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IMAE

Por: Daniel Meza Palma

El anteproyecto del Presupuesto General de Ingresos y Egresos de la nación hondureña para el año 2020 ha sido presentado al Congreso Nacional por un monto de L.280. 4 miles de millones, 7.9% mayor al presupuesto correspondiente al año 2019.

El incremento presupuestario se plantea en momentos cuando las acumuladas señales de desaceleración de los principales socios comerciales de Honduras resultan evidentes y, además, el comportamiento de la economía hondureña ha mostrado signos continuos de deterioro desde el mes de septiembre del año 2018 cuando la Tendencia Ciclo (TC) -comportamiento respecto al mes inmediato anterior- se ubicó en -0.1 y de forma reiterada en los meses siguientes hasta colocarse en -0.4 en junio de 2019.

El Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) del Banco Central de Honduras a junio de 2019 revela que el comportamiento interanual comparativo del índice en general se redujo de 3.5% en 2018/2017 a 2.5 % en 2019/2018, mientras la comparación puntual de junio 2018 versus junio de 2019 se percibe más aguda al pasar de 3.4% a 0.1%. Todas las actividades económicas han evidenciado disminución, situación de la cual sólo escapan dos: Construcción y Electricidad y Agua.

De acuerdo con la Ley Visión de País, Plan de Nación aprobada en el año 2009, estaríamos ejecutando el tercer plan de gobierno (2018-2022) dentro del Plan Nacional de Desarrollo 2010-2022. Parece que está norma ha caído en el olvido y ha sido reemplazada por otras regulaciones legales de más reciente vigencia.

En consecuencia, en ausencia de planes de largo plazo, la institucionalidad que programe y evalúe de manera sistemática el desarrollo del país, y la desconexión con la realidad económica y social de Honduras y el mundo, el presupuesto como instrumento puede convertirse en las circunstancias actuales en un mecanismo con elementos ilusorios que obligarán más temprano que tarde a su correspondiente ajuste en medio de su ejecución que resultará en correcciones dolorosas para la economía hondureña.

Sí los supuestos en los cuales se basa el financiamiento del gasto presupuestario no son sólidos o resultan frágiles ante la embestida de choques externos, el presupuesto 2020 podrá ser una herramienta de asuntos indeseables, pero no el instrumento de estabilidad y desarrollo, que constituye su razón de ser fundamental.

Daniel Meza Palma
Economista

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