Tegucigalpa – Volverse a Dios y rechazar el mal y el pecado, pidió hoy el cardenal Óscar Andrés Rodríguez, durante la eucaristía del Domingo de Ramos celebrada en el atrio de la iglesia catedral metropolitana San Miguel Arcángel de esta capital, hasta donde llegaron centenares de capitalinos que antes participaron en una masiva procesión donde los feligreses cargaron las tradicionales palmas que al final fueron bendecidas.
“Hoy aquí estamos recordando al Señor Jesús que está presente entre nosotros y que quiere entrar solemnemente en Tegucigalpa, quiere entrar solemnemente en nuestros corazones porque él es el príncipe de la paz, la procesión nos ha hablado de nuestro caminar por la vida y nos invita a avanzar, nos invita a progresar, nuestra vida pasada y nosotros pasamos con ella, hombres y mujeres, peregrinos, viajeros que no tenemos aquí nuestra patria definitiva”, apuntó Rodríguez.
Acotó que en ese caminar, precede y guía la cruz del Señor Jesús, lo que da sentido a la celebración de la Semana Santa porque ella está la salvación y por eso se comienza con un carácter festivo, los ornamentos, el ornato, las palmas con las cuales se acompaña a Jesús, todo es festivo porque esta fiesta de hoy es un preludio del grande y señorío triunfal de Cristo en su pascua.
Subrayó que este domingo se ve claramente cuál es el reinado de ese Cristo que entra a Jerusalén y es una manifestación de su poder sobre el mal, el pecado y la muerte, dijo al aludir el evangelio de la pasión, según San Marcos y la lectura del profeta Isaías ha presentado el misterio del siervo de Yahvé que humillado sabe obedecer.
“Hoy contemplamos particularmente al Señor que sufre en el huerto de Los Olivos, una agonía que implica una sacudida psíquica y se da a conocer una vez más en su última palabra sobre la cruz, su desamparo, su aparente lejanía de Dios, el evangelio nos ayuda a recordar que no es simplemente traer a la memoria algunas cosas, es traer al corazón”, refirió el purpurado quien recalcó que “tanto amó Dios al mundo que le entregó a su único hijo”.
En ese sentido, apuntó que Dios llama a la conversión a volverse a él, a rechazar el mal, el pecado y los discípulos tienen que velar, no en el sentido de acechar, anunciar cualquier cosa sospechosa o rechazar al enemigo, velar quiere decir orar y vigilar porque el enemigo en todo momento busca a quién devorar.
Reiteró que hoy se ha caminado al lado de Jesús y cada año de nuestra vida es un camino continuamente hacia la Jerusalén del cielo, a la cual estamos llamados y siguiendo a Jesús se puede superar cualquier padecimiento, pero hay momentos en la vida en que llega el cansancio ante la lucha por el bien y entonces hay que darse cuenta de que no podemos abandonar el camino del Señor.
“Algunos dicen ya no puedo más, que no nos sorprenda el dolor ni las dificultades de la vida, son caminos de salvación, que no nos desamine la vejez, la enfermedad, las desgracias naturales, las guerras, tenemos que caminar a pesar del mal que nos rodea, por encima del mal y el pecado está el amor de Dios, en Cristo Jesús”, acotó el líder religioso.
Pidió que nadie se quede hoy sin sentir ese abrazo del Señor que murió por la humanidad y en nuestras horas oscuras cuando se sienta el cansancio, la agonía y la angustia, se vea a Jesús en Getsemaní y decirle con sincero corazón “Señor no te dejo solo en la lucha por la salvación de las almas y hoy sintamos la fuerza de Jesús”.
