La reunión también estuvo matizada por la ausencia de la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, quien delegó a su canciller, Enrique Castillo, recibir la Presidencia pro témpore de manos de Nicaragua, en el marco de la medida de protesta por los conflictos fronterizos que ambos países dirimen en la Corte Internacional de Justicia (CIJ).
En la cumbre destacó, además, el espaldarazo recibido por Guatemala para que los Estados Unidos le otorguen un Estatuto de Protección Temporal (TPS) para los más de 1,3 millones de guatemaltecos radicados en ese país.
El anfitrión, Daniel Ortega, dijo durante la clausura de la reunión que debatieron «a fondo sobre el presente y el futuro» del SICA y se comprometieron a someter a ese organismo «a una revisión profunda», que «permita su relanzamiento y refundación».
En la Declaración de Managua, los mandatarios dieron un plazo de cinco meses a los cancilleres del SICA, que tiene como miembros plenos a Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá, y como asociado a República Dominicana, renovar el impulso de esa institución regional.
República Dominicana, a través de su canciller, Carlos Morales Troncoso, planteó durante la reunión ordinaria que desea ser miembro de pleno derecho del Sica.
La finalidad de esa solicitud es la de ampliar y consolidar una mayor interacción política, económica, cultural, educativa y empresarial con los países de esa región, expuso Morales Troncoso, a través de un documento.
La cumbre también dejó tres declaraciones especiales, incluida una sobre la situación de salud de Chávez, aliado del mandatario anfitrión y quien ha entrado en un proceso postoperatorio tras la nueva intervención contra el cáncer practicada en Cuba.
Los presidentes se solidarizaron con Chávez «en este momento difícil» y le desearon su «sincero deseo de recuperación pronta y plena», según la declaración leída por Ortega, el principal aliado político y económico del gobernante venezolano en Centroamérica.
En otra declaración especial, los mandatarios expresaron su respaldo al presidente de Honduras, Porfirio Lobo, para superar la crisis de poderes en su país y reconocieron sus esfuerzos «por la unidad y reconciliación nacional, por el fortalecimiento de las instituciones nacionales (…), así como en la independencia de poderes».
Honduras planteó hoy un «diálogo amplio» entre los poderes del Estado como vía de «salida» al conflicto generado por la destitución de cuatro magistrados del Supremo, una medida que ha sido duramente criticada tanto dentro del país como por organismos internacionales.
Asimismo, en la cumbre los presidentes pidieron a Estados Unidos otorgue un beneficio migratorio, conocido como TPS, para los más de 1,3 millones de guatemaltecos radicados en ese país.
Durante la reunión el canciller de México, José Antonio Mead Kuribreña, dio «la bienvenida a esta decisión de darle un nuevo impulso» al SICA y comprometió a su país a apoyar los esfuerzos contra el crimen organizado internacional en esta región.
«Apoyaremos los esfuerzos de los pueblos centroamericanos por abatir de manera coordinada la delincuencia organizada trasnacional, conforme las prioridades que ustedes definan y pongan en marcha», afirmó el canciller mexicano, que acudió como invitado.
A la cumbre asistieron los gobernantes de Guatemala, Otto Pérez Molina; El Salvador, Mauricio Funes; Lobo, de Honduras; Panamá, Ricardo Martinelli; además de Ortega.
También el canciller costarricense y su colega dominicano, Carlos Morales Troncoso, en representación del presidente del país, Danilo Medina.
Belice estuvo representado por el embajador en Guatemala y concurrente para Nicaragua, Alfredo Martínez.
En la reunión participaron, además, como observadores, delegaciones de Corea del Sur, Estados Unidos, España, Francia, Japón, Perú, Rusia y Taiwán.
Como invitado especial, además del canciller de México, estuvo el de Haití, Pierre Richard Casimir.
