Las lecciones que nos deja José “Pepe” Mujica

Por: Ricardo Puerta
El 22 de febrero nos llega vía internet una pieza de oro producida por José Mujica, dirigente indiscutible del Frente Amplio de Uruguay. Contiene valoraciones sabias, salidas de un hombre humilde y sencillo, que después de ser guerrillero y estar preso en varias ocasiones, haciendo en total 15 años, pasó a la vida democrática del país, postulándose y saliendo electo Presidente, sucediendo a regímenes militares y conservadores.

Al final de sus cinco años de gobierno sale con un balance de cinco estrellas. Como un sabio y frugal hombre de Estado,  con un nivel de simpatía del 51% entre la población, mientras que el 45% considera su gestión de gobierno como “buena”.
 
Y aunque hubiera podido a ser reelecto, contrario a lo que planean y hacen otros presidentes que actualmente están en el poder en América Latina, reiteró: “soy y estoy en contra de la reelección”…”en una República todos somos iguales”. Y cuando le preguntaron si el poder corrompía, contestó “No, el poder no cambia a las personas, sino revela quiénes realmente son”.
 
Mujica concedió esta entrevista al periodista Carlos Gabetta, del diario argentino Perfil, sabiendo que en el próximo e inmediato mes de marzo entrega la Presidencia de Uruguay.
 
Durante su mandato como presidente de Uruguay continuó haciendo su habitual, sencilla y humilde vida. En los 5 años de su mandato, se mantuvo viviendo en la destartalada y habitual casa de campo de siempre, situada en las afueras de Montevideo, capital del Uruguay, propiedad de su esposa.
 
Nunca optó por mudarse a la Mansión Presidencial, tal como le corresponde al presidente de todos los uruguayos Mujica esta considerado el mandatario más austero del mundo.
 
Durante su gobierno no se aprovechó de ningún privilegio, ni se inventó ninguna prebenda “de retiro”. Mientras era gobernantes,  rechazó la oferta de un millón de dólares que le ofrecieron por su “clásico” “Pepemóvil”, un  Volkswagen tipo escarabajo que en el mercado local no supera en venta los 5 mil dólares.
 
Durante su gobierno, donaba el 90% de su salario al partido y obras sociales. Destinó de su salario presidencial alrededor de 150 mil dólares al Frente Amplio, su partido político y 400 mil dólares al Plan Juntos, un programa de vivienda social que ayuda a familias económicamente vulnerables.
 
Argumentó que para el Gobierno es «relativamente fácil poner impuestos y que otros paguen, pero hay un deber ético»…. “Se puede gargantear todo lo que se quiera, pero a la garganta hay que prestarle el bolsillo». Mujica aseguró que «todo esto» se puede «constatar» y que concuerda con «la línea concreta con lo que pensamos y vivimos».
 
Los mensajes de este artículo nos llegan oportunamente a Honduras. El Barómetro de las Américas, un  programa de investigaciones de opinión pública en América Latina, con sede central en la Universidad de Vanderbilt en Estados Unidos, informa en un reciente estudio latinoamericano, Honduras incluida, que los partidos políticos hondureños gozan en la ciudadanía del país de menos confianza institucional que la Policía Nacional…y esto de por sí es ya una tremenda preocupación para “la democracia” que ansiamos y supuestamente todos somos responsables de construir.
 
A continuación, las frases más destacadas de la entrevista con Mujica:
El capitalismo: «El capitalismo nos regaló cuarenta años más de vida promedio en el último siglo (…) El capitalismo, como todo, es contradictorio. Pero ese egoísmo que lleva adentro es un motor formidable, que ha desarrollado ciencia, tecnología».
 
Los empresarios: «Si le meto la mano demasiado en el bolsillo al que tiene que invertir, no invierte y al final tengo menos para repartir… Mira el resultado humano y práctico que han tenido los experimentos apurados, «definitivos» del socialismo: al final tuvieron menos para repartir».
 
El socialismo: «Lo peor del socialismo es la burocracia (…) El capitalismo tiene los problemas que conocemos, pero siempre hay algo que aprender, hasta del adversario. Hay que aprender de la inteligencia, no de la estupidez».
 
El Estado: «La democracia se nos fue amortiguando; caímos en clientelismos, en utilizar al Estado para colocar mucha gente, demasiada gente, y así le fuimos quitando competitividad.
 
Por un «proteccionismo» hacia la gente que trabaja, creamos una categoría de funcionarios prácticamente intocable que tiene su porvenir asegurado; entrando en el Estado, dentro de cuarenta años se jubila y nadie lo toca, haga lo que haga.
 
El Estado perdió vigor, y obviamente los sindicalistas defienden esas ‘conquistas’, con lo que se transformaron en defensores del statu quo que maniataba al Estado».
 
Los Juicios contra crímenes de las dictaduras: «En Uruguay tuvimos violencia y dictadura, pero la gente decidió olvidarlo. Fíjate, en Argentina, empezaron bien, pero luego fueron haciendo un enchastre tan generalizado y masificado que han pasado treinta años y hay puntas, flecos por todos lados».
 
El Mercosur: «La integración precisa un liderazgo, y ese liderazgo se llama Brasil, pero la Argentina tendría que acompañar, y no acompaña un carajo, más bien lo contrario, es como si la Argentina se hubiera retrotraído a una visión de 1960».
 
La relación de Argentina con Brasil y Uruguay: «Te voy a hacer una confesión: me dijo una vez la presidenta de Brasil: «¡Ay, Pepe, con Argentina hay que tener paciencia estratégica…!». Brasil les ha bancado de todo a los argentinos, de todo (…) Dilma y Lula en esto piensan igual».
 
La austeridad de su vida: «Dicen por ahí que soy un presidente pobre, pero en realidad soy sobrio en mi forma de vivir. Vivo con poco, liviano de equipaje, deliberadamente, es una opción. ¿Para qué? Para tener tiempo libre y gastarlo en esas cosas que a mí me motivan. Si me dedico a acumular plata, después tengo que andar desesperado tapando agujeros».
 
Las regulaciones estatales: «Tampoco peleo por un Estado o una sociedad que me regulen todas las cosas. Tal vez soy medio anarquista».
 
El odio: «Yo no odio. Yo fui a ver los calabozos donde estuve preso. Me saque una foto con los coroneles de ahora y todo (risas). Pero lo pasado, pisado».
 
¿Llegaremos a tener en este siglo XXI un Presidente así en Honduras?
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