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La evasión de las elites políticas

Por: Thelma Mejía

Tegucigalpa.–  El caso “Pandora” presentado por la Unidad Fiscal Especial contra la Impunidad de la Corrupción (Ufecic)-MACCIH por el drenaje de 282 millones de lempiras de fondos públicos,

unos 12 millones de dólares,  ha empezado a dejar una especie de “evasión” de las elites políticas matizada por una boda suntuosa en la tierra de las alpacas y la confesión de algunos implicados en el sentido que recibieron el pisto, pero desconocían su procedencia.

Es decir, aceptan la culpa pero no son culpables. Fueron 282 millones de lempiras desviados de un programa de la Secretaría de Agricultura dirigido a los pequeños agricultores, mujeres en su mayoría, del área rural, en la llamada agricultura de subsistencia.

Un Programa que seguro iría orientado a estimular a esos sectores para cambiar su forma tradicional de siembra, enfrentar los efectos del cambio climático, empoderar a la mujer en el acceso a la tierra, fomentar las cosechadoras de agua, incentivar el riego por goteo, infiltración de riego en canales, por drenaje  o por aspersión para mejorar la pequeña agricultura en donde descansa un amplio sector de nuestra población rural.

Los sectores identificados por la Ufecic-MACCIH que fueron afectados por ese desvío millonario de dinero, son zonas que conforman la franja del corredor seco de Honduras impactado fuertemente por el cambio climático. Ese corredor en el cual se ubican más de 10 de los 18 departamentos del país y un corredor en donde muchas comunidades se alimentan con hojas de árboles frutales en tiempos de sequía por no haber alimentos ni tierra por sembrar.

Basta visitar esos lugares en las épocas duras para tener una dimensión de las penas que pasan, ver sus cocinas apagadas por semanas porque no hay que comer. Para esa gente iba el dinero que de acuerdo al caso “Pandora” sirvió para financiar campañas políticas, usar una tarjeta prepago y pagar deudas partidarias, que todo apunta, fue a parar en gran parte a bolsillos particulares bajo el aval de ONG’s que sirvieron de intermediarios para lavar el dinero. Es la misma mecánica utilizada en el caso Red de Diputados y Caja Chica de la Dama. Es el accionar de la impunidad.

Por el caso “Pandora” existen más de una treintena de presuntos implicados, todos ellos políticos en su mayoría pertenecientes al gobernante Partido Nacional y a los opositores partidos Liberal y Frente Amplio, una tendencia que podría repetirse en éste y otros casos según la víspera.

Pero la evasión de las elites políticas no termina de impresionar. Algunos implicados aseguran que ese dinero se los dio su partido político, pero no sabían de donde venía. “Si hubiéramos sabido, jamás lo habríamos aceptado”, dicen sin tapujo, unos, mientras otros hablan de préstamos bancarios y que todo es un enjambre político para afectar su imagen personal.

Y en medio de esa jerigonza, imponen en la agenda mediática la boda de la opulencia, el derroche del lujo donde solo va la elite de la elite en el país de la alpaca, mientras en paralelo trascienden fragmentos de la investigación que evidencian, hasta ahora, que los 99 millones de lempiras que menciona “Pandora” para el Partido Liberal, fueron para estimular presuntamente bolsillos particulares.

La ruta del dinero como aseguró la vocera interina de la MACCIH, Ana María Calderón, les llevó a dar con el origen y distribución de ese despilfarro público procedente de la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG), faltará conocer cuando se ahonde en el caso, los otros caminos torcidos de ese dinero, que hasta ahora, nuestras elites políticas creen poder evadir con historias rosa y de culpabilidad no culpable.

“Pandora” solo ha evidenciado cómo desde un programa para los pobres se desvió dinero para financiar campañas políticas y es el momento de rendir cuentas, mismas que abarcan también el escándalo de corrupción del Seguro Social. En ambos casos se jugó con la necesidad de la gente: el acceso a la salud y el acceso a programas dignos para los pequeños agricultores del campo.

No hay desconexión, solo hay que seguir la ruta, las formas y las tramas de la impunidad de la corrupción con que han venido actuando, sepa desde cuándo, nuestras elites políticas que hoy tienen en jaque a sus partidos, a la política y al país, tras el remezón y exhibida dada por la Ufecic-MACCIH en un claro apoyo del fiscal general, Óscar Chinchilla, respondiendo así a la sentencia de la Sala Constitucional de querer limitarle en sus funciones constitucionales.

El folclor, el color y las historias rosa, no podrán sostener en el tiempo la evasión a que han querido entrar frente a estos desmanes, nuestras elites políticas.

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