La fiesta electoral suscitada hace un poco más de 24 horas en Tegucigalpa, la capital política del país, indica que la maquinaria electoral del bipartidismo sigue activa, entusiasta y dispuesta a no ceder terreno a las nuevas fuerzas políticas emergentes.
En el Partido Nacional (PN), el desgaste propio del ejercicio del poder no fue evidente. Durante todo el día, las instalaciones del Comité Central del PN estuvieron llenas de activistas de sus casi ocho corrientes políticas internas que buscan en noviembre, durante los comicios primarios e internos, sacar un candidato presidencial, con su fórmula de designados presidenciales, candidatos a diputados, alcaldes y regidores. También los nominados al Parlamento Centroamericano.
El Partido Nacional vivió una fiesta azul acompañada de vivas entre sus seguidores, los empleados públicos que nunca faltan y el deseo por retener el poder por cuatro años más, pese a la inseguridad, el desempleo y la falta de brújula para gobernar que les ha caracterizado.
Mientras, las hasta ahora solas instalaciones del Consejo Central Ejecutivo del Partido Liberal, de quien se asegura pasará a ser una tercera fuerza política, la emoción partidaria contagió a quienes hacía tiempo no visitaban esa sede institucional desde la crisis política de 2009.
Liberales tras Libre A diferencia de los nacionalistas, los liberales esta vez competirán entre tres fuerzas internas, las que han dado muestras de revivir ese instituto político, arrancar la pasión política de antaño y no dar tregua a sus tradicionales adversarios en el nacionalismo. Jóvenes entusiastas que subieron a los muros del Partido Liberal para ondear la bandera rojo blanco rojo, fueron entre otras, algunas de las señales partidarias de acuerpar a sus líderes. Pero también, los liberales están dispuestos a arrancarle adeptos al Partido Libertad y Refundación (Libre), que es una escisión de ese partido tras la salida forzada del poder del ex presidente, Manuel Zelaya. La base de Libre son liberales, quienes dominan las cinco corrientes internas de ese partido, que cuenta también en sus filas con radicales de izquierda, del movimiento popular y dirigentes magisteriales que han vuelto de sus gremios un partido político al servicio de Zelaya. El bipartidismo político, que a criterio de analistas sociales, vive una encrucijada como el país en general, enfrenta el desafío en estos comicios primarios e internos de noviembre próximo de presentar opciones a una democracia que se considera “debilitada y secuestrada”, según estudios prospectivos en materia política. |
¿Nuevos rostros o un mal reacomodo?
De ahí que en sus cuadros intenten mostrar otros rostros, no necesariamente líderes o intelectuales, en sus planillas electorales. Lo que sí nadie cuestiona y en cierta medida saluda, es la inclusión de mujeres en sus fórmulas de Designados Presidenciales, unas con más trayectoria que otras, pero al final nuevos rostros que buscan desde la óptica de las elites política refrescar la cara del bipartidismo. Casi todas las corrientes llevan dos mujeres como designadas presidenciales en sus precandidaturas.
A nivel de las planillas electorales es prematuro en tanto no se emita la declaratoria del Tribunal Electoral sobre el cumplimiento de cuotas de las mujeres de acuerdo a las reformas de la Ley Electoral, pero todo indica que es posible que se alcance un buen número, aunque ello no es sinónimo automático de salir electas.
El bipartidismo político intenta en estos comicios de noviembre próximo y los generales de 2013 demostrar que pueden elevar su capacidad de representación, conscientes que Honduras vive una especie de reconfiguración del sistema político hondureño.
Del lado de las nuevas fuerzas políticas que competirán también en comicios internos, el entusiasmo partidario no fue tan fuerte y evidente como se reflejó en el bipartidismo político.
Libre y la modalidad del “consenso” En la sede de Libre, el ex presidente Manuel Zelaya, recibió las planillas de sus cinco corrientes internas, rodeado del voto duro de sus seguidores, donde la figura central fue precisamente Zelaya y no los líderes de las corrientes internas. Zelaya junto a su esposa, la candidata presidencial de Libre, Xiomara Castro, impusieron una modalidad que no ha resultado incómoda para el bipartidismo: las nominaciones de “consenso”. Mientras Xiomara Castro fue designada como la candidata presidencial del consenso, su esposo, Manuel Zelaya, quiere ser también el “diputado del consenso”, figura que lejos de generar protestas en el bipartidismo, es vista como el gran aporte de Libre a la democracia, porque ahora, uno de los partidos tradicionales, el Liberal, lleva también “nominados de consenso”. El Tribunal Electoral ha optado por llamarse al silencio, bajo la tesis que lo que la ley no prohíbe, lo permite. Así, Libre y el bipartidismo diseña nuevos métodos de competencia electoral en democracia. Mientras en la sede de Libre, el entusiasmo en la entrega de planillas electorales era menor que el desatado por la maquinaria del bipartidismo político en los partidos Nacional y Liberal, el Frente Amplio Político Electoral en Resistencia (Faper), el otro partido que irá a primarias, festejaba modestamente la entrega de planillas en sus dos únicas corrientes. Con música contestataria para dar el toque revolucionario al Faper, su dirigencia celebró en un salón de un hotel, este acto con el cual se cumple la primera fase del cronograma electoral del Tribunal Electoral. Así, en este ejercicio de oxígeno político electoral que se apresta a vivir el país en noviembre próximo, el bipartidismo ha comenzado a calentar sus motores, aceitar su maquinaria y pulsar, según los resultados que se obtengan, hasta dónde Honduras desde la visión de las elites se abrirá o no a los cambios.
