Tegucigalpa – “¿Cómo es posible que sigamos celebrando la eucaristía siendo indiferentes ante la injusticia, la desigualdad en el mundo de hoy?”, cuestionó este domingo el cura párroco de la Catedral Metropolitana San Miguel Arcángel de Tegucigalpa, padre Juan Carlos Martínez durante la homilía de la Iglesia Católica.
La homilía fue dedicada a la fiesta del Corpus Christi que se refiere a la fiesta del cuerpo y la sangre de Cristo, de la presencia de Jesucristo en la eucaristía cuando se recuerda la institución de la eucaristía que se llevó a cabo el Jueves Santo durante la última cena, al convertir Jesús el pan y el vino en su cuerpo y en su sangre.
Martínez preguntó a los fieles si no necesitamos hoy reavivar la esperanza a pesar de todo el mal que hay en todo el mundo y hacer eso en memoria del Señor, es vivir como Él vivió, es asumir su estilo de vida, de entrega por los demás, compartiendo el sufrimiento, llenándose de compasión por el enfermo, por el pecador, por el que está triste.
Agregó que en cada eucaristía hay una fuerza liberadora que hace presente a Cristo Resucitado, el cual nos hace libres de la codicia y de la ambición de poder, nos hace libre para amar, la eucaristía nos libera para vivir en la comunión con los otros.
Acotó que la eucaristía nos desafía a buscar un lugar en la mesa para todos, especialmente para los excluidos de esa mesa a causa del drama del hambre que afecta a millones de seres humanos, de la pobreza, de la soledad, de los ancianos, de la angustia, la inmigración y todo tipo de exclusión social.
El sacerdote pidió reflexionar y cuestionarse acerca de muchas cosas de nuestras vidas, de nuestro mundo y nuestra familia.
“Podríamos hoy reflexionar y preguntarnos ¿qué lugar ocupa la eucaristía en mi vida?, ¿será que la tengo como esa manifestación gloriosa de Dios, que cada domingo puedo venir a celebrarla para alimentarme espiritualmente?, ¿cómo es posible que sigamos celebrando la eucaristía siendo indiferentes ante la injusticia, la desigualdad en el mundo de hoy?”, cuestionó.
Añadió que la eucaristía nos llama a la verdad, a la justicia, al perdón, a la comunión y en el mundo pareciera que son los valores los que se han perdido, que son los signos que ya no ven, por eso hoy nos podríamos seguir interrogando ¿cómo podemos seguir celebrando la eucaristía y no seguir compartiendo nuestra vida, nuestro amor, nuestra entrega, a pesar de todo.
En ese sentido, en este día que se celebra el misterio de la eucaristía pidió a los feligreses abrir el corazón a las necesidades de toda la humanidad, comenzando por los que están más cerca, a aquellos que más lo necesitan.
