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Hacia un sistema meritocrático de educación superior

José S. Azcona

El sistema de educación superior del país debe de irse adaptando a las nuevas realidades. La sociedad debe ir racionalizando la asignación de recursos para poder educar a las mejores (y la mayor cantidad) personas profesionales. La demanda de educación superior ha ido creciendo a medida ha ido creciendo la cobertura en el nivel medio. Simultáneamente, la capacidad del sistema privado de atender a una proporción de los estudiantes del sector terciario ha ido en crecimiento. 

Todo esto ha sido con un sistema de educación media que no produce los resultados requeridos de calidad de ingreso universitario en muchos casos. Esto es producto de la expansión acelerada anterior del sector medio y el mal control de calidad tanto en los sectores públicos como privados. Es injusto en su origen, pero su remedio corresponde a otro espacio. Esta explosión a la demanda ha obligado a tomar medidas para la racionalización de cupos en el sistema público. Había dos opciones, una es ir extendiendo lo más posible el servicio de forma ilimitada degradando la calidad del mismo, o limitando el acceso a lo que se puede cubrir adecuadamente.   

La solución que se ha encontrado es una combinación de ambos elementos, la cual merece análisis de parte de la población más allá de los sectores académicos. El sistema extensivo que se ha utilizado tradicionalmente garantizaba un espacio en la universidad en la carrera de su elección a cualquier graduado de secundaria. Esto hacía que la selección de aptitud para una carrera se hiciera sobre la marcha representando una enorme pérdida de los recursos escasos del estado, así como de tiempo y capacidades de los estudiantes que no lograrían culminar sus estudios.

Una universidad en Estados Unidos con un nivel académico alto podrá aceptar entre el 5 y el 20% de sus aplicantes. Pero de estos se graduará hasta un 95% de los mismos. El sistema tradicional aceptaría al 100% de los aplicantes, para graduar ese mismo a 18 o 20%. El resultado similar requiere un proceso de filtro mucho más caro e ineficiente (5 veces más infraestructura para los periodos iniciales) y haría a estos estudiantes perder tiempo que pudiesen dedicar a otra actividad o estudio. 

Los sistemas públicos de educación superior en Estados Unidos lo logran con 3 tipos de niveles: Universidades comunitarias (Community college), universidades estatales de línea (State University), y universidades referentes de elite (generalmente “University of”).  Cada escalón es mas selectivo, y se logra dar un acceso democrático enfocando recursos científicos y de investigación en las universidades referentes.

Para ciertas carreras especiales se ha empezado a aplicar la Prueba de Conocimientos de las Ciencias Naturales y Salud. Esta define de manera más precisa quiénes podrán ingresar a estas carreras y se define la opción de entrar a los cupos por orden de mérito. Este sistema garantiza que se destinen los recursos de una manera más eficiente si va acompañado de un compromiso permanente de dar educación de calidad y oportunidades reales de culminar su carrera con toda la celeridad y calidad.

Con estos insumos se puede desarrollar la meritocracia en el sistema de educación superior. La escasez de posiciones y preselección de estudiantes, si es acompañada por un esfuerzo de dar una educación de alta calidad, automáticamente puede marcar al egresado de la institución pública como un profesional de primera línea.  Este es un complemento al sistema actual, ya que no creemos en limitar el acceso democrático a la educación superior. 

Esto haría que el sector privado tenga que competir en calidad, también creando elementos meritocráticos selectivos. Las universidades privadas también deben ir desarrollando programas especiales selectivos. Se pueden usar las diferentes pruebas de ingreso para que los estudiantes potenciales puedan manejar sus aplicaciones de forma simultánea a distintos programas e ingresar al que más les convenga.

Un sistema meritocrático completo, público y privado, dará más prestigio a la educación nacional. Creemos que se podrían crear oportunidades atractivas que quiten el premio de estudiar en el exterior en muchos casos y que faciliten la retención de estas capacidades profesionales en Honduras.

Para garantizar el cumplimiento de la función social de dar educación superior a la mayor cantidad de personas, es importante que se continúe desarrollando la educación superior accesible y masiva. Pero el desarrollo del país requiere también que se enfoquen los recursos dónde más frutos se pueden obtener. 

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