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Las locuras de Trump no deben sorprendernos.

Por: Alberto García Marrder

Se veía venir. Donald Trump sigue siendo el mismo de hace cuatro años cuando llegó a la Casa Blanca.

No ha cambiado: es un autócrata, un déspota, un mentiroso, un bravucón, un narcisista, un vengativo, un racista y un mal perdedor. Antes y ahora. Y lo sabíamos.

Entonces, ¿por qué nos sorprendemos de sus últimas maldades como la de incitar a sus seguidores a asaltar el Congreso y a revertir las elecciones en su contra? Lo que no nos debe sorprender es que han funcionado las instituciones de este país.

Y eso es lo que ha parado el sueño de Trump de reelegirse por otros cuatro más. Que nadie lo dude Y ahora que deja la Casa Blanca como un “apestado” por sus “maldades institucionales” como presidente, creo que es hora de hacer un recuento y ajustar cuentas. Aquí todos somos culpables.

Desde los políticos republicanos que lo acuerparon en el Congreso, hasta los medios de comunicación como la cadena de televisión “Fox News” que propagaron sus falsedades hasta los periodistas que celebrábamos sus extravagancias porque nos daba material para rellenar nuestras crónicas.No, nos engañó.

Todos, sabíamos quién era. Lo venía propagando a voces. Todos caímos en su trampa. Lo trágico de todo es que Estados Unidos estuvo a punto de darle una victoria electoral para reelegirse.

¿Se imaginan a Donald Trump por cuatro años más en la Casa Blanca? Trump llegó a la Casa Blanca en 2016 y se mantuvo cuatro años abusando de su poder presidencial. Pero no lo hizo solo.

Ya es hora qué señalemos con el dedo a los co-responsables:

1 – EL PARTIDO REPUBLICANO:  El glorioso partido de Abraham Lincoln fue el vehículo que Trump utilizó para ganar las elecciones y mantenerse en la Casa Blanca.

Ahora lo deja en ruinas después de haberlo controlado a sus anchas. Ha cambiado hasta su nombre, debería llamarse “trumpista”.  Y Trump, desde su exilio dorado en Florida, lo seguirá controlando. O lo poco que queda del partido.

2 – LOS REPUBLICANOS: Estos llevan mucha culpa. Son los que acuerparon a Trump, lo protegieron y lo defendieron ciegamente en el Congreso. Especialmente en el senado, donde tenían, hasta hace poco, una mayoría parlamentaria y donde su líder, Mitch McConnell ejercía, muy habilmente, de casi como testaferro del presidente.

3 – LA CADENA DE TELEVISiON ”FOX NEWS”: Esta cadena de televisión, la más vista en Estados Unidos, se jacta- y con razón – de haberle hecho ganar las elecciones del 2016 y de mantenerlo en el poder en los cuatro años. Los presentadores estrellas de la noche eran prácticamente los asesores de Trump y tenían acceso directo al presidente. La cadena se hizo eco de todas las falsedades de Trump de que le habían robado las elecciones por un masivo fraude electoral.

4 – TWITTER:  Este sistema de mensajes breves de 140 caracteres acaba de cancelar la cuenta de Trump “por incitar a la violencia”. Es una medida que llega tarde, muy tarde.  El presidente saliente envió más de 23,000 “twuits” (según el diario “The Washington Post”) sin ninguna preocupación de su impacto. Por este medio, anuncio despidos de sus Secretarios (ministros), nombramientos en su gabinete, para propagar falsedades (sobre las pasadas elecciones), para divulgar rumores ofensivos e insultos contra sus enemigos políticos.   

LAS VICTIMAS:

1 – LA NACIÓN: Las más dañada ha sido la democracia americana y la imagen de Estados Unidos en el mundo. Moscú y Pekín, estarán muy contentos.

2 – JOE BIDEN: Su indiscutible victoria electoral quedará bajo la sospecha que fue lograda por un fraude en las urnas y en el voto por correo, que ha pregonado, sin fundamento alguno, e incesantemente Trump.

3 – LA POBLACIÓN CONSERVADORA Y EVANGÉLICA: Trump las utilizó a su antojo con fines electorales.

4 – El ESTAMENTO GUBERNAMENTAL: Trump devaluó la importancia del Fiscal General (Ministro de Justicia), de sus servicios de Inteligencia (CIA), del FBI y hasta del Pentágono, al poner jefes políticos leales y no militares.

5 -EL TRIBUNAL SUPREMO: Trump ha dejado su huella conservadora en el más alto tribunal de la nación al haber nombrado a tres jueces en sus cuatro años en el poder y a más de 200 jueces federales. Por décadas y generaciones se sentirá ese matiz ultra-derechista.Tendrán que pasar varias décadas para que los historiadores puedan evaluar las consecuencias de la intromisión de Trump en el Tribunal Supremo.

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