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“Fútbol canecho” llevaría al descenso al Motagua

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Tegucigalpa – Tras recorrer un largo desierto de sequías de títulos en el fútbol local, a pesar de tener una de las dos planillas más grandes del fútbol hondureño, el Motagua se apresta a iniciar el Torneo de Clausura con la esperanza de alzar vuelo definitivamente que lo lleve a la cima del título de campeón, pero a la vez con la amenaza de arrancar en la tabla general en la penúltima posición que lo puede conducir al infierno del descenso y jugar en segunda división.
 

– Un nuevo fracaso deportivo y un posible descenso a segunda harían estallar por los aires el sentido deportivo del equipo.

– Aficionados no soportarían una nueva debacle deportiva.

Tras la desastrosa participación en el Torneo de Apertura, donde la dirigencia apuntó a todo, desde traer un técnico extranjero, el bosnio Risto Vidakovic, que venía con la misión de transformar totalmente el equipo y para lo cual se le otorgaron plenos poderes, que incluyó la salida humillante del capitán Amado Guevara.

Pero la propuesta de Vidakovic rápidamente naufrago, como la de los anteriores técnicos llevados al club en los últimos tres años, y los jóvenes dirigentes no soportaron la presión, cesándolo antes que concluyera el torneo, a pesar que habían prometido un proyecto a mediano plazo.

Luego de realizar por enésima vez otra barrida de jugadores y contratar una oleada de futbolistas, los dirigentes siguen apostando a la improvisación e ignorando lo elemental de la cultura futbolística, que un equipo se construye de atrás hacia adelante, como lo dicta el manual más antiguo y el moderno del deporte universal que mueve al globo.

Para dejar atrás su mala decisión y con el temor de otro fracaso que en esta ocasión se convertiría en una catástrofe con un potencial descenso, el Motagua optó por la desesperada decisión de recurrir a un jugador emblemático de la casa que había acumulado títulos y que tiene una conexión con su afición, con la finalidad que si las cosas se ponen mal al inicio del Torneo de Clausura, tengan ya un seguro contra desastres deportivos.

El técnico escogido es Diego Vásquez, conocido popularmente como “La Barbie”, y que cuenta con una amplia aceptación en el mundo motagüense.

“Fútbol canecho”

Pero el máximo desafío de Motagua, de sus dirigentes y de su nuevo técnico es que a falta de una cultura y por ende la construcción de un equipo, el llamado “Ciclón azul” ha ido forjando a lo largo de los últimos torneos una modalidad de práctica del balompié que se puede considerar como “fútbol canecho”.

Este crustáceo es popular por movilizarse hacia los lados y luego hacia atrás y ha sido inmortalizado en un popular baile que refleja su condición natural.

Esta propuesta futbolística es una aberración tropical al mundialmente famoso “Tiki taka”, el “estilo de juego que se caracteriza por el uso de pases cortos y precisos en las transiciones, búsqueda constante del espacio y movimiento de balón, y el mantenimiento de la posesión”, como se define en la enciclopedia libre Wikipedia, y que lo inmortalizan el laureado club fútbol Barcelona y la selección de España.

Por los impulsos tropicales, usualmente los motagüenses se han identificado con el Barcelona, pero esa máxima fue llevada al extremo de intentar copiar su modelo de juego, sin conocer que la misma tiene sus bases en la formación de jugadores en la mundialmente conocida escuela de talentos La Masía.

Mientras, rivales del Motagua, especialmente equipos con bajo presupuesto como Vida, Platense, Deportes Savio y otros que optaban por el fútbol vertical, con balones cruzados y que rompen las defensivas de los contrarios.

Pero “La Barbie” Vásquez, cuya experiencia como técnico es corta, tiene poco tiempo para cambiar la estructura de juego de “fútbol canecho” anidado en las generaciones últimas que juegan para las “Águilas” del Motagua.

De acuerdo al jugador Juan Pablo “el Rulo” Varela, Vásquez les ha inculcado la idea de un estilo de juego sudamericano, con pases cortos y luego salir con velocidad por las bandas, algo que si está en la memoria colectiva del fútbol motagüense, especialmente cuando la “Barbie” Vásquez era el portero titular de los azules.

Aplicar dicha modalidad de juego en corto tiempo será una apuesta riesgosa del estratega argentino, que en todo caso es mejor a insistir en el “fútbol canecho” donde los jugadores del “Ciclón Azul” controlan el balón con pases cortos hasta un poco más de la media cancha, pero ante la falta de talento para seguir jugando a alta velocidad y abrir espacios, los futbolistas optan por regresar la pelota a su terreno, siendo el ciclo de juego por 90 minutos que ha simbolizado el fracaso motagüense.

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