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La Violencia contra la Mujer y la Igualdad de Género

 

H. Roberto Herrera Cáceres
Comisionado Nacional de los Derechos Humanos

De acuerdo con información proveída recientemente por la ONU, “Iberoamérica alberga a 14 de los 25 países donde el femicidio es más común, y está considerada como una región extremadamente letal para las mujeres”.

En Honduras el 52% de la población son mujeres y la violencia que nos agobia se considera que tiene rostro de mujer.Se estima que, entre 2006 y el 2018, murieron alrededor de 5,555, en lo que va del 2019 ya suman más de 320 mujeres que han muerto de manera violenta. La violencia es también una forma de discriminación y de exclusión social de las mujeres que atenta contra su igualdad jurídica y el disfrute de su dignidad.

En el periodo 2015-2019, solo el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (CONADEH) atendió 17,427 quejas presentadas por mujeres, de las cuales 5,175 están principalmente relacionadas con el derecho a la vida e integridad personal. Las causas más denunciadas son la violencia doméstica y la violencia intrafamiliar.

La violencia de género es una violación de los derechos humanos que se da en toda Iberoamérica y en todas las regiones y los continentes, pero no por ello puede aceptarse y sí debe evitarse y erradicarse tanto ella como su impunidad, y también trabajarse en su prevención y no repetición.

¿Qué hacer, en consecuencia, para cambiar la situación actual que está condicionada por la desigualdad entre los seres humanos?      

El cambio de actitudes y comportamientos, la eliminación de estereotipos de género y prácticas nocivas, son esenciales para erradicar este tipo de violencia. Las campañas de sensibilización y de empoderamiento deben materializarse con acciones comunitarias que incluyan la participación significativa de mujeres y niñas, incluyendo hombres y niños, así como del resto de la sociedad civil, incluyendo el sector privado y las instituciones públicas para forjar alianzas desde la comunidad local.

Este cambio será posible si lo iniciamos en las familias como células sociales o pilares fundamentales de la comunidad local y nacional. La familia es una poderosa herramienta para prevenir y combatir la violencia contra la mujer, sobre todo cuando se trata de desmontar roles y estereotipos sexistas y de implicar en las tareas del hogar en la toma de decisiones, siempre en un plano de igualdad.

Para atender esta situación de desigualdad, discriminación, exclusión e injusticia social (además de la cultura democrática y educación en derechos humanos a lo largo de toda la vida), se necesita que las mujeres y otros grupos vulnerables: vivan libres de temor y la pobreza; dispongan de todos sus derechos; desarrollen plenamente su potencial humano y contribuyan a asegurar el bienestar de todas y todos. Ello lo estamos haciendo factible, en Honduras, con la implementación de la “Estrategia de Seguridad Humana para el Desarrollo Local Sostenible: Municipios de Bienestar Solidario”, promovida por el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, y de la cual se han empoderado ya treinta y seis municipios de Honduras.

El Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (CONADEH) se ocupa directamente, por medio de la “Defensoría Nacional de la Mujer” y sus oficinas departamentales y regionales de impulsar la prevención y la atención de casos que afectan la dignidad de la mujer y, en su labor de promoción sistemática de la implementación debida de la “Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, impulsa el objetivo de desarrollo 5 sobre el logro de la igualdad de género y del empoderamiento de todas las mujeres y niñas que comprende lo siguiente: “Poner fin a todas las formas de discriminación contra todas las mujeres y las niñas en todo el mundo;   Eliminar todas las formas de violencia contra todas las mujeres y las niñas en los ámbitos público y privado, incluidas la trata y la explotación sexual y otros tipos de explotación; … ;   Reconocer y valorar los cuidados no remunerados y el trabajo doméstico no remunerado mediante la prestación de servicios públicos, la provisión de infraestructuras y la formulación de políticas de protección social, así como mediante la promoción de la responsabilidad compartida en el hogar y la familia, según proceda en cada país; Velar por la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades de liderazgo a todos los niveles de la adopción de decisiones en la vida política, económica y pública …”

En esa dirección, en Honduras, hemos lanzado, en el 2016 la Estrategia de Seguridad Humana para el Desarrollo Local Sostenible “Municipios de Bienestar Solidario”, que es ya un proceso en ejecución, en 36 municipios del país. En ellos, se ha logrado el empoderamiento, la participación y movilización de grupos poblacionales municipales, principalmente de grupos mayoritarios de mujeres en condiciones de vulnerabilidad, quienes se han integrado en “Redes Multisectoriales”, en cada municipio.

Ello se ha acompañado de la intensificación de los procesos de formación y capacitación en Cultura Democrática y Derechos Humanos, para defender la dignidad humana; contribuir con el gobierno municipal a impulsar la seguridad humana para el desarrollo sostenible; participar en los asuntos públicos municipales, en la efectiva veeduría social, etc., avanzando progresivamente en mejores condiciones de vida, trabajo, respeto y espacios de progreso, en igualdad de acceso y condiciones.

Se ha constatado que las “Redes Multisectoriales” están conformadas actualmente por 254 mujeres y 178 hombres, siendo la mayoría de las mujeres lideresas en sus comunidades y en los grupos que participan en esas redes. Ese protagonismo y co-participación política y social con los hombres, en las comunidades municipales, es parte de la evidente transformación mental que se difunde en los “Municipios de Bienestar Solidario”.

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