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La mayoría dispersa y el circo

Por Pedro Gómez Nieto

Desde el año 2009 en Honduras tenemos instalado un circo. La carpa fue colocada en la Plaza de la Democracia por el gobierno liberal del presidente Manuel Zelaya, y la hondureñidad invitada a su inauguración. Políticos y autoridades, nacionales y foráneas, subidos al escenario, entre risas y jolgorios, pegando botes al grito de ¡Pitiyanky quien no salte!, invitando al pueblo a sumarse a la pachanga. Circo que se ha mantenido hasta el dia de hoy porque los depredadores de la democracia, los payasos, encontraron en los medios y redes fecales el estercolero propicio para mostrar su experticia. Pan y circo para inocular al pueblo, popularizado en la antigua Roma por un desequilibrado mental llamado Calígula.  

La política tiene la capacidad de hacer líquidas las decisiones para que se adapten al recipiente, las circunstancias. Un político se consagra cuando es capaz de mantener un criterio y, llegada la necesidad, el contrario, argumentando en favor de ambos. Escuchamos uno de los mensajes de campaña subido a la red por el presidente del Partido Liberal, candidato por el movimiento “Rescatemos Honduras”. Vestido de blanco, cual sepulcro blanqueado, dijo: “El futuro de la nación se ve sombrío. Será una lucha de ladecencia versus la deshonestidad. Mi mensaje es para unir a la mayoría dispersa. Las siguientes elecciones no tendrán ideología. Juan Orlando se presenta a su tercera reelección con el nombre de un candidato de nuestro partido, su principal socio para continuar con la política oscura y corrupta”.

La palabra que se dice expone el corazón de quien la dice, “futuro sombrío” aguarda al político que «muestra la criminal vileza de quien no quiere adversario vencido ni convencido, sino exterminado», parafraseando al escritor Perez Reverte. Revisemos la ñorda. Primero, ondea la bandera de la decencia contra la deshonestidad, pero carece de ambos atributos. Su moralidad, valores y honestidad, que le definen como persona, por tanto, como político, quedó desenmascarada por boca de su propia madre al denunciarle por el indigno trato recibido. Segundo, desde su movimiento “Rescatar Honduras”, convoca a la “mayoría dispersa” para que le voten, pero no es capaz de recuperar ni congregar bajo la bandera partidaria a los liberales dispersos, rechazándoles porque no le rinden pleitesía. Tercero,sabiendo que su adversario, Yani Rosenthal, posee la experiencia, capacidad y carisma para devolver al liberalismo la ilusión perdida y unificar al partido, desquiciado, tiene la desfachatez de injuriarle acusándole de ser socio de JOH. Burda y despreciable falacia que muestra su impotencia e incapacidad para llevar al Partido Liberal a la victoria. Cuarto, repite que en las próximas elecciones no tendrá importancia la ideología, trampa para recibir votos de ignorantes incautos. Menuda tontera, precisamente la ideología determinará el futuro de Honduras.

Resulta significativo que mientras Luis Zelaya solicita a los seguidores de Nasralla que le voten, el nefelibata pide a sus simpatizantes que se abstengan de acudir a las urnas, por tanto, de votarle. ¿Qué paso con la “Alianza de los honestos” que ambos publicitaron en medios y redes fecales? ¿Qué pasó con la prepotencia de Luis Zelaya, anunciando que el próximo presidente sería uno de los dos? Ambas interrogantes presentan la complejidad del mecanismo del sonajero. Nasralla asegura tener al 70% del electorado, si fuese cierto y les pidiera votar por Luis Zelaya ¿cómo justificaría después su derrota? Se descubriría la farsa montada sobre su poder de convocatoria, el millón de electores que dice le votaron en los dos anteriores comicios. Confunde a sus espectadores por televisión con sus seguidores políticos, hum ¿de cuál ideología?

El circo nos ha modificado las relaciones sociales y laborales, la forma de hacer política. Incorporando la intolerancia a la cotidianidad; la precariedad al trabajo; la confrontación a la gestión política; la corrupción y percepción de impunidad al desarrollo; el cuestionamiento a las instituciones como premisa. Desde el 2009, mientras los payasos comenzaron a proliferar como los champiñones en el estiércol, Honduras soporta un lastre que ralentiza su desarrollo y asfixia su convivencia. La política dejó de ser una ciencia al servicio de la sociedad para convertirse en un mercado persa. La historia de la ética es un triste relato de ideales maravillosos que nadie cumple, nos recuerda Yuval Harari, historiador y escritor israelí.

“Honduras, por su modelo económico y educativo, está destinada a desaparecer como país en el año 2050”. -Yuval Harari-

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