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Las dos Coreas continúan su pulso entre la distensión y la respuesta militar

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Seúl – El presidente de Corea del Sur, Lee Myung-bak, prometió hoy abrir una puerta al diálogo con Corea del Norte, pero también responder con contundencia a posibles agresiones, mientras Pyongyang ofreció un mensaje continuista y de fidelidad incondicional a su nuevo líder, Kim Jong-un.
 

Las relaciones entre las dos Coreas se encuentran en un punto clave tras el cambio de poder en Pyongyang, aunque tanto la política inflexible de Seúl como el anuncio del Norte de mantener la línea dura amenazan con estancar los avances entre los dos países, enfrascados en un pulso entre la distensión y la respuesta militar.

Lee Myung Bak aseguró hoy en su habitual mensaje de Año Nuevo que Corea del Sur abrirá una «ventana» a la mejora de las relaciones con el Norte y se mostró tajante al afirmar que «responderá duramente» a cualquier «provocación», en clara referencia a los ataques al buque Cheonan y la isla de Yeonpyeong de 2010.

Ambos sucesos, de los que Seúl culpa a Pyongyang, dejaron 50 muertos en las filas surcoreanas y a finales de 2010 provocaron una de las mayores escaladas de tensión en años entre ambas Coreas que, sin embargo, se fue rebajando paulatinamente durante todo el año pasado.

«El objetivo más importante en este momento es garantizar la paz y la estabilidad en la Península Coreana», afirmó hoy Lee, consciente de los potenciales efectos negativos que una etapa de serias turbulencias políticas en la región podría ocasionar en la economía surcoreana.

Por su parte, ayer el régimen de Pyongyang divulgó también su mensaje de Año Nuevo a la nación que, imbuido de un fuerte tono militar, sirvió para dar la bienvenida a Kim Jong-un, su nuevo líder, ya consolidado en el poder tras ser proclamado «comandante supremo» de las Fuerzas Armadas del autoritario país comunista.

«El Ejército debe depositar una confianza absoluta y seguir a Kim Jong-un, y convertirse en rifles humanos y bombas para defenderlo hasta la muerte», describía el editorial de Corea del Norte en una frase que captó la atención de los medios de todo el mundo.

Más comedido en su retórica, el presidente de Corea del Sur aprovechó para recordar la necesidad de reanudar las conversaciones a seis bandas orientadas a la desnuclearización de Corea del Norte.

Este año marcará «un punto de inflexión», confió en su discurso Lee Myung-bak, a la hora de retomar este proceso multilateral que implica a las dos Coreas, EEUU, China, Rusia y Japón, y que permanece estancado desde que en 2008 Pyongyang abandonara las negociaciones poco antes de realizar una prueba con misiles.

Aunque a finales de 2011 se sucedieron numerosos intentos de diálogo para reanudar las conversaciones a seis bandas, el editorial norcoreano de Año Nuevo no hizo ayer mención alguna al asunto y, por tanto, permanecen sin despejar las incertidumbres sembradas tras la repentina muerte de Kim Jong-il el pasado 17 de diciembre.

Corea del Norte, que a cambio de renunciar a las armas nucleares espera obtener concesiones que le permitan mejorar su economía en constante crisis, ha solicitado repetidamente la reanudación incondicional del diálogo, pero Corea del Sur y EEUU le exigen tomar acciones previas que demuestren su serio compromiso de desnuclearización.

El mensaje inmovilista de Pyongyang, que prometió dar continuidad a las políticas de Kim Jong-il marcadas por la prioridad del sector militar y el aislamiento del país, también recibió respuesta hoy en el Sur, donde el ministro de Unificación, Yu Woo-ik, instó a su vecino a la apertura.

«Espero que el nuevo liderazgo de Corea del Norte dé un paso positivo hacia la apertura y el desarrollo, en lugar de un paso negativo hacia el aislamiento y el atraso», afirmó Yu, que desde que asumió el cargo, en agosto pasado, ha impulsado políticas más flexibles hacia el país comunista.

El ministro de Unificación, principal autoridad de Seúl en asuntos intercoreanos, sugirió la posibilidad de incrementar las ayudas y concesiones económicas a Corea del Norte si opta por una línea más aperturista.

En los últimos años, Corea del Norte estableció el utópico objetivo de convertirse en 2012 en una de las principales potencias económicas de Asia pero, sumido en el aislamiento, su economía apenas ha mejorado y todavía depende de la ayuda humanitaria para alimentar a su población.

Las dos Coreas se encuentran técnicamente en guerra desde que el conflicto que las enfrentó entre 1950 y 1953 terminara con un armisticio sin que hasta hoy se haya firmado un tratado de paz definitivo.

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