Mencionó que entre lo indispensable está el derecho a una vida digna, con seguridad e integridad, el derecho a tener una casa digna, ropa, calzado, salud y educación de calidad.
Según Custodio, el pobre necesita la inclusión para ser visible como un ser presente en la igualdad de oportunidades, razones todas más que suficientes para ser oído y tomado en cuenta en todas las decisiones del gobierno.
Se estima que la pobreza es un flagelo que afecta a más de 16.5 millones de centroamericanos de los cuales 7 millones viven en condiciones de indigencia o pobreza extrema.
Honduras estaría ocupando el primer lugar en Centro América con un 47% de extrema pobreza.
Custodio es del criterio que la educación es un determinante decisivo en el estancamiento o en la no-reducción de la pobreza, pues, las tasas mayores de analfabetismo y menores tasas de años de estudio promedio se presentan en el área rural donde la pobreza alcanza niveles alarmantes.
La pobreza en Honduras al igual que otros países de Latinoamérica se debe a múltiples factores, particularmente estructurales y ancestrales, como la desigualdad en la distribución en ingreso, el ingreso per cápita, la productividad rural, el crecimiento con tasas menores de 5% anual.
Indico que desde el momento en que las comunidades y las personas se ven limitadas y hasta cierto punto discriminadas en sus derechos: del trabajo, de la seguridad social, de poseer viviendas dignas con servicios básicos, con indicadores altos de insalubridad y bajos indicadores de educación, se están lesionando sus derechos económicos, sociales y culturales.
“Así entendidas las cosas, referirse a los pobres y a los derechos humanos en América Latina es hablar de la ‘soga en casa del ahorcado’, porque en este continente hay tantos pobres o quizás más que en Asia y África, y en condiciones de igual o de peor exclusión”, comentó.
Algunos estudios indican que la quinta parte de la población del mundo en desarrollo está hambrienta al ir a dormir cada noche, donde la cuarta parte carece de acceso a necesidades básicas como el agua de beber no contaminada, y la tercera parte vive en estado de abyecta pobreza, al margen de la existencia humana.
A lo anterior se agrega que más de mil millones de personas viven como pobres en pobreza extrema, por la falta de vivienda, el hambre y su malnutrición, desempleo, analfabetismo y mala salud crónica.
Más de 1500 millones de personas carecen de acceso a un saneado servicio de agua potable y a instalaciones sanitarias.
Cerca de 500 millones de niños no tienen acceso a la educación primaria, y, en consecuencia así se destina que más de 1000 millones de adultos no sepan leer ni escribir.
Custodio dijo estar de acuerdo con Muhamad Yunus, Premio Nóbel de la Paz 2006, cuando plantea que “La calidad de una sociedad no debe medirse por el nivel de vida de los que mucho tienen sino por el nivel (de vida) de sus capas más pobres”.
De acuerdo al ombudsman hondureño las instituciones del Estado deben romper el silencio que raya en la complicidad, asumiendo el principio de la responsabilidad propia y de los otros, que son los que deciden sin ninguna responsabilidad al amparo de la tolerancia y de la permisividad.
De lo contrario, agregó, los pobres seguirán siendo pobres y la escogencia del discurso nuestro será hablar de la pobreza en general o de la pobreza de los pobres que no tienen otra opción que seguir siendo pobres.
“Mientras nuestros pueblos están a las puertas de la reivindicación esperando que se abran, trabajemos en una respuesta adecuada y oportuna, antes que tengan que derribarlas para responsabilizar a los irresponsables que perpetúan la injusticia”, advirtió finalmente el defensor de los derechos humanos.
