Por este motivo, los expertos aseguran que es primordial detectarla y tratarla correctamente lo antes posible, ya que puede originar lesiones en los nervios que son permanentes y dejar a las personas, en su mayoría niños, con discapacidades para el resto de sus vidas.
Para combatir esta enfermedad, la asociación ha realizado cursos de formación orientados a agentes de salud en Managua, con el fin de instruirles y que puedan diferenciar los casos de lepra paucibacilar y de lepra leishmanía atípica.
Según «Fontilles» (asociación que toma el nombre de la localidad que alberga un sanatorio de leprosos en el sureste español), se trabajará con las muestras enviadas desde Nicaragua y Honduras, con la posibilidad de ampliar este servicio a otros países de Centroamérica donde se presenten casos de lepra.
Desde Honduras se continuará con el trabajo de campo, ya que el equipo de investigadores ha averiguado que el microbio causante de la lepra se encuentra incluso en personas sanas que, sin saberlo, pueden propagar la infección.
El programa de diagnóstico de lepra en Honduras surgió cuando médicos de la Asociación para el Desarrollo de los Pueblos (ADP) detectaron en el departamento nicaragüense de Chinandenga un significativo incremento de lepra paucibacilar.
Debido a la proximidad geográfica de Chinandenga con el departamento de Choluteca, y las similitudes tanto de población como medioambientales, el equipo presumió que este fenómeno también podría estar afectando a niños hondureños.







