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‘Kvara’ y Osimhen, los ‘herederos’ de Maradona

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Nápoles – La gran fortaleza de este Nápoles campeón de la Serie A ha residido en la capacidad de afrontar los problemas de manera grupal. Ha sido un ataque, un centro del campo y una defensa coral. Un engranaje perfecto. Pero Kvartaskhelia y Osimhen han ido siempre un paso por delante. Ambos se han ganado a pulso el ser reconocidos como los justos herederos de Maradona, el último que consiguió llevar el ‘Scudetto’ a Nápoles hace 33 años.

Nada ni nadie pueden compararse en Nápoles con Diego Armando Maradona. Nada estará a la altura de lo que hizo el astro argentino con este equipo al que elevó a lo más alto de Italia en dos ocasiones (1987 y 1990) y que colocó la ciudad sureña en el mapa de Europa con una Copa de la UEFA (1990).

Nadie estará a su altura porque lo que hizo el Diego era impensable. Los napolitanos han soñado desde entonces con repetir aquello porque Maradona lo hizo posible, lo hizo tangible y lo hizo realidad.

Ahora, 33 años después de aquello, Nápoles -entendido como un ente que engloba a equipo y ciudad-, ha vuelto a soñar. Y esta vez no ha tenido solo un héroe que lo haya hecho realidad, sino que han sido dos.

Quizá el más querido por la afición sea el nigeriano Victor Osimhen. Un delantero que es la fiel representación en el campo de un aficionado de este equipo y que, por si fuera poco, marcó el gol decisivo que certificó la gloria. Es apasionado, es enérgico, mata por cada balón y defiende lo suyo como pocos han hecho con esta camiseta. Por eso es el ídolo de masas. Por eso y por la máscara que lleva desde hace un año que le ha dado el aura literal de un héroe de cómic.

Los niños napolitanos le piden a sus padres que les compren la máscara de Osimhen. Los pasteleros le dedican tartas. Y el resto simplemente se rinde a su delantero, a la máxima extensión del pueblo sobre el verde.

El otro heredero de algo tan grande solo podía ser un elegido. Y enseguida se supo quién iba a portar esa estampa. El georgiano de pronunciación complicada, Khvicha Kvaratskhelia, se ganó muy rápido un hueco en el corazón de Nápoles.

Todo aquel que viera los primeros partidos se sorprendió al ver el desparpajo y talento natural de un joven desconocido de 22 años que jugaba con las medias muy bajadas. Aquellos que acudieron más tarde a ver cómo el extremo ponía en jaque a las defensas sin remedio solo pudieron darle la razón a los que ya les habían avisado del espectáculo.

‘Kvaradona’ fue el mote que se ganó. La dimensión del jugador que había aterrizado en Nápoles era tal que se ganó el derecho a ser comparado con el Dios de la ciudad. Y al igual que Osimhen, ‘Kvara’ respondió con creces.

Juntos han convertido el camino hacia la gloria en un paseo, en algo mucho más ameno que el arduo camino que siempre ha supuesto estar en la pelea. Han hecho parecer fácil lo que era imposible. Han devuelto la gloria a la ciudad dejando una sensación de que no les ha costado tanto sudor y esfuerzo como se esperaba, de que pueden dar más. Un dúo que los napolitanos quieren seguir viendo en el estadio de por vida.

Y es que es una pareja ofensiva que se estaba destinada a entenderse. Sin saberlo, han hecho retroceder a los suyos hasta la época dorada del equipo. Han tenido que ser dos jugadores, pero juntos han conseguido que Maradona estuviese, si cabe, más presente que nunca. Uno, Osimhen, con la parte emocional de un pueblo que se vinculó de por vida con el astro; y otro, ‘Kvara’, directamente poniendo la fantasía con la redonda.

Dos jugadores cuyo papel ha sido trascendental para el éxito. No se entiende este ‘Scudetto’ sin ambos. Han sido imparables y no han cesado en su empeño de hacer más grande a una ciudad de por sí gigante. ‘Kvara’ y Osimhen se han ganado el derecho a considerarse como los «herederos» de Maradona. JS

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