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Iglesia Católica sacude conciencia de la clase política hondureña

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Tegucigalpa – La Iglesia Católica de Honduras ha refrendado su protagonismo en la vida de los hondureños al acentuar sus posiciones en los temas más ingentes del país, así como al señalar abiertamente el daño que ocasionan los malos liderazgos políticos.  

Tanto el máximo jerarca de la Iglesia, cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, como la Conferencia Episcopal, de la mano del obispo Ángel Garachana Pérez, se han pronunciado en sentido crítico y han llamado a la reflexión a sectores políticos, sociales, académicos, y empresariales del país, en la búsqueda de construir institucionalidad, fomentar consensos y lograr paz y prosperidad, en una sociedad polarizada, donde la corrupción y el crimen han dejado profundas huellas.

Igualmente, brazos eclesiales como Caritas y la Compañía de Jesús (Jesuitas), son constantes al expresar sus posiciones y hacer llamados reflexivos para influir en los tomadores de decisiones en temas de gran impacto nacional.

Posicionada como una de las instituciones más confiables e influyentes entre los hondureños, la Iglesia Católica también ha sacudido la conciencia de la ciudadanía al hacerle ver la importancia de su protagonismo en los temas de país.

andrez RodriguezIglesia Católica pide a políticos liberarse de los demonios que impiden el diálogo.

Llamado vehemente del cardenal Rodríguez

En la pasada homilía dominical, el cardenal Óscar Andrés Rodríguez, afirmó que “no es posible que en nuestra Honduras no se pueda llegar a un diálogo, ahí está un demonio del que hay que liberarse”.

Durante su sermón, el purpurado criticó que tristemente quienes lucharon contra la dictadura ahora son los dictadores, al referirse al gobierno de Daniel Ortega.

“Lo más triste es unos que lucharon contra una dictadura, actualmente son los dictadores, están destruyendo un país hermano que verdaderamente no merece esa injusticia”, cuestionó el líder religioso.

Rodríguez también criticó férreamente a quienes están “encerrados” y no quieren avanzar en el Diálogo Nacional, coordinado por Naciones Unidas en Honduras entre las fuerzas políticas del país.

El cardenal hondureño fustigó que en Nicaragua, donde el poder está haciendo lo mismo cuando quiere callar la voz de la verdad, de la justicia, y “por esa razón debemos ayudar a quienes están resistiendo con la fe y tarde o temprano los dictadores no pueden seguir adelante”.

Acentuó en su mensaje que “no es posible que en nuestra Honduras no se pueda llegar a un diálogo, ahí está un demonio del que hay que liberarse, el orgullo, el egoísmo, el buscar solamente intereses particulares, buscar el bien común, el diálogo es el camino, dejémonos de pre-diálogos, se ve ridículo eso, es el momento en que debemos de echar el enemigo, liberar a nuestro pueblo para que verdaderamente lleguemos a entendernos como hermanos”.

Conferencia Episcopal hondureña condena agresión contra obispos nicaragüenses.

Crisis en Nicaragua

En uno de sus comunicados más recientes, los obispos hondureños condenaron la constante represión que vive el pueblo de Nicaragua, al tiempo que lamentaron la agresión física que fueron objeto varios prelados en una basílica de la ciudad nicaragüense de Diriamba.

El pasado lunes, un grupo de parapolicías irrumpió violentamente en la basílica de San Sebastián, donde agredieron a varios obispos y periodistas, entre ellos el nuncio apostólico, el cardenal Leopoldo Brenes y el obispo Silvio Báez.

La agresión ocurrió cuando los obispos viajaron a Diriamba para liberar a un grupo de enfermeros y misioneros franciscanos sitiados por los parapolicías en el templo.

“La Conferencia Episcopal de Honduras junto con todo el pueblo hondureño queremos manifestar nuestras muestras de apoyo, solidaridad y acompañamiento en todo su actuar pastoral”, citaron los obispos hondureños.

Condenaron que a la Iglesia que «peregrina en Nicaragua ha tocado ahora cargar con el dolor y sufrimiento de todo el pueblo nicaragüense».

La Conferencia Episcopal de Nicaragua es mediadora y testigo del Diálogo Nacional con el que se espera superar la crisis que se ha cobrado más de 350 vidas en la nación centroamericana.

La Iglesia Católica ha jugado un papel preponderante en los esfuerzos para que el diálogo sea la salida a la crisis que se vive, desde mediados de abril, en el vecino Nicaragua.

No existe voluntad política para iniciar el diálogo, lamenta Caritas Honduras

Diálogo político en Honduras

La semana anterior, la organización Caritas Honduras aseveró que no existe voluntad política por parte de los actores políticos de iniciar un Diálogo Nacional en este país centroamericano.

En sus argumentos detallan que realizaron encuestas a la población llegando a la conclusión que el 55.3 % manifiestan que no hay voluntad política para lograr un acuerdo.

Mientras que el resto de la encuesta señalan que el 10.8 % expresan que falta la participación de sociedad civil, el 9.9 % que se necesita un mediador internacional y el resto piensan otras situaciones.

Asimismo, el 46.1 % de los ciudadanos encuestados afirman que la solución a la crisis política es el diálogo nacional, 10.4 % nuevas elecciones, 9.5 % mayor cantidad de empleos, 6.1 % transparencia en el gobierno y el resto son otras opciones.

Lamentaron que la clase política no ve la necesidad del diálogo y se ha estancado en el proceso del mismo para solucionar la crisis política.

La organización religiosa argumenta que en el país es necesario leyes que garanticen la armonía y que superen los conflictos.

En este apartado, un protagonista visible ha sido el padre Germán Cálix, de la Junta de Convocantes al Diálogo, quien ha agotado los esfuerzos a su alcance para lograr que los actores políticos se sienten en torno a una mesa para zanjar sus diferencias en beneficio de los intereses de Honduras.

Por ahora esos esfuerzos no han tenido los frutos deseados, pero se continúa con las acciones para llegar a acuerdos inmediatos y que satisfagan a todas las partes del conflicto.

El Presidente de la Conferencia Episcopal, Ángel Garachana.

“Tolerancia Cero” bajo lupa católica

El drama de las familias migrantes separadas por la política del gobierno de Estados Unidos denominada “Tolerancia Cero”, también ha estado en la lupa de los líderes católicos hondureños.

El obispo de la diócesis de San Pedro Sula, monseñor Ángel Garachana, externó que se siente dolido e indignado porque separaban los niños de sus padres en la frontera entre México y Estados Unidos.

“Estamos dolidos e indignados porque esa ‘Cero Tolerancia’ lleva a un comportamiento grave como separar a los niños de las familias, así que me uno a todas las instituciones y personas que se manifiestan en contra de este comportamiento del presidente Trump”, pronunció Garachana.

Reprochó que “el presidente Donald Trump está teniendo comportamiento de poca sensibilidad social, de poca sensibilidad para algo delicado como la rotura familiar. Quiere un desarrollo de Estados Unidos, pero no abierto a la realidad de los pueblos, que es la injusticia”.

En este apartado migratorio, la Pastoral de Movilidad Humana de la Iglesia Católica ha tenido gran protagonismo al desglosar, abordar y atacar los problemas de este fenómeno que deja al menos 100 mil hondureños que cada año deciden emprender la ruta hacia el norte del continente.

Crisis hondureña post electoral

A inicios de este año, la Conferencia Episcopal de Honduras hizo un llamado al presidente electo, Juan Orlando Hernández y al expresidenciable, Salvador Nasralla, para que protagonizaran un diálogo sincero y eficaz para el bien de la nación, tras los cuestionados comicios electorales.

“No podemos, ni debemos prolongar una crisis que paraliza el país y que no propicia cambios profundos en el seno de la sociedad. La salida es un diálogo inclusivo, con la presencia de representantes de todos los sectores de la sociedad y por medio del análisis de todos los desafíos que necesitan responderse con urgencia, a fin de superar la actual crisis desencadenada desde las elecciones”, añadió en aquella oportunidad.

Alertaron que si no se lograban a corto plazo acuerdos reales, racionales y altruistas se agudizaría la violencia, habría mayor represión militar y policial, y aumentará el número de víctimas mortales; además se paralizaría la economía del país, se acrecentaría la pobreza, se dividiría aún más la población, lo que podría derivar hacia una situación de ingobernabilidad.

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