Tegucigalpa – El párroco de la iglesia catedral San Miguel Arcángel de Tegucigalpa, padre Juan Carlos Martínez, lamentó durante su homilía dominical que los hondureños se dejen guiar fácilmente por todo tipo de manipulación y pidió imitar el ejemplo de buen pastor que da Jesús para paliar las penurias que viven los más necesitados.
El sacerdote manifestó que “en una sociedad como la nuestra, donde la persona corre el riesgo de quedar aturdida ante tantas voces y reclamos, los cristianos creemos que sólo Jesús puede ser nuestra referencia definitiva, nuestro guía y nuestro pastor”.
Agregó que la cultura en que están inmersos los hondureños, rechaza con desdén el papel de oveja en la idea del rebaño, sin embargo, las personas se dejan guiar fácilmente por todo tipo de manipulación.
“Hay quienes crean modelos de bienestar y comportamientos que muchos seguimos y vamos detrás de ellos, temerosos de nuestra valía, acosados por la publicidad”, cuestionó.
Agregó que el buen pastor que es Jesús, propone hacer con Él una experiencia de liberación profunda y pertenecer a su rebaño, no es caer en la alienación sino entrar en un camino de verdadera libertad y de fidelidad profunda.
Refirió que el buen pastor da la vida por las ovejas, destaca su amor incondicional y la alianza más profunda para los seres humanos consiste en la ausencia del amor; quien no se siente amado, se desprecia a sí mismo, se juzga a sí mismo y se vuelve duro y distante de los demás.
Pero Jesús por sus ovejas vive y se desvive, se cansa y se gasta y cuando el Señor dice, conozco a mis ovejas y ellas me conocen, toca lo más profundo, el deseo de que haya alguien que los conozca de verdad y en quien se pueda confiar.
Acotó que la mayor angustia no está en el miedo a la enfermedad o a la muerte sino con el miedo a no ser amado, el miedo al rechazo.
Por eso Jesús no excluye a nadie, su amor alcanza a todos, preferentemente a los marginados, a los perdidos, a las ovejas que vagan sin sentido, a los que sienten que su vida está vacía, a los que no encuentran motivo para vivir y el amor de Cristo resucitado es universal y no se reduce ni a una institución ni a un credo ni a una cultura, expresó Martínez.
Destacó que todos están obligados a pastorear paliando las penurias de los más necesitados.
