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Ideas para empresas: Programas de bienestar

José S. Azcona

Existen una serie de actividades puntuales que las empresas hacen para apoyar a sus equipos. Generalmente, se pretende de esta forma dar un servicio útil y enfocado, a la vez que se trabaja en la cohesión y espíritu de comunidad. Generalmente se pretende maximizar el beneficio que produzca la actividad para todos. He tenido la oportunidad de participar en implementar algunos de estos programas, y me gustaría poder compartir ideas basadas en esta experiencia.

Para que un programa sea lo más exitoso posible, debe tener varios componentes importantes. Los recursos son variables, pero estos principios aplican en la mayoría de los casos.

1) Regularidad: ya que la misma hace que las personas sepan con anticipación con qué cuentan, y así se evita el desperdicio y la ansiedad. Esto incluye las fechas y el tipo de beneficio que se da, que debe ser lo más similar posible a lo largo del tiempo.

2) Permanencia: es preferible que sea algo más allá de una experiencia inmediata. De preferencia algo que beneficie a las familias de los beneficiarios.

3) Universalidad: las preferencias, intereses y necesidades de las personas son variables. Es preferible buscar beneficios que le sirvan a la mayoría. Generalmente, lo más universal tiende a relacionarse con la vida familiar, ya que es algo compartido por todos.

4) Simplicidad: entre más sencillo es administrar el programa, más fácil es sostener la implementación. Un programa complejo se presta más a pérdidas o ineficiencias y hace difícil institucionalizarlo. 

Aplicando estos cuatro criterios en la práctica hemos descubierto dos formas muy efectivas y de buen impacto que pueden servir a las instituciones para apoyar a su gente. Esta es una experiencia parcial y pueden existir muchas más formas de hacerlo, que también se pueden compartir.

La primera es la dotación de útiles escolares. Se establece un censo de los bebés desde su nacimiento en la empresa, y al inicio del año escolar se les entrega un paquete de útiles escolares de acuerdo a su progreso académico. La empresa puede obtener descuentos importantes en la compra (y es un gasto deducible, así que el ahorro en impuestos puede llegar al 30%), además de ahorrarles tiempo y trabajo a sus trabajadores. Adicionalmente, especialmente en el caso de empleados de bajos ingresos, se evita el riesgo de que por falta de recursos no adquieran estos útiles. Una forma de expandir el programa es incorporar a los bebés desde recién nacidos, incluyendo organizarles un paquete de bienvenida e incluir libros o juguetes para los niños que todavía no van a la escuela. 

La segunda es en la temporada navideña donar una pierna de cerdo (u otro ítem similar) para que las personas puedan compartir con sus familias. La presión económica que sienten las personas (especialmente con niños) es considerable, y apoyar con este ítem les ayuda a poder planificar mejor. Al igual que el caso de los útiles, aplican todos estos beneficios de escala y conveniencia. Desde nuestra perspectiva, ningún tipo de regalo o celebración ha sido tan útil y beneficioso para las familias en esta época.

Estos programas no son un sustituto de las demás obligaciones, sino más bien un complemento de buena voluntad que puede servir para construir comunidades más sólidas. La generosidad aplicada de forma eficiente brinda frutos de solidaridad e identidad que pueden perdurar con el paso del tiempo.

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