganismos que no solo pueden provocar molestias gastrointestinales, sino también enfermedades que parecían erradicadas.

El debate sobre la venta de leche cruda directa del animal al consumidor se ha reavivado tras la decisión de la Generalitat de Cataluña de regular esa transacción. En 1990, España prohibió la venta a granel de la leche que debía pasar por procesos de pasteurización y uperización.

“No hay peligro, en absoluto”, si esta leche se consume hervida y siguiendo las recomendaciones sanitarias, ha considerado la consellera de Agricultura de Cataluña, Teresa Jordá.

Pero hervir esta bebida en casa antes consumirla no es suficiente para acabar con los riesgos de bacterias, virus y otros microorganismos que habitan en la leche que directamente procede de la vaca, oveja o cabra.

Los expertos consultados por EFEsalud consideran que vender leche cruda, aunque sea a través de máquinas expendedoras, es regresar al pasado y perder el tiempo. Dos variables que van en dirección opuesta a la evolución.

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